
Con la publicación de La Frontera, Don Winslow culmina la trilogía que inició con El poder del perro. En esta tercera entrega, el escritor neoyorquino abandona el tema del narcotráfico para internarse en las mafias de la migración ilegal
Hablar de Don Winslow es hablar de narcotráfico, aunque sea en las decenas de obras literarias de ficción que ha pergeñado.
Muchas de ellas han llegado a la categoría de superventas, y en todas ellas se escenifica la lucha de las agencias federales de Estados Unidos – principalmente la DEA – contra los cárteles mexicanos y colombianos que introducen droga en Estados Unidos.
Una lucha denodada que da pocos resultados, ya que el territorio norteamericano está «inundado» de todo tipo de estupefacientes y sustancias estimulantes.
Down Winslow se ha especializado en los carteles de la droga del otro lado del río Bravo con la lectura atenta de biografías de reconocidos narcotraficantes y agentes de la DEA, como la del malogrado Kiki Camarena.
Con ese bagaje, y en una trilogía, ha reconstruido, auxiliándose de la ficción, cuatro décadas de historia de los carteles de Sinaloa y Guadalajara.
Una historia que se va complicando

El autor neoyorquino en ningún momento tuvo en mente que la publicación de su primer libro que tomaba el narcotráfico como argumento – El poder del perro – llegaría, con el tiempo, a convertirse en una trilogía.
Winslow ha vendido millones de ejemplares de sus novelas, y hace no tanto nos presentaba La Frontera, una radiografía sobre la América de Donald Trump y el drama de la inmigración ilegal – y su negocio – de latinoamericanos desesperados.
Un trabajo hercúleo

Para el primer libro de la serie, el ya citado El poder del perro, se documentó exhaustivamente durante seis años, y en la saga, que ahora culmina con el volumen La Frontera, ha consagrado dos décadas de su vida.
Han sido años con poco tiempo para el descanso, en los que Winslow se ha recorrido México de norte a sur y de este a este, buscando fuentes para su trabajo.
La trilogía, además de un proceso clásico de documentación, también ha avanzado a través de entrevistas personales a sicarios, narcotraficantes, agentes encubiertos y agencias de inteligencia.
El resultado, y así lo cuenta en los libros de la trilogía, es la reconstrucción, novelada eso sí, de la vida del narcotraficante más poderoso de México, conocido como el «jefe de jefes», que no es otro que Miguel Ángel Félix Gallardo.
El hilo conductor

Es a partir del narcotraficante que fue Miguel Ángel Félix Gallardo que Winslow crea el personaje Miguel Ángel Barrera, un alter ego de Gallardo que comparte muchos rasgos biográficos con el que fuera agente la policía judicial federal.
Como él, antes de convertirse, a mediados de los años ochenta del pasado siglo, en un «zar» de la droga y el principal suministrador de marihuana para los «fumetas» norteamericanos, fue un probo funcionario público.
Barrera forma pronto un cartel con los más importantes narcotraficantes del país que gobernase Enrique Peña Nieto, y traba relación con los grandes «capos» colombianos, como Pablo Escobar.
La historia, en el caso de Miguel Ángel Félix Gallardo ya es conocida: el cartel de Sinaloa, que él dominaba, ofrece a los colombianos hacerse cargo del transporte de su cocaína «al otro lado», esto es, a Estados Unidos.
A pesar de todo ficción

Don Winslow, a pesar de que pueda tomar algunos personajes o acciones de la realidad, siempre ha defendido que es ante todo un autor de ficción, teniendo sus argumentos vida propia fuera de los hechos acaecidos.
Pero en lo que sí debemos de fiarnos como proveniente directamente de la realidad, es el contexto, desde el social al socioeconómico, pasando por el político.
Don Winslow ha sabido, de modo magistral nos atreveríamos a decir, mostrar la podredumbre que ha rodeado al narcotráfico y a la guerra contra las drogas en Norteamérica en las últimas cuatro décadas del siglo XXI.
Revolver las conciencias

