Albert Campion, el detective que creo Margery Allingham, podría ser perfectamente un remedo de Sherlock Holmes, de no ser porque la citada escritora británica se convirtió en una de las reinas del movimiento literario Whodunit, que lo que buscaba crear, en las novelas policiacas, era una especie de rompecabezas de gran complejidad.
Bajos fondos
A pesar de que este detective, conocido como Albert Campion, pregona a los cuatro vientos que viene de familia noble, vive en un mísero callejón cerca de Picadilly, a donde de vez en cuando le va a buscar el mismísimo Stanislaus Oates, máximo responsable de Scotland Yard, cuando a los detectives de la policía de Londres se les «atasca» algún caso.
Las concomitancias con el personaje literario que creara Arthur Conan Doyle, se puede ver en que su ayudante es un mozalbete que responde al nombre de Magersfontein Lugg, lo que nos recuerda a la banda de desarrapados que el compañero del doctor Watson utilizaba muchas veces en sus investigaciones.
La extraña mortandad de la familia Palinode
A pesar de que, siempre según su versión, está a punto de trasladase a la India, donde va a ser nombrado gobernador de una isla, un viaje que no hará sin su mujer Amanda, diseñadora aeronáutica.
Pero, por hacer un favor a su muy entrañable amigo Oates, se volverá a enfrascar en una nueva investigación, esta vez para desentrañar el misterio de la predisposición a pasar a mejor vida de los miembros de la familia Palinode.
Nacidos entre oropeles y opulencia, de los seis hermanos Palinode, ya solo quedan tres; dos de los finados han fallecido en extrañas circunstancias, supuestamente envenenados en lo que fuera la mansión familiar, donde ahora viven como alquilados.
Campion se da cuenta de que los hermanos siempre son asesinados cuando rompen sus rutinas y se ponen a hacer «cosas raras», lo que pone al este detective de sangre azul, alerta ante el cambio de hábitos de la única de las hermanas que queda viva.
Y Campion se instala en la mansión
Para lograr tener una comprensión más profunda de lo que es el caso Palinode, al detective noble no se le ocurre otra cosa que trasladar su residencia a la mansión donde han sido asesinados ya tres hermanos.
Además, la sorpresa será mayúscula, cuando hospedado ya en la residencia de abolengo, se encuentre con una tía suya que allí se aloja.
Más de veinte novelas
Nuestro detective de rancio abolengo, Albert Campion protagonizó veinte libros creado por esta escritora de raza que escribió su primer cuento con seis años, y de los cuales ahora la Editorial Impedimenta publica ahora en castellano Mas trabajo para el enterrador.
Todos estos volúmenes se adscribieron de una manera ortodoxa al género Whodunit, un subgénero dentro de las novelas policíacas, dónde muchas veces, el rompecabezas que hay que recomponer puede ser más intenso e importante que la propia trama.
Novelas hasta cierto punto feministas
Muchos de los personajes femeninos de sus novelas eran, e inclusive todavía se pueden interpretar en tiempos contemporáneos, como abiertamente feministas.
Por lo general, las mujeres que pueblan los libros de esta escritora británica ofrecen un modelo diferente al de la «mujer tipo» de la época.
Nos encontramos con féminas fuertes, que no necesitan estar sometidas a ningún hombre para llevar una vida independiente, e inclusive, alejadas del modelo de mujer como reposo del guerrero, ostentan puestos de poder y responsabilidad.
Al mismo tiempo que es perceptible, tanto en sus novelas policíacas como en el resto de su producción literaria, una apuesta decididamente british que lo impregna todo: atmósfera, personajes e incluso la elección del lenguaje, de esto último hablamos de las obras originales en inglés.
Una escritora que despertó el interés de sus coetáneos
Margery Allingham (Londres, 1904) despertó pronto el interés de los círculos literarios de la ciudad que la vio nacer, que por ende, en los albores del siglo XX, era la capital del Imperio británico, que dominaba en esa época más territorio que ninguna otra potencia.
Desde bien joven despertó la admiración de «totems» de las letras británicas como Agatha Cristhie y A.S. Byatt, por citar solo a dos de sus seguidores.
Además, su éxito no fue efímero, ya que literatos posteriores, como Iris Murdoch o P. D. James, que «bebieron» de su estilo y la tomaron como modelo, tanto para su trabajo como para su vida.
Además, fue una escritora muy precoz, que además de escribir su primer cuento con seis años, con solo diez y nueve ya había publicado su primer libro, con lo cual se convirtió en la «niña de sus ojos» de sus progenitores, escritores con poco brillo y a la que la diosa Fortuna les fue esquiva durante toda su vida.
Albert Campion le dio el éxito
Corría el año 1930, cuando el primer libro de la saga de Albert Campion, The Crime at Black Dudley, no publicado todavía en español, se convierte en un éxito, vendiendo miles de volúmenes de un caso del investigador de Sangre Azul.
El Crimen en Black Dudley fue el primero de una saga que contó con una veintidós novelas de «aventuras» de Albert Campion, diez y nueve de las cuales fueron escritas por Allingham, y las tres siguientes, tras morir debido a un cáncer de mama, por su marido, el también escritor Philip Youngman Carter.
Mike Ripley continúa la saga
El escritor de novela negra y guionista de la BBC, Mike Ripley, a partir del 2012 y con el consentimiento de la Fundación Margery Allingham, retomó al personaje de Albert Campion y resucitó a este detective procedente del establishment.
El último título que se puede encontrar en las librerías del detective de Picadilly es Mr Campion’s Farewell, que se ha basado en un manuscrito inconcluso de Youngman Carter, que Ripley ha concluido.
Novela negra española: desde la perspectiva de género
Una de las derivadas de la ola feminista que está logrando arrancar buen parte del sedimento machista, que es profundo en la literatura española, es que los certámenes de novela negra, como el caso de la Semana Negra de Gijón, está dando mucha más sensibilidad a las mujeres que hacen ese tipo de literatura.
En la edición de este 2018, y por primera vez en ese reconocido certamen literario, se ha pasado de no existir autoras finalista, a encontrarnos con diez.
Si embargo, a lo que parece, todavía los premios les son esquivos, ya que en treinta y un años de certamen, el premio Dassiel Hammett – para muestra un botón – solo ha sido ganado por una mujer, Cristina Fallarás.
Un género negro eminentemente machista
Nadie niega, y mucho menos los especialistas, que el «género negro» es eminentemente machista, y en el solar patrio, país donde todavía a «El Fary» es considerado por algunos sectores como modelo de la masculinidad, todavía más.
Para la única ganadora del Dasiel Hammett, Cristina Fallarás, son las estructuras de poder viejunas, que todavía siguen dominando tanto la literatura como la edición y distribución de libros, la que perpetúa los clichés masculinos.
Ademas, aporta Fallarás, lo más interesante de los libros de «género negro» escritos por mujeres, es que son más heterodoxos y aportan otra mirada, aunque eso mismo es lo que les condenan al ostracismo, máxime cuando la novela negra está regida por fanáticos que son lo contrario, esto es, ultraortodoxos.
Fuente – El País / Casa del Libro / Wikipedia / El asalto feminista a la novela negra en El País / El machismo como enfermedad en la novela negra en El País
Imagen – Joshua Kriby / Henry Hemming / Duncan / Jasson Tessier / Stock Catalog / José C. Silva / The Telegraph / Madman Entertaiment / Cristina Fallaras / Semana Negra de Gijón