Salen al mercado estos días las novedades de muchos escritores si los cuales no sería posible entender la literatura española de las últimas dos últimas décadas del siglo pasado. Escritores como Javier Marías, Javier Cercas, Antonio Muñoz Molina o Javier Marías lanzas sus novedades editoriales que como escritores ya consagrados tienen una muy buena acogida entre los lectores de nuestro país. Esa generación literaria es la responsable de la revolución narrativa y estilística que se produjo en los primeros años de la Transición en España. Unos escritores que a partir de su propia libertad se descubrían como personas y literatos y que impregnaban las página de sus libros de un experimentalismo en temas y estilos que nos se ha vuelto a dar en nuestro país por décadas
Como si de una conjunción de estrellas se tratase, en estos meses lanzan libro en nuestro país lo más granado de la literatura que se comenzó a realizar en España en los años 80 del pasado siglo: Javier Cercas, Antonio Muñoz Molina, Javier Marías o José María Merino. Por lo visto entre los lectores de nuestro país no han olvidado el bueno oficio de escritores cuyas primeras obras publicadas vieron la luz en la década de los 80 del siglo anterior.
Inclusive uno de esos escritores, Juan José Millás, califica a sus coetáneos como “una generación de francotiradores”. Nos referimos a maestros de las letras como el propio Juan José Millás, Eduardo Mendoza, Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Luis Mateo Díez, Soledad Puértolas, Almudena Grandes, Javier Cercas o Andrés Trapiello por solo citar unos cuantos.
Escritores ya consolidados pero que dieron sus primeros balbuceos como autores publicados en los comienzos de la Transición y que bebieron tanto del experimentalismo como del realismo social. Dos de ellos, José María Merino y Luis Landero publican ahora dos obras literarias de una calidad simpar, como son La trama oculta y El balcón de invierno respectivamente.
Los 80 para la literatura fueron también la recuperación de la narrativa como forma de utilizar la propia identidad como un arma que utiliza con la máxima libertad. En esencia la actividad literaria en los primeros 80 fue ante todo un descubrimiento de sí mismos de los propios escritores que a partir de la libertad creativa experimentaron con el lenguaje como hacía décadas que no sucedía en la piel de toro.
La producción literaria de esa época tampoco se entiende sin las lecturas que ese grupo de escritores realizaron de las traducciones de las obras de autores europeos provenientes del Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos y sin olvidar a los autores del boom latinoamericano.
Más información –
Fuente – Diario El País
Imagen – Emma Kwee