
La segunda ola del SARS-CoV-2 nos trae, con la obligada reducción de la vida social, una nueva hornada de literatura policiaca con la cual conjugar nuestra obligada soledad: en esos tres libros nos vamos a encontrar con unos protagonistas poco habituales
Esta segunda ola del coronavirus los sellos editoriales están siendo prolíficos en la publicación de novela policiaca, con unos protagonistas, ciertamente peculiares.
Su máximo común denominador es que todos ellos van pertrechados con la correspondiente placa y pistola, como corresponde a cualquier policía que se precie.
Son una mujer y dos hombres que huyen del tópico con el que género ha calificado a los defensores de la ley, y son un soplo de aire fresco en una literatura policiaca que muchas veces se nos presenta acartonada.
Una patrullera que reconoce sus debilidades

Ella es Mickey y es la protagonista de El largo río de las almas, de la escritora norteamericana Liz Moore, y que acaba de publicar el sello editorial ADN.
Una patrullera que lleva 13 años en el cuerpo de policía de Filadelfia, una ciudad inundada por los opiáceos y que tiene una hermana toxicómana.
Una policía que sufre un shock emocional cada vez que por la emisora del coche patrulla dan la noticia de que han encontrado a una toxicómana muerta por sobredosis, sobre todo por la posibilidad que la finada sea su hermana.
En su fuero interno, no sabemos si ante sus compañeros de profesión, Mickey Fitzpatrick no se define como valiente, y también se define como alguien que no nada en la abundancia especialmente.
Lista sí, eso lo reconoce, y también alguien que disfruta mucho con su trabajo, objeción hecha salvo cuándo piensa que la toxicómana muerta por sobredosis que anuncia la radio pueda ser su hermana.
Además, también es madre – soltera – de un niño que adora y cuya crianza se ve alterada por tener que trabajar a turnos, patrullando en una zona de Filadelfia que se ve asolada por una plaga de opiáceos, también del mortal fentanilo.
En El largo río de las almas nos vamos a encontrar con el relato de la vida de adolescentes de ella y de su hermana, narración con la cual se pueden entender mucho del presente, suyo y del de su hermana.
Burnout regado en alcohol

Es el modelo de policía que nos vamos a encontrar en Un policía del Sur de John McMahon a decir de la crítica, una de las mejores novelas policiacas de los últimos años.
Entre sus páginas nos vamos a encontrar con el policía P.T. Marsh, un agente de la ley sureño cuya vida lleva transcurriendo, desde hace más años de los que se acuerda, de copa en copa.
Proviniendo del Sur profundo, trabaja en el cuerpo de policía de Winston en el Estado de Georgia, muchas veces no recuerda lo que ha hecho durante su patrulla, ya que ahoga las penas – perdió a toda su familia en un accidente – en alcohol.
Entiende perfectamente lo que es el racismo en los Estados del Sur de Norteamérica, y aunque nunca sería elegido cómo policía del año en el cuerpo policial en el que trabaja sabe hacer su trabajo.
En cierto modo es un buen «sabueso»: sabe dónde mirar, cómo mirar y qué buscar, y tiene una intuitiva idea de lo que es la justicia, y le gusta hacer pagar a los culpables para posteriormente poder llegar a su casa con el deber hecho.
Un thriller a lo grande

Es lo que nos vamos a encontrar en Tierra de fuego de Pascal Engman, recién publicado en Roca Editorial con traducción de Pontus Sánchez.
A lo largo de sus casi 500 páginas nos vamos a encontrar con acción trepidante en un par de continentes, secuestros por los que se exigen rescates millonarios, y una mafia dirigida por exsoldados de unidades de élite de ejército sueco.
En el papel de protagonista nos encontramos con Vanessa Frank, una policía recién entrada en la cuarentena, que además se está divorciando.
Jefa de una unidad contra el crimen organizado, el inicio de la novela la «pilla» recién suspendida después de que una patrulla policial la interceptase al volante y con más alcohol en las venas del permitido.
Se trata de una policía poliédrica que ayuda a niñas refugiadas, aunque no encontraremos ni rastro de buenismo en su persona, que liga en Tinder, pero al mismo tiempo bebe para intentar enjugar su soledad.
Además, es millonaria por lo que a medida que vamos avanzando en la lectura del volumen nos preguntamos qué demonios hace una señora con el futuro económico resuelto, teniendo que lidiar con criminales.
Además, estos, los criminales, también son peculiares, desde exsoldados de buen corazón que delinquen para huir de una vida desoladora, hasta traficantes chilenos, de origen alemán, que secuestran niños para hacerse con sus órganos.
Cuando la realidad supera la ficción

Es un lugar común en la literatura decir que muchas veces supera la ficción, y en el día a día de la Policía Nacional esto también se cumple.
En un reciente operativo, colaborando con las policías de Brasil y Colombia, el CNP ha detenido a un «narco» brasileño que desde territorio nacional coordinaba el envío de droga a varios países europeos.
De este modo la policía española colaboró en la operación Narcobroker que había iniciado la policía brasileña y que ha permitido, además de la citada detención, la desarticulación de una sofisticada red internacional de narcotráfico.
En el caso de la policía española, y dado que había una orden de detención internacional librada por la Interpol, la unidad que ha colaborado ha sido el Grupo de Fugitivos del Cuerpo Nacional de Policía.
Bloqueo de cuentas bancarias

La operación Narcobroker no ha supuesto solo la detención de más de 30 personas, tanto en España como en Brasil, sino también el decomiso de cuentas bancarias en ambos países.
Han sido 68 las cuentas de personas físicas y jurídicas que han sido bloqueadas, unas cuentas donde se movió, entre el año 2019 y lo que llevamos de 2020, un montante de 185,2 millones de euros.
También se han incautado bienes por valor de 8 millones de dólares, entre inmuebles, vehículos de lujo, una pensión, una estación de servicio de combustible y dinero en efectivo.
Fuente – EL PAÍS / LA VANGUARDIA
Imagen – Dave Hosford / Governor Tom Wolf / Office of Public Affairs / Karl Baron / Magnus Manske / André Gustavo Stump