«Nueva normalidad» en la Biblioteca Nacional

Por indicaciones del Ministerio de Sanidad, los libros que los investigadores toman prestados para consulta en la Biblioteca Nacional de España tendrán que pasar una cuarentena de dos semanas tras su uso, lo que reduce exponencialmente el fondo bibliográfico de la institución

La pandemia del covid-19 nos ha traído aparejada una nueva realidad, y está se está trasladando a todos los ámbitos, incluido las suntuosas salas de la Biblioteca Nacional, en la cual se han establecido nuevos protocolos.

Entre ellos se encuentra que los libros de préstamo para consulta que se devuelvan tendrán que estar en cuarentena dos semanas antes de volver a integrarse en el fondo bibliográfico de la sede sita en el Paseo de Recoletos.

Un método probado

A pesar de que hay métodos más modernos para la desinfección de libros, como pueda ser su tratamiento con ozono, luz ultravioleta y otros más socorridos como pueda ser el alcohol, en la BNE han decidió utilizar el tiempo.

Cada libro sujeto a préstamo para consulta que sea devuelto, sufrirá una cuarentena de 14 días, suficiente para que si en su superficie hay carga viral de covid-19, esta desaparezca.

De este modo, volúmenes preciosos que forman parte del fondo editorial de la institución fueron capaces de superar varias de las epidemias de peste que cíclicamente se sufría la piel de toro.

Así se han podido resguardar en los anales de la institución originales del Cantar del Mío Cid, El Quijote, varios códices de Leonardo da Vinci y el Beato de Liébana, entre otros volúmenes preciosos alojados en institución cultural que se fundase en 1711.

De cualquier manera, por los «materiales» de los incunables, es más fácil que una edición moderna se «contamine» con covid-19 que un incunable, y eso por los materiales – plásticos y papel de factura industrial – son más permeables al covid-19.

Ante todo, seguridad

A pesar de que los encargados de la restauración del BNE carecen de datos concluyentes sobre la supervivencia del coronavirus en superficies, se ha optado por la solución técnica de dejar en «barbecho» los ejemplares durante dos semanas.

Sin embargo, los técnicos piensan que dos semanas es un plazo muy largo y que en caso de que algún volumen tenga carga vírica, la misma se inactivaría mucho antes.

Aun con todo se mantienen las dos semanas de cuarentena para dar mayor seguridad a los investigadores que acceden a la BNE y son los que tienen un contacto más estrecho con los muchas veces antiquísimos volúmenes.

De hecho, ha sido el propio Ministerio de Sanidad el que ha dictado una «cuarentena» de dos semanas para todos aquellos libros que sean utilizados por los investigadores que trabajan en las salas del palacio sito en el Paseo de Recoletos.

En otros países de nuestro entorno han simplificado mucho más, de manera que con solo dos días de «cuarentena» los libros ya están listos para un nuevo préstamo o un nuevo uso por parte de los investigadores.

De cualquiera de las maneras, nos encontramos ante una situación de máxima indefinición, ya que a ciencia cierta nadie sabe nada sobre cuanto dura la carga vírica, en caso de haberla, ni cuanto se mantiene activa sobre los diferentes materiales.

Préstamo, esa gran incógnita

Es una de las potenciales fuentes de contagio, ya que cuando se produce el préstamo de un volumen, y el mismo abandona las dependencias de Paseo de Recoletos, ya que durante semanas el libro no se puede rastrear.

Es por ello – la imposibilidad de determinar durante dos semanas dónde ha estado el volumen – lo que ha hecho obligatorio la imposición de una «cuarentena» de dos semanas, a todas luces más que suficiente para que desaparezca cualquier traza de virus covid-19.

El principal problema de plazos tan largos es que dejar «fuera de la circulación» durante 14 días lo que único que va a colaborar es en embotellar el servicio de préstamos para consulta de la institución, que suele tener una demanda altísima.

Bibliotecas madrileñas: un volumen de devoluciones inmanejables

Es el que se producirá cuando reabra el grueso de las bibliotecas públicas madrileñas y los ciudadanos que viven en la capital de España acudan a devolver los libros que no han podido retornar debido al «cerrojazo».

Se espera un aluvión de 160.000 ejemplares que los madrileños se llevaron a sus casas antes de que se declarara el confinamiento y que en cuanto esos equipamientos públicos abran al público procederán a devolver.

Con las medidas que ha impuesto sanidad, y que operan en cualquier biblioteca, también en la BNE, les esperan dos semanas de «cuarentena», por lo que el volumen de títulos que serán susceptibles de préstamo disminuirá dramáticamente.

Para solventar el problema, desde la Comunidad de Madrid se han generado alternativas, entre las que se encuentra el habilitar partidas extraordinarias de gasto para poder comprar nuevos títulos a los que estarán en «barbecho» hasta bien entrado junio.

Dicha partida podría estar dotada con 1,5 millones de euros, y tendría como fin el surtir a las bibliotecas públicas madrileñas de novedades de cara al verano.

Importante aumento de préstamo de libro electrónico

Producto de la generalización de los equipos informáticos y todo tipo de dispositivos – los preferidos para leer son las tabletas y las e-readers – también las bibliotecas públicas madrileñas han implementado servicios de préstamo de libros electrónicos.

Los datos «cantan»: en las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid ha aumentado el préstamo de libros electrónicos un 150% y si lo circunscribimos a las bibliotecas de la ciudad de Madrid, el aumento es del 300%.

En lo que respecta a formato digital, los libros más prestados en la Comunidad de Madrid, en formato digital han sido, por este orden: Y Julia retó a los dioses de Santiago Posteguillo, La chica de la nieve de Javier Castillo y La madre de Frankenstein de Almudena Grandes.

Y si hablamos de la Biblioteca Nacional

Lo primero que hay que saber de la centenaria institución es que la Biblioteca Nacional de España no presta, ya que sus libros solo están disponibles para consulta, generalmente para investigadores y doctorandos.

En el 2019 se consultaron 200.000 volúmenes en las salas de consulta del Paseo de Recoletos, y cada día más de 100 investigadores hicieron uso de sus libros, algo que va a cambiar con la «nueva normalidad».

El salón principal, que se utiliza para consultas, solo podrá admitir un tercio de su capacidad, cifrada en 500 sillas, y para solicitar los ejemplares la petición se hará de manera online.

Además, habrá cambios de calado en el mobiliario: las mesas de consulta estarán dotadas de mampara, los investigadores tendrán que ir pertrechados con mascarillas y antes de entrar en las instalaciones a los usuarios se les tomará la temperatura.

Fuente – EL PAÍS

Imagen – dirkjan van ittersum / Marco Verch / Yuri Samoilov / Alex Watkins / manuel mv / Hobbies on a Budget / Rubén Vique

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