Guillermo Arriaga, un asiduo en los guiones de directores de cine como Alejandro González Iñarritu o Lorenzo Vigas. El guionista mexicano presenta ahora “El Salvaje” que publica en el sello Alfaguara. Dotado de una prosa dura y directa en la cual se entremezclan el amor y la muerte, la sangre y la venganza o la inevitabilidad del destino
Guillermo Arriaga hasta ahora era fundamentalmente conocido por haber escrito el guion de 21 gramos una de las mejores películas del cineasta mexicano Alejandro González Iñarritu. Arriaga pasa por ser uno de los mejores narradores que ha dado el México actual.
No en vano González Iñarritu ha gozado de los servicios del escritor que jugaba despreocupado en la Colonia Ciudad Modelo del D.F. para su Trilogía de la Muerte, compuesta por Amores perros, 21 gramos, Babel.
Arriaga es un escritor proteico que lo mismo logra ser premiado con el mejor guion en el Festival de Cannes por Los tres entierros de Melquiades que participa en la construcción del guion de la radionovela Bienvenido a la vida peligrosa, pasando por dar carta de naturaleza a la ópera prima de Lorenzo Vigas.
Con esa pasión por tocar todos los palos, Guillermo Arriaga publica ahora El salvaje (Alfaguara), una novela que ha tardado un lustro en terminar. No se trata de un tiempo excesivo si se tiene en cuenta que el hiperactivo Arriaga puede simultanear un buen número de proyectos al tiempo.
Fuera del universo del séptimo arte, Arriaga se transforma, así lo podemos ver en El salvaje, en un narrador duro y directo, que se auxilia de una prosa desnuda y contundente que huye de cualquier tipo de manierismo literario. Es por ello que su prosa es tan requerida por directores de cine como Alejandro González Iñarritu o Lorenzo Vigas.
Sin embargo nada más alejado de la realidad que Arriaga sea un arribista en literatura. Entre sus libros anteriormente publicados nos encontramos con Escuadrón guillotina, Un dulce olor a muerte, El búfalo de la noche o Retorno 201.
Aunque son novelas en las cuales se plasman distintos personajes y ubicaciones vitales, geográficas e históricas, en todas ellas se establece un juego entre el amor y la muerte arropado por un manto de violencia, la inevitabilidad del destino, todo ello servido con una guarnición en la que la venganza y la sangre toman carta de naturaleza por sí mismas.
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Fuente – Zenda Libros
Imagen – André Gustavo Stumpf