«La vida negociable», la picaresca de Luis Landero

casitodaslasletras22032017

“La vida negociable” es lo más reciente de escritor extremeño Luis Landero, que nos presenta a un Hugo Bayo posmoderno y que es una explosión de creatividad. De este modo Landero nos vuelve a presentar, en un escenario atemporal que pero huele a campo, un elenco de personajes a los cuales la realidad no reconoce su valía

Luis Landero presenta La vida negociable y hace buenas las palabras que Juan Marsé pone en boca del capitán Blay en El embrujo de Shanghai, de “Los sueños juveniles se corrompen boca de los adultos.

El protagonista, Hugo Bayo, con una psicología que nos recuerda mucho a los pícaros de las obras de Pío Baroja, está especializado en contar “aventis”, esto es, historias que se basan en rumores y habladurías. Inclusive el nuevo libro de Luis Landero se parece, salvando las distancias, al Guzmán de Alfarache.

A pesar de que lo que presenta Luis Landero en La vida negociable es una parodia, lo que delata el trasfondo – quien posee la información tiene el poder – nos acerca, desde la óptica de Landero, entre Cervantes y Pérez Galdós, a una realidad inquietante.

Bayo se encuentra en un viaje de búsqueda, que no es otro que descubrir su verdadera naturaleza en un mundo que anuncia derrumbe. Desde el Ulíses de Joyce al Lazarillo o incluso El Quijote, Landero recoge la mejor tradición de la literatura picaresca española y foránea para entrar de lleno en la posmodernidad.

Para entender completamente La vida negociable se hace necesario bucear en la bibliografía del escritor extremeño y en concreto en El balcón de invierno, ya que el protagonista de esa obra, el primo Paco, tiene una continuación en Hugo Bayo, ya que ambos poseen una creatividad desbordante.

Recordemos que el primo Paco era escultor, pintor, inventor, guitarrista, torero, zahorí, cazador, pescador, electricista y hasta mecánico. Sin embargo Paco no supera la inmodestia de Hugo que lector de última hora de obras de Shakespeare, Moratín, Cadalso, Valle, Platón y Maquiavelo llega a considerar que esos libros los podía muy bien haberlos escrito él.

En La vida negociable también nos encontramos con una novela con un andamiaje de cuento: las llamadas al lector, un aire juglaresco o situaciones como la arenga en la plaza del pueblo. La atemporalidad del relato, con su “olor a campo” nos lleva al Landero de siempre.

Los personajes de lo recién publicado de Landero son tratados con mimo: su tratamiento es delicado, no poniéndoles nunca en ridículo y justificando en todo momento su actuar. A pesar que el actuar de estos personajes se podría calificar de todo menos de ejemplar, todos ellos dan la impresión de que el mundo no acaba de reconocer sus virtudes.

Memorables son el quijotesco discurso del padre, la apurada y sufrida madre o Leo, una chica no muy agraciada físicamente y bastante excéntrica. El padre siempre recuerda a Hugo que todo en la vida es negociable, desde la felicidad a los sueños y las ilusiones.

Más información – Maite Pagazurtundúa presenta “Operación cochinillo”

Fuente – Zenda Libros

Imagen – Spixey

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