Cuando estás fuera de la norma

Rubén Serrano nos cuenta en No estamos tan bien: nacer, crecer y vivir fuera de la norma en España, a partir de diversos espacios (calle, escuela, casa, trabajo, entre otros) lo que supone hoy por hoy pertenecer al colectivo LGTBI en España

Y en este caso hablamos del colectivo LGTBI, que no se ajusta las normas afectivo y sexuales al uso, por lo que en el mejor de los casos sufren incomprensión, cuándo no discriminación y en los casos más graves agresiones.

Tal como defiende Rubén Serrano en su libro No estamos tan bien: nacer, crecer y vivir fuera de la norma en España, la discriminación hacia el colectivo LGTBI en España es histórica, crónica y sistemática.

En el libro nos vamos a encontrar con los espacios en los cuales todavía hoy en día se sigue discriminando por el hecho de mantener relaciones afectivo y/o sexuales con personas de su propio sexo o por tener una identidad de género diferente.

Un pasado trágico, solo por ser gay

Es el caso, que aparece documentado en el libro, de Antoni Ruiz, que tuvo que cumplir condena en el año 1976 por su orientación homosexual, después de ser denunciado por ese mismo hecho cuando solo contaba con 17 años.

Tuvo que pasar por tres instituciones penitenciarias, en donde sufrió torturas y fue agredido sexualmente por otros internos.

Es ahora, más de 40 años después cuando ha decidió hacer pública su historia en el libro que ha escrito Rubén Serrano, que a su profesión de periodista une el ser un activista LGTBI, y que ha publicado este libro para dar más visibilidad al colectivo.

Fue la temida brigada político social la que lo sacó, con nocturnidad y alevosía, de su domicilio y la que inició su calvario, que no culminó hasta el año 2001, cuando logró que su nombre se borrase de los anales policiales, donde todavía seguía inscrito como delincuente.

Ruiz quiso que el borrado de sus antecedentes policiales fuese un acto simbólico, y no se le ocurrió mejor manera de «celebrarlo» que romper su ficha policial en público.

Medida de corte legislativo

Fue la Comisión de Justicia e Interior del Congreso de los Diputados la que libró una iniciativa para que se borrasen los antecedentes policiales de todos aquellos gais y lesbianas que fueron detenidos y procesados por su orientación sexual durante el franquismo.

En el caso de Antoni Ruiz y algunos otros represaliados, todavía prosiguen, en le caso de Ruiz a los 61 años, la batalla legal para lograr ser indemnizados, y llegado el caso llegar a tener derecho a una pensión de la Seguridad Social.

Todo esto, y mucho más, es lo que vamos a encontrar en las algo más de 200 páginas de este libro, recién publicado por la editorial Temas de Hoy, de un periodista y activista LGTBI que también es el líder de la iniciativa #MeQueer.

Acompañamiento y denuncia

El libro, tal como expresa Serrano, tiene un doble objetivo: por un lado, y para los miembros del colectivo LGTBI que lo lean, servir de acompañamiento y que sepan que no están solos.

Por otro lado, y para los que no pertenecemos al colectivo, nos debe de servir como denuncia de la situación a que se ven sometidos, en determinados ambientes, muchos gais y lesbianas por su orientación sexual.

Serrano también es de la opinión que, si bien es cierto que se ha producido un avance legal en cuanto a la situación del colectivo LGTBI, en el plano social la realidad es que se ha avanzado muy poco.

También el texto puede servir para que personas que son heterosexuales indaguen – indaguemos – en nosotros mismos para preguntarse si alguna vez se han / nos hemos comportado de manera homófoba, ya que esa pregunta puede dar como resultado inquietantes respuestas.

No solo homosexuales

Es otro de los objetivos que tiene el libro, y es que las mujeres y hombres heterosexuales comprendan que quedarse en el estereotipo de los gais y lesbianas es no tener una visión amplia de ese colectivo.

LGTBI es el acrónimo de Lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales, pero todavía hay más: los no binarios y los queer.

Además, el estereotipo que se asigna al movimiento es el de una mujer o un hombre europeos, normalmente urbanitas y que mantiene relaciones afectivas y sexuales con personas de su mismo sexo.

Pero la realidad es nuevamente más diversa, ya que dentro del movimiento LGTBI hay migrantes, mujeres y hombres de clase obrera, personas racializadas, e inclusive con diversidad funcional.

España país de acogida, a veces

Serrano también incide en colectivos donde se produce la intersección de dos realidades, como puede ser el hecho de pertenecer al colectivo LGTBI y ser migrante.

Aunque muchas veces la huida de sus países de origen se debe a escapar de la persecución que sufren por su identidad sexual, llegar a un país europeo como España donde existe el Estado de derecho es hasta cierto punto una tabla de salvación.

Por otro lado, en ciertas personas puede suponer una doble discriminación, primero por el hecho de ser migrante, a lo que se suma el estigma de ser gay o lesbiana.

Es el caso, que se relata en el libro, de Teresa, que tuvo que abandonar su negocio de peluquería en Ecuador por el hecho de ser una mujer transexual, y que ahora intenta regular su situación en España.

Sin embargo, en el relato también nos encontramos con personas del movimiento LGTBI con una mayor normalización de su orientación sexual, caso de activistas históricos del movimiento, caso de Antoni Ruiz, o políticos como Luisa Notario o Guillem Montoro.

En diferentes espacios

Rubén Serrano ha dividido su libro en diferentes espacios de los muchos donde los miembros del colectivo LGTBI, y también el resto de los mortales, desarrollan su actividad diaria.

Esos espacios son calle, escuela, casa, trabajo, instituciones, cárcel, médico y diván, que son los lugares donde muchos miembros del colectivo LGTBI sufren violencias de diverso tipo.

Uno de los procesos que se produce con personas de este colectivo, y también de otros que sufren estigma, es la invisibilización y el borrado de su presencia.

Tal como explica Serrano, le hubiese gustado que en la escuela y en instituto en el que curso primara y secundaria hubiese formado parte del contenido curricular que Federico García Lorca era homosexual o que a Virginia Woolf también le gustaban las mujeres.

Casa, escuela y calle

Son para Rubén Serrano tres de los espacios en los cuales más agresiones se producen al colectivo LGTBI, pero la discriminación institucional y médica también está al orden del día.

Es conveniente recordar que hasta 2018 la transexualidad era calificada como enfermedad mental, y todavía, en ámbitos políticos, se sigue debatiendo la autodeterminación de género.

Serrano también reivindica, además de luchar para que ningún partido de extrema derecha les obligue a volver a entrar en el «armario», que el colectivo debe de desarrollar su propia voz para abrir un nuevo debate social.

Fuente – el diario / Casa del Libro

Imagen – pxfuel / Kevin Dooley / Roy Luck / FaceMePLS / Dominic Alves / Calvin Smith / zoet / Vox España

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