¡Viva México, cabrones!

Una Revolución Mexicana poco conocida es la que vamos a poder encontrar en la lectura de Arise! Global Radicalism in the Era of the Mexican Revolution, donde la autora, Christina Heatherton sitúa como parte de las revoluciones que comenzaron en Europa en el año 1848. Pronto podremos disfrutar de la traducción en español publicada por la editorial La Cigarra

La revolución que encabezó Pacho Villa intentando liberar a México del yugo imperialista está escrita en letras de oro en la historia de México, pero entre frases grandilocuentes y la historia de mayúsculas de la primera Revolución mexicana existen otras frases escritas en minúscula, pero no por ello menos importantes.

Ahora la historiadora estadounidense Christina Heatherton nos hace viajar a la intrahistoria de la primera revolución del siglo XX, mostrándonos un pintoresco universo formado por un buen número de teselas que contribuyeron a la construcción de ese gran mosaico capitalizado, entre otros, por Pancho Villa y Benito Juárez.

Un crisol de razas

Algo poco conocido, y que nos muestra la historiadora norteamericana en Arise! Global Radicalism in the Era of the Mexican Revolution, es que en el ejército de Pancho Villa hubo inclusive soldados de origen asiático.

Fue el caso de bastantes originarios de la isla japonesa de Okinawa, producto de una emigración de muchos nativos de esa isla que escapaban como podían del imperialismo japonés.

Con el objetivo de llegar a los Estados Unidos de América, el racismo del país que llegaría a gobernar Donald Trump, impedía que los asiáticos arribaran a los puertos norteamericanos, por lo que muchos se quedaban en México, donde intentaban rehacer su vida.

A pesar de ellos fueron muchos los que lograron pasar de México a Estados Unidos, infiltrándose desde Baja California hasta lo que actualmente es California, y que en aquella época pertenecía a México.

Muchos de ellos se vieron arrastrados por los convulsos tiempos en los cuales se gestó la revolución mexicana, y participaron como soldados en el ejército de la revolución que comandaba Pancho Villa.

Los ancestros llaman a la puerta

El primer impulso de Christina Heatherton para escribir el libro vino de investigar en su genealogía, ya que un antepasado suyo participó en la revolución mexicana.

En su investigación se encontró con el hecho de que no solo fueron asiáticos, a los que poco se les había perdido en México, los que participaron en los hechos de armas.

En concreto en las filas de la revolución inclusive participaron nacionalistas hindúes, como es el caso de M. N. Roy, que, llegado en el año 1917 a México, años después sería uno de los fundadores del Partido Comunista Mexicano.

Esas y otras historias podremos descubrirlas los lectores en lengua hispana, ya que, aunque en estos momentos solo existe la versión en lengua inglesa, publicada por la editorial de la UCLA, en breve tendremos en nuestras manos la versión en castellano, publicada por la editorial La Cigarra.

Un libro con más calado de lo que parece

Aunque el volumen realiza un recorrido por lo menos conocido de la Revolución Mexicana, también nos encontramos con un texto denso en el cual la autora nos va a explicar con profundidad el contexto global en el que se desarrolló esa insurgencia.

Heatherton sitúa la Revolución Mexicana en un contexto global e internacional, explicando la misma como una reacción al modelo imperialista norteamericano que se encontraba en aquellos momentos en plena expansión.

De hecho, fueron las tropas norteamericanas las que desgajaron de México una buena parte de lo que hoy es Estados Unidos; de hecho, sumaron al territorio de la Unión más territorio del que hoy compone la actual República Mexicana.

En este sentido la autora norteamericana huye de una visión historiográfica que ha calificado durante mucho tiempo a la insurgencia mexicana capitaneada por Benito Juárez y Pancho Villa como algo local y circunscrito únicamente a México.

Tras la estela del Manifiesto Comunista

Esta profesora del Barnard College encuentra el origen de la Revolución mexicana unos años más atrás de la explosión de esa guerra de liberación del pueblo mexicano.

Corría el año 1848 cuando se publicó en Europa el Manifiesto Comunista, que sirvió como detonante de un buen número de revoluciones, bien es cierto que frustradas, que se desarrollaron en Europa.

Fue en esos mismos años cuando en Estados Unidos se produce el primer episodio del imperialismo norteamericano, con la toma de control de territorios fuera de la Unión mediante la inversión de capitales.

Es en esos años cuando se pone fin a la guerra que habían protagonizado México y Estados Unidos, con la firma del tratado de Guadalupe Hidalgo, que permite a los Estados Unidos hacerse con el control de más de la mitad de México.

El imperialismo norteamericano coge como modus operandi, el control territorial de tierras que en principio no pertenecen a Estados Unidos, algunas de ellas mediante la compra y otras mediante lo que posteriormente se conocería como la diplomacia de las cañoneras.

Algo que la Historia mexicana oficial no contempla

Los estudiantes mexicanos aprenden, en cambio, que la Revolución mexicana se produce debido a las tres décadas de gobierno autocrático de Porfirio Díaz, que, aunque es cierto que permitió una cierta mejora del país, se logró gracias a la extensión de una desigualdad extrema.

Lo que no se dice, o al menos no se enseña, es que, durante buena parte de la Historia de México, el país estuvo amenazado constantemente por la posibilidad de invasión del ejército norteamericano.

Al mismo tiempo, la Revolución también influyó en otros movimientos insurreccionales, tanto en América Latina como en otros continentes como el europeo, teniendo una impronta destacada en nuestro continente.

La Revolución mexicana extendió un importante componente de solidaridad entre los pueblos y entre las capas de la sociedad más explotadas y con peor situación económica que eran las principales víctimas del imperialismo del país limítrofe.

La importante figura de M. N. Roy

M. N. Roy fue un nacionalista hindú que recaló en México buscando armas para la revolución que quería desarrollar en la India, y se encontró con la Revolución mexicana, donde participo en el bando revolucionario.

Fue el fundador del Partido Comunista Mexicano, que se convirtió en el primer partido bolchevique que se fundó fuera de Rusia, partiendo para el país que le vio nacer en el año 1920.

Su participación en la Revolución mexicana hizo que desarrollara una importante visión internacionalista, llegando a considerar que la Revolución mexicana no era sino una etapa más de la revolución mundial del proletariado contra la Reacción mundial.

Las ideas políticas que desarrolló se basaban en el hecho de que tanto los campesinos como los obreros eran víctimas del capitalismo monopolistas que había colonizado, desde Estados Unidos al resto de los países desarrollados.

Fuente – EL PAÍS

Imagen – Adam Jones / Thank You / Jenny Huey / Seattle Parks and Recreation / Gabriela Avram / Donnie Nunley / simple imsomnia

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