
Durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, muchos niños y jóvenes españoles se evadían de la posguerra con lo que se denominaron novelas «de a duro» creando un tipo de literatura que ha entrado ya en los manuales académicos
España comienza a recobrar las grandes tiradas en lo que a literatura se refiere, en unos momentos es que lo raro sea que haya tiradas de más de 3.000 ejemplares.
En nuestro país, la «edad de oro» de la edición se produjo en la década de los años 50 y 60 cuando triunfaban las novelas «de a duro», a base de publicación de novelas populares de autores españoles.
Entre los protagonistas universales de esas novelas «de a duro» nos encontramos con El Coyote, y entre las editoriales estaban Bruguera, Molino o Juventud.
Pulp español

Como supongo que ya sabréis lectores, el Pulp es un género que destacó por unas encuadernaciones baratas donde encontramos literatura sin grandes pretensiones.
Este género también se dio en España, con escritores que creaban historias sin grandes pretensiones y a quienes pagaban muy poco y por número de palabras escritas.
Con el tiempo, y volviendo a la actualidad, el Pulp español se ha convertido en una literatura de culto que cuenta con miles de seguidores, que van a las librerías de viejo para encontrar ejemplares antiguos.
Los temas del Pulp español no son tantos: del oeste, policiacas, romántico, ciencia ficción, terror y piratas.
En los manuales académicos

El Pulp patrio ha pasado a ser denostado académicamente, a convertirse en una parte más de la literatura que se estudia en los institutos de secundaria e incluso en la universidad.
Inclusive han aparecido muchos estudiosos de este género literario, y también asociaciones y editoriales que pretenden reivindicar la literatura que se hacía hace tantos años.
Una de estas asociaciones es Achab y también existen historiadores de la literatura que inclusive han escrito libros sobre el tema.
Es el caso del sevillano Ramón Charlo Ortiz – Repiso, que con sus investigaciones ha logrado escribir Autores y pseudónimos de la novela popular del 2005 y La novela popular en España, publicado en el 2013.
Achab

Radicada en Sevilla, la Asociación Cultural Hispanoamericana de Amigos del Bolsilibro, esa asociación surgió en las redes sociales, y en poco tiempo reunió a muchos aficionados a la novela popular española.
Como parte de su actividad, y con las cuotas que pagan regularmente, realizan reediciones de las novelas populares, publicadas en España, que más «huella» han dejado de este tipo de literatura.
Normalmente, para reeditar alguna de las novelas de la «edad de oro» de la novela popular española se ponen en contacto con el autor o autores para pagar los derechos de autor que permitan la reedición de la obra.
Reeditar los clásicos

Desde el año 2016, que fue cuando empezaron a reeditar novela popular, han vuelto a publicar obras de Curtis Garland – pseudónimo de Juan Gallardo Muñoz -, Joseph Berna, alter ego de José Luis Bernabéu López.
Otro de los autores destacados de esa época fue Ángel Torres Quesada, que compatibilizaba la escritura con trabajar en una pastelería de Cádiz, y que publicó con los pseudónimos de Alex Towers y A. Thorkent.
Achab, por lo general no realiza reediciones de una única obra, sino que compila varias, normalmente del mismo autor en un volumen, lo que implica recibir licencia el autor o de sus descendientes.
Se trata de ediciones muy cuidadas, en las cuales también se contratan a ilustradores para que plasmen en sus dibujos el particular «universo» que pretendía representar el autor.
Matraca y Renacimiento, especializadas en literatura Pulp española

La primera de ellas es otra de las iniciativas que colabora en la reedición de clásicos del Pulp patrio, estando ubicada la editorial también a las orillas del Guadalquivir.
Matraca, por lo general, no obtiene ningún beneficio a la hora de publicar Pulp, ya que el negocio lo hace con otro tipo de publicaciones.
Tal como refiere uno de sus responsables, se trata de una actividad casi de filantropía cultural, intentando convertirse en algo así como lo que represento la librería / editorial City Lights para la generación Beat.
Otra de las editoriales que se ha apuntado a esta moda es Renacimiento, que desde hace unos años ha participado en la reedición de mucha literatura Pulp que publicaba el extinto sello editorial Molino.
De hecho, y con mecenazgo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaba de publicar Una historia de la novela popular española (1850 – 2000), cuyo autor es Fernando Eguidazu.
Evasión de la realidad

La novela popular era una de las pocas fuentes de evasión de la realidad que tenía la mayor parte de la población española.
Aunque con la década de los setenta del siglo pasado llegó a España el desarrollismo, durante los años 50 y 60 del pasado siglo, España era un país donde la pobreza hacía estragos y la realidad era muy dura.
El fútbol también era uno de los mecanismos más habituales de evasión, pero la televisión para ver los partidos no estaba ni mucho menos generalizada, y era muy poca la gente que podía tener un televisor.
Niños y adolescentes, con el duro que les daban en casa como semanada, lo que más hacían era comprar novelas en los quioscos, unas novelas que después de leídas las podían cambiar con otros niños.
Poca calidad

Los especialistas estiman que 99% de las obras eran de una ínfima calidad, sobre todo porque eran novelas muy estereotipadas: no superan las 90 página de extensión y eran escritas a velocidad de vértigo porque a los escritores los pagaban por página escrita.
Sin embargo, la fama, mala fama, que los escritores de novelas «de a duro» eran muy precarios: bien es cierto que no tenían seguridad laboral, pero cobraban 5.000 pesetas por novela.
Y es en una época en la cual en España un ingeniero ingresaba 8.000 pesetas al mes, y hay que tener en cuenta que un mes un escritor podía escribir de dos a tres novelas.
Nadie firmaba con su propio nombre

El firmar con pseudónimo era muchas veces bueno para los escritores, ya que podía trabajar para varias editoriales y abordar diversos géneros, para evitar ser encasillados.
El pseudónimo también les permitía ser más verosímiles: muy poca gente iba a comprar una novela del oeste americano si el autor se apellida Martínez.
Nombres míticos de escritores de novelas «de a duro» son José Mallorquí, Arnaldo Visconti, Guillermo López Hipkiss, Miguel Oliveros o Juan Gallardo.
Algunos de ellos como Francisco López Ledesma, que era redactor jefe de LA VANGUARDIA y que escribía novelas del oeste con el pseudónimo de Silver Kane en el año 1984 ganó el Premio Planeta.
Fuente – ABC / Literatura Pulp en Wikipedia
Imagen – Mike Krzesak / Blondinrikard Fröberg / José Antonio Navas / No al silencio / Rubén Vique / Elsa Olofsson / Alan Levine / Sam Greenhalgh