Winslow con sus obras de ficción no solo ha logrado mostrar la sociedad, la política y la economía que se esconde tras los visillos del narcotráfico, pergeñar obras de ficción que han hecho pasar ratos divertidos a sus lectores.
Don Winslow, con su trilogía que ahora acaba con la publicación de La Frontera, también pretende revolver las conciencias y facilitar el debate sobre unos temas transcendentes para la sociedad norteamericana y mexicana.
Son muchos los debates que se pueden plantear tras la lectura de esta trilogía: ¿sería conveniente legalizar las drogas para acabar con los carteles? ¿sería necesario establecer cauces legales para estructurar la inmigración a EE. UU? o ¿Hacia dónde nos lleva el populismo que, entre otros, encarna Donald Trump?
Retazos de realidad

A pesar de que Don Winslow hace ficción, no es difícil reconocer en sus personajes a los alter ego de muchas personas que fueron capitales en la historia del narcotráfico norteamericano mexicano de los últimos cuarenta años.
Son fácilmente reconocibles en los volúmenes de la trilogía a los trasuntos de Joaquín “El chapo” Guzmán, caracterizado como Adán Barrera en El cartel, o Ernie Hidalgo, alter ego del malogrado agente de la DEA `Kiki` Camarena.
Inclusive este historiador que lleva veinte años escribiendo ficción, se ha tomado la licencia poética de retratar a Donald Trump en la figura del presidente norteamericano John Dennison.
Art Keller, ¿quién es?

Inclusive Don Winslow se ha permitido, no se sabe si por vanidad o porque el personaje colabora en el desarrollo fluido de la trama, crear a Art Keller, que no es sino uno de sus alter ego literarios.
Keller es un agente de la DEA que un buen día «aterriza» en Sinaloa. Keller es además un exmilitar que combatió en la guerra de Vietnam y que tiene ideas propias de cómo combatir a los carteles mexicanos de la droga.
Winslow utiliza a Keller para hacer reflexiones y lanzar ideas que son propias y que se pueden «rastrear» en sus intervenciones en conferencias y mesas redondas, como también en entrevistas que ha dado a diversos medios de prensa.
Tráfico de personas

Muy pocos esperaban que en la novela que cierra la trilogía, La Frontera, no nos hayamos encontrado con un libro más sobre los carteles de la droga mexicanos, y que Winslow se ha internado en la porosa frontera con México.
La Frontera, entre otras cosas, es una historia de «espaldas mojadas» y «coyotes»; de emigrantes centroamericanos y latinoamericanos que se ven obligados a abandonar sus países de origen por la violencia y el hambre.
Bien es cierto que La Frontera comienza como las dos anteriores, esto es, un escenario, tras la desarticulación del cartel de Sinaloa, en el que el narcotráfico sigue campando por sus respetos.
Pero realmente, si se lee el texto «entre líneas», ante lo que estamos también es hacia una crítica despiadada de la Norteamérica de Donald Trump.
John Dennison, cuadragésimo quinto presidente de EE. UU.

Por ser una obra de ficción, Don Winslow se ha buscado, para poder despacharse a gusto con Donald Trump y la América que está creando, un alter ego, un presidente de Estados Unidos que se llama John Dennison.
Su administración, sustentada en las cámaras de representación por el partido republicano, que también pretende hacer grande otra vez a Estados Unidos, tiene inclusive su propia trama rusa.
Como ecosistema humano de La Frontera nos encontramos con los dreamers, esto es, latinoamericanos que llegaron siendo niños a Estados Unidos y que ahora, con la administración Trump, ven que pueden ser detenidos y extraditados a sus países de origen.
Unos «soñadores» que a base decretos ejecutivos y redados masivas del ICE, están viviendo ahora auténticas pesadillas, al ser deportados a países, de los que llegaron de niños y que ahora adultos de mediana edad, no reconocen como propios.
Fuente – el diario / Don Winslow en Wikipedia
Imagen – Coast Guard Compass / Claudio Toledo / Derek Gavey / Don Winslow Twitter / Martin Alonso / Olivier Brisson / Expert Infrantry / Tomás Castelazo / SHAW AIR FORCE BASE