Todo parece indicar que es estaría muy cerca de certificar que los restos encontrados en la cripta de las Trinitarias de Madrid pudieran ser del insigne escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, autor, entre otros, del Quijote. Las investigaciones cuentan con un equipo multidisciplinar en el que se encuentra el historiador Marín Perellón
Lo que hasta ahora era una leyenda, que los restos de Miguel de Cervantes habían sido inhumados en la cripta de las Trinitarias de Madrid, cada día coge más cuerpo. Hace pocas fechas fue exhumado en dicho lugar un ataúd con las iniciales MC. El problema de identificación deviene del hecho de que en ese ataúd se han encontrado variados restos humanos.
Para poder identificar que parte de los restos son de Miguel de Cervantes se están auxiliado de la técnica de manera que están tratando el exterior de ataúd con diversos productos químicos con la intención de datar el mismo y ver si corresponde a la franja de años en los cuales se supone que fue enterrado el autor de Don Quijote de la Mancha.
Otra de las líneas de investigación tiene que ver con el análisis de los restos textiles que se han hallado en el féretro. Se especula ya con la posibilidad de los restos textiles que se han encontrado correspondan quizás a un hábito de la Venerable Orden Tercera Franciscana a la cual se vinculó al escritor.
El féretro ha sido localizado en el primer nicho de la primera fila y de la primera columna donde se han encontrado otros 36 enterramientos.
La búsqueda está contando con historiadores de primera fila como es el caso de Marín Perellón que ha promovido las bases documentales para la búsqueda del enterramiento del literato. Perrellón ha movido Roma con Santiago investigando todas las pruebas documentales que existe y que finalmente ha orientado sus investigaciones hacia la cripta de las Trinitarias en Madrid.
La mayor parte de la documentación se encuentra en el Arzobispado de Toledo, en dónde, en la época en la cual fallece Miguel de Cervantes, se concentraba toda la evidencia escrita de las inhumaciones que se desarrollaban en Madrid. El mantener registro documental permitía al Arzobispado de Toledo para mantener un control de los pagos por las mismas de difuntos.
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Fuente – Diario El País
Imagen – Ricardo Carreon