
Es lo que se puede encontrar en The Second Shelf, un proyecto de la periodista y escritora Allison Devers, que es, además de una librería, un catálogo y una revista, que tienen como denominador común aupar la literatura hecha por mujeres y las «rarezas» de las principales autoras anglosajonas
A estas alturas de la película, emprender montando una librería es una actividad de riesgo, en una época en la cual existen miles de canales de venta para los libros, y no solo debido al omnipresente Marketplace de Amazon.
En caso de que alguien intente persistir en una actitud casi suicida, lo que se recomienda es optar por librerías temáticas que exploten un nicho de mercado, y también lograr formar una comunidad cultural alrededor de la librería.
Esta, no solo debe vender libros, sino que tiene que dedicarse a ser un polo de irradiación cultural donde se organicen lecturas, presentaciones de libros, talleres de todo tipo, y un largo etcétera.
Dar una segunda oportunidad a la literatura de mujeres

Es la idea que ha tenido Allison Devers, con su librería The Second Self, en donde solo comercializa primeras ediciones de escritoras célebres, lo cual también lo combina con comercializar libros de autoras prácticamente desconocidas.
El nombre de su librería es ciertamente significativo, dado que su traducción al castellano es «la balda de atrás», con lo cual implícitamente hace una denuncia de que la literatura casi siempre ha sido una cosa de hombres.
Y no porque las mujeres no hayan sido escritoras, sino porque en la literatura por siglos ha habido un machismo implícito que ha provocado que la producción de las mujeres haya quedado orillada, cuando no sin publicar.
Librería para sibaritas

The Second Shelf nació como un catálogo de primeras ediciones de escritora anglosajonas, sobre todo de «rarezas», aunque tampoco se cerraba en balda a ediciones de las obras celebérrimas de esas escritoras.
El proyecto fue creciendo y ha terminado, manteniendo siempre el catálogo, siendo una de las muchas librerías que se pueden encontrar en Londres.
En los anaqueles de The Second Shelf podemos encontrar editio prínceps de las grandes escritoras anglosajonas de todos lo tiempos: Virginia Woolf, las hermanas Brönte, Jane Austen o Toni Morrison.
Inclusive hay obras de Christine de Pizan, la primera escritora que se dedicó de manera profesional a la escritura, esto es, que pretendía vivir solo de lo que escribía, algo que siempre, incluido en el siglo XXI, es sumamente difícil.
Reivindicando a escritoras desconocidas

Es el objetivo prioritario que siempre ha tenido el proyecto, el de reivindicar a escritoras que han sido relegadas, y no por falta de calidad de sus textos, a la balda de atrás, por el machismo subliminal, que aún hoy, se vive en la literatura.
Tanto es así, es machismo que hay que leer entre líneas, que el precio de venta al público de los libros de las escritoras está hasta un 45% por debajo que el de sus pares hombres.
Esos datos, provienen de un estudio realizado por la Universidad de Nueva York en el año 2018, que tomó como muestra más de dos millones de publicaciones entre los años 2002 y 2012 en Estados Unidos.
Y aunque no hay estudios, es plausible pensar que lo mismo sucede en el resto de los países desarrollados, por lo cual mejor no hablar de los países en desarrollo o en los directamente subdesarrollados.
Idioma, raza y origen socioeconómico

El estudio, que certificó fehacientemente que si eres mujer tienes muchas más dificultades para ser publicada, también estableció otros ordenes de prelatura.
El mercado prioriza a aquellas mujeres que escriben en inglés sobre otros idiomas, contando con que, en Estados Unidos, origen de la muestra, la comunidad latina también lee, habitualmente en español.
Del mismo modo, el origen socioeconómico y el nivel de estudios también son determinantes para que una escritora tenga más posibilidades de ser publicada.
Hasta en las portadas

Devers comenzó, con lo que ahora es un sólido proyecto bibliográfico, como una afición lo que le ha permitido aprender mucho de los hándicaps que tiene una mujer cuando quiere publicar sus textos.
Inclusive las propias editoriales tienen un sesgo de género que hace que la portada del libro tenga unas características muy marcada en caso de que el autor sea una mujer, lo que invita a que el comprador también lo sea.
Otro de los sesgos es que, aunque editorial y autora peleen a brazo partido para que eso no suceda, a la literatura escrita por mujeres pronto se le atribuye el sambenito de ser «literatura de género».
De hecho, son muchas las editoriales, que, para asegurarse ventas más jugosas, y siendo el autor mujer, «camuflan» este hecho, utilizando portadas «masculinas» como estrategia para mejorar su cuenta de resultados.
Un proyecto poliédrico

Pero es que The Second Shelf es un experimento que no deja crecer y adquirir distintas facetas, la última una revista.
La publicación, hecha exclusivamente por mujeres, permite leer todo tipo de literatura – ensayo, relato, cuentos, entre otros – manufacturado por féminas, incidiendo en la utilización de lenguaje para acabar con concepciones machistas.
Ahora, dentro de paraguas que proporciona The Second Shelf, Allison Devers publica su primera novela bajo el título de Train, en donde nos encontramos el relato de un viaje en tren, durante un mes, a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
Publicar a Allison Devers también le ha costado lo suyo a ella misma por el hecho de ser mujer, sobre todo, valora, que tenerlo todo en contra hace que se resienta, en las escritoras, su autoestima y la valoración que hacen de su trabajo.
Valorar la literatura femenina

Es otro de los objetivos programáticos del proyecto The Second Shelf, que el catálogo, la librería y la revista se conviertan en un faro que extienda la luz de la literatura hecha por mujeres.
Para ello llevan a cabo periódicas campañas de opinión para visibilizar la literatura con nombre de mujer y también para acabar con el estigma que desde hace siglos tiene asociada la literatura femenina.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – Lankiveil / geograph / John Walker / Faith Goble / Joe Shlabotnik / Christopher Michel / Stanley Wood / Pedro Ribeiro Simões