
La editorial Ático de los Libros publica Vida y Leyenda del Sultán Saladino, un sesudo ensayo del historiador Jonathan Phillips que versa sobre la vida de Aladino, quizás el caudillo islámico de la época de las Cruzadas más famoso de aquella época, y que ha quedado en el inconsciente colectivo occidental como rey musulmán por excelencia
Saladino, el caudillo asiático que hizo morder el polvo a los cruzados había sido hasta ahora más un héroe cinematográfico que literario.
La imagen en el inconsciente colectivo occidental de Saladino es el de un jefe militar indómito que hizo naufragar las ínfulas de los reyes occidentales de extender el cristianismo en la denominada Tierra Santa.
Ahora el historiador Jonathan Phillips construye un relato, mejor decir un ensayo, sobre lo que supuso históricamente Saladino que cabe recordar que arrebató Jerusalén a los cruzados y lo recuperó para la fe musulmana.
Un modelo para los musulmanes

Inclusive siglos después de su desaparición en las brumas de la Historia, Saladino sigue teniendo muy buena prensa en el conjunto de Asia, especialmente en los países de confesión musulmana.
Ocho siglos después, cuando en el año 1187 reconquistó Jerusalén para el islam, la figura de Al-Malik al-Nasir Salah al-Din Abu’l Muzaffar Yusuf ibn Ayyub al-Tikriti al-Kurdi, ese era su verdadero nombre, no hace sino agrandarse.
El nombre de Saladino (1137 – 1193) se debe a una corrupción latina de uno de sus títulos, el de Salah al – Din, que en árabe significa “rectitud en la fe”; el nacido en Tikrit, actual Irak, era de orígenes kurdos.
De hecho, como dato chusco, nació en la misma localidad, Tikrit, en el que lo hizo el dictador Sadam Hussein, que finalmente fue descubierto escondido en esa ciudad y al que una turba enfervorecida linchó.
Vida y leyenda del Sultán Saladino

Es el nuevo libro del historiador, especializado en historia de las Cruzadas, Jonathan Phillips, que ahora podemos leer en castellano gracias a la traducción que ha realizado la editorial Ático de los Libros y que la editorial acaba de publicar.
Se trata de una magna obra de Historia para la cual el historiador ha «bebido» tanto en fuentes occidentales como orientales, construyendo un relato sólido en el cual la existencia de datos históricos – la Historia es también una ciencia – no interfiere con el dinamismo del relato.
A medida que vamos avanzando a través de las páginas de Vida y Leyenda del Sultán Aladino seremos testigos de batallas contra los cruzados, asedios de ciudades y combates entre los reinos musulmanes.
También adquiere naturaleza propia el relato de los asesinatos políticos, ejecutados por sicarios de la secta de los hashshashin, de cual surgió el vocablo asesino, y no porque asesinaran, por encargo, que también, sino porque antes de cada magnicidio se «inspiraban» fumando hachís.
En el libro también vamos a ver un relato cronológico de la biografía de Saladino, que comienza cuando se hereda todo el poder en la tribu kurda de los ayubíes, ya que su padre era el caudillo de ella por derecho propio.
Conviene decir que el padre de Saladino no podría haberse convertido en caudillo de los ayubíes, de no ser por el apoyo que le dio un caudillo turco, en retirada, que obedecía al nombre de Zengi.
La principal labor de Saladino fue lograr que su estirpe pasase de dominar una pequeña tribu kurda a convertirse en la dinastía más importante del todo el Mediterráneo oriental, y que hizo crecer su fama como un reguero de pólvora.
In crescendo

Para el año 1150, Saladino ha logrado conquistar Damasco, logrando convertirse en el caudillo militar y político de lo que hoy es la actual Siria.
En esa época, Saladino todavía estaba bajo el mando de su tío Shirkuk, que por aquel momento era el jefe de Guerra de Nur al – Din, dignidad que posteriormente Saladino heredaría de su padre.
Es en esta época cuando Saladino comienza a relacionarse con otros caudillos político – militares musulmanes, aliándose con el califa chií Al – Adid, y colabora con él en liberar Egipto del asedio del rey franco Alarico. Vencen.
Sin embargo, eso fue el principio del fin del califa, ya que pocos años después Saladino lo desplaza del poder y se convierte en Sultán de Egipto, ampliando su imperio que ya incluía todo el Kurdistán y Siria.
Conquistas que culminan en Jerusalén

A partir de ese momento el objetivo fundamental de Saladino es aumentar el control territorial en el Mediterráneo oriental, iniciado asedios como los de Kerak y Mosul, y obtiene éxitos militares como los de la batalla de los Cuernos de Hattin en 1187.
Esa batalla se convirtió en un símbolo para los musulmanes, ya que Saladino vence a los ejércitos francos liderados por el rey franco Guido I de Lusignan, que en aquellos momentos ocupaba la dignidad de Rey de Jerusalén.
Precipitando la conquista de Jerusalén, bien es cierto que Saladino venció a unas tropas francas disminuidas debido a un enfrentamiento dinástico que se estaba produciendo entre la familia real franca.
Es en esa batalla por Jerusalén es en la que participa Reinaldo de Châtillon, príncipe de Antioquía, que se convertirá en el principal perseguidor de Saladino y su enemigo más encarnizado.
Ambos se vieron varias veces en el campo de batalla, finalizando la pugna cuando el príncipe de Antioquía es capturado por las tropas musulmanas y es el propio Saladino el que lo decapita con su propio sable.
La batalla de los Cuernos de Hattin precipita que todas las fortificaciones cristianas próximas a Jerusalén caigan como un castillo de naipes y el 2 de octubre de 1187 Saladino y sus tropas hacen una entrada triunfal en la ciudad.
En una muestra de magnanimidad el caudillo ayubí decide respetar la vida de miles de cristianos que pueden abandonar la ciudad, un contraste con la falta de tolerancia de los reyes cristianos.
De hecho, en la anterior conquista cristiana de Jerusalén, los reyes cristianos se aplicaron en la tarea de pasar a cuchillo a cualquiera de los ciudadanos que profesara la religión musulmana. ¡Deus vult!
Fuente – Babelia
Imagen – Casa del Libro / Tinou Bao / NETFLIX / Alper Çuğun / Pedro