Carlos Ruiz Zafón nos presenta el libro, el cuarto, que cierra el ciclo que inició con “La sombra del viento” y que completa el particular universo que ha ido creando durante estos casi 15 años. En “El laberinto de los espíritus” nos volveremos a encontrar con personajes ya entrañables como Daniel Sempere o Fermín Romero de Torres y con otros nuevos como Alicia Gris
En la última parte de la tetralogía que Carlos Ruiz Zafón cierra con la publicación de El laberinto de los espíritus, se concentran una buena parte de las obsesiones que este escritor catalán aunque afincando en la californiana Los Ángeles, exorciza con su literatura.
Todo parece indicar, que como las tres partes anteriores, El laberinto de los espíritus, se va a convertir en un éxito de ventas, especialmente en estas navidades. En el prólogo de la obra podemos leer que “Una historia no tienen ni principio ni fin, solo puertas de entrada”
Aquellos ya habituados, por haber leído alguno o todos los libros de la saga publicados, al imaginario de este escritor que trabajo como publicista, reconocen en la frase el estilo de Julian Carax, uno de los protagonistas de la tetralogía, que se inició con la publicación en el 2001 de La sombra del viento, a la que le seguiría El juego del ángel y El prisionero del cielo.
La carrera literaria de Carlos Ruiz Zafón ha sido meteórica y es considerado el escritor en lengua española más leído solo por detrás de Cervantes. Se trata de un escritor que con un estilo ciertamente alambicado goza del favor de lectores de toda condición, cuya figura se acrecienta por el amor profundo que demuestra por el idioma.
La nueva entrega de la saga, El laberinto de los espíritus, se inicia en el punto dónde acabó la trama de El prisionero de cielo que se publicó hace 5 años ya. En el nuevo volumen de la serie nos encontraremos con los mismos personajes que han habitado los tres libros anteriores: Daniel Sempere, Fermín Romero de Torres y Beatriz Aguilar, por citar solo a una parte del elenco.
También nos encontramos con un nuevo personaje, Alicia Gris, que se une a una nueva trama que es la más extensa y compleja de las que ya se han desarrollado en la tetralogía de El Cementerio de los Libros Olvidados. Se trata de una serie, que a decir del propio escritor, se pueden leer en cualquier orden, y no solo en el cronológico.
De cualquier manera no parece lógico el leer solo El laberinto de los espíritus, ya que el conjunto de los cuatro libros comparte unas tramas y unas líneas argumentales que no se entienden con la lectura de un solo volumen, y mucho menos si este es el último.
El laberinto de los espíritus es un sólido volumen de 925 páginas en dónde se amontonan, de una manera aparentemente desordenada personajes, argumentos e historias que provienen de otros volúmenes de la saga, por lo que encontraremos desde dragones – una de las aficiones del escritor catalán – hasta autómatas, dotados de ribetes que los enmarcan en una estética Steampunk.
En el caso concreto de este libro que cierra el ciclo, la geografía nos remonta a otros libros del escritor, entre ellos Marina o Luces de septiembre, desarrollados en una pequeña villa costera, que en el caso de El laberinto de los espíritus tendrá una función redentora para varios de los protagonistas de la saga.
Si por algo se han caracterizado la literatura de Carlos Ruiz Zafón es por escribir libros dentro de los libros, tal es así, que en esta última parte de la saga la acción la desencadena un misterioso libro, que lleva por título Ariadna y el Príncipe Escarlata en dónde se narra la historia de una joven perdida en la ciudad, Barcelona, que se ha convertido en una pesadilla por la acción de un misterioso príncipe.
Para los conocedores de la obra de Carlos Ruiz Zafón el argumento recuerda a El príncipe de la niebla, uno de sus grandes éxitos de su obra orientada al público infantil y juvenil, uno de los primeros libros que publicó en el año 1993.
El laberinto de los espíritus se puede entender también como la máxima recreación del universo simbólico del escritor, y ante la acusación que parte de la crítica le hace de repetirse en sus libros, él se defiende argumentando que todos los novelistas tienden a repetirse.
Bien es cierto que en los cuatro libros de la saga se repite, personificado en diversos caracteres, un escritor maldito: mientras que en La sombra del viento se llamaba Julián Carax, en El juego del Ángel su nombre es David Martín y en este último libro que concluye la tetralogía se transforma en Victor Mataix.
Al mismo tiempo en los cuatro volúmenes a ese escritor maldito se le contrapone un antagonista, por lo general turbio y perturbado, como Lain Coubert y Andreas Corelli, por no hablar de miembros del aparato represivo del Régimen franquista, como fue Javier Fumero y en este nuevo título es Hendaya.
La tetralogía de El cementerio de los Libros Olvidados vive en la Barcelona de los años 50 del pasado siglo en dónde se representan iconos de la ciudad como el barrio de El Raval, el Castillo de Montjuic, la playa de La Barceloneta, que son tratados con un acusado manierismo.
Ruíz Zafón también ha usado el recurso de convertir en personajes de estas cuatro novelas a personajes históricos, entre los que se encuentran Francesc Catalá – Roca, uno de los iconos de la fotografía española de mediados del siglo pasado en España y Sergio Vila – Sanjuán, periodista de La Vanguardia y autor de Código Best Seller, libro en el cual pretendió desgranar los elementos para la construcción de un best seller.
Más información – Carlos Ruiz Zafón cerrará con “El laberinto de los espíritus” la tetralogía de “El cementerio de los libros olvidados”
Fuente – El Diario
Imagen – Joan Sorolla