La nueva novela del escritor mexicano F. G. Haghenbeck recrea, en “Querubines en el infierno” la contribución de los migrantes mexicanos a los ejércitos norteamericanos en la II Guerra Mundial dónde muchas veces fueron utilizados como carne de cañón. El texto también indaga en la cultura pachuca, formada por esos migrantes mexicanos de los años 50 y 60 del pasado siglo y caracterizada por el desarraigo y la marginación
Una recién publicada Querubines en el infierno nos muestra cual fue la fortuna de los mexicanos que se alistaron en las Fuerzas Armadas Norteamericanas en la II Guerra Mundial. Tal como describe su autor F. G. Haghenbeck la mayor parte de ellos fueron utilizados como carne de cañón.
Muchos de esos mexicanos, ilegales, se alistaron por la promesa de las autoridades norteamericanas de darles la ciudadanía de pleno derecho. Esa es la historia que se cuenta en Querubines en el infierno. Muchos mexicanos dieron su sangre por un país que no les dejó ser más que frijoleros, morenos y leches con café.
Haghenbeck no ha querido hacer una novela histórica solo denunciar la situación que vivieron esos mexicanos que por no estar legalmente en Estados Unidos fueron utilizados en las misiones más peligrosas y dónde la supervivencia era un lujo.
Tal como explica el autor, nos encontramos ante una novela de ficción con raíces históricas en el cual conoceremos como estos soldados mexicanos en el ejército norteamericano fundaron el movimiento pachuco, un movimiento lleno de contradicciones y que tuvo su esplendor en los años 50 y 60 del pasado siglo y dónde las tiranteces venían de intentar mantener la cultura mexicana en un país como Estados Unidos dónde los migrantes eran rechazados por el establishment anglosajón.
La dedicatoria que Haghenbeck realiza en las primeras páginas recoge unas palabras del Presidente de los Estados Unidos de América durante la II Guerra Mundial, Franklin D. Roosevelt que dicen “Recuerden, recuerden siempre que todos nosotros, tú y yo especialmente, somos descendientes de inmigrantes y revolucionarios”.
El autor revindica la historia de esos soldados mexicanos cuya contribución a que las potencias aliadas ganaran la II Guerra Mundial ha sido apartada de la historia oficial; la obra también sirve para reivindicar a unos seres humanos perdidos entre dos aguas, la identidad mexicana perdida en un país netamente anglosajón y su existencia como emigrantes en una cultura que no era la suya.
Querubines en el infierno destaca a nivel lingüístico por la recreación que ha realizado F. G. Haghenbeck del lenguaje pachuco a pesar que los editores del libro indicaron al autor que esa jerga resultaría indescifrable para el lector del español actual.
Finalmente el autor dio su brazo a torcer y adaptó la jerga del pachuco para que resultase al menos escrutable para un lector del español actual. A pesar de ello logró colar muchas palabras del slang pachuco aunque resultaban muchas veces ininteligibles.
Entre esas palabras que podemos encontrar en el libro se encuentran sawata (pendejo), hyna (chica joven y guapa) o chica pata (novia de alguien). Al mismo tiempo se citan personajes de la vida pachuca de los años 50 y 60 del pasado siglo olvidadas por la historiografía oficial como Rosie la Remachadora, una pachuca de origen mexicano que fue un icono de la lucha feminista en los Estado Unidos.
F. G. Haghenbeck también cuenta como hecho curioso que las pachucas fueron las primeras en los Estados de la Unión que comenzaron a utilizar pantalones de manera generalizada y lucharon por lograr una igualdad de género efectiva a partir del hecho de que las mujeres norteamericanas tuvieron que ocupar puestos de trabajo en el sistema productivo mientras los hombres estaban luchando en la II Guerra Mundial.
Más información – Manu Leguineche: literatura y periodismo
Fuente – Excelsior
Imagen – DVIDSHUB