El encuentro fortuito de uno de los diarios de José Saramago, ha sido la excusa perfecta para que la editorial Alfaguara «arme» El cuaderno del año del Nobel, en el cual además de unos de sus «cuadernos», se le una Un país levantado en alegría, una crónica de los días anteriores y posteriores a la concesión del Premio Nobel de Literatura
Los escritores, con sus libros, nos proporcionan buenos momentos inclusive cuando hace muchos años que hayan fallecido.
Este es el caso de José Saramago, del cual, casi una década después de su muerte, se ha encontrado un diario que ahora publica Alfaguara bajo el título de El cuaderno del año del Nobel.
Pilar del Río, emocionada, se declara culpable de no haber mirado antes en el ordenador del autor, de entre otros, de Ensayo de la ceguera.
De hecho, poco antes de su muerte, este escritor nacido en el distrito de Santarém, anunció que “pronto saldrá el sexto”.
Con ello se refería al número de diarios que había publicado; lamentablemente su muerte impidió la publicación.
Publicado por Alfaguara
Es ahora, a los 20 años de su muerte, cuando esa editorial del Grupo PRISA publica el ya citado El cuaderno del año del Nobel, el «sexto» de todos los diarios que publicó en vida.
Para su viuda, la pérdida durante veinte años no es tal, ya que considera que este diario póstumo se publica cuando toca, que es ahora.
Producto de una investigación
El haber topado con el manuscrito póstumo no ha sido fruto de la casualidad, sino que Fernando Gómez Aguilera se lo encontró cuando investigaba para una cronobiografía del Nobel.
De lo que se trataba, o trataba Fernando Gómez Aguilera, era de que los futuros lectores fuesen capaces de entender al Saramago escritor, a partir de una selección cronológica de sus discursos.
Parte de esa investigación supuso también indagar en los ordenadores en los que, el que fuera administrativo de la Seguridad Social portuguesa, había escrito sus obras literarias, después de abandonar la máquina de escribir.
Ordenadores, que tal como recuerda la que fuera su compañera de Saramago durante más de veinte años, no duda en calificar como los «campos de batalla» del autor, entre otros, de Las pequeñas memorias.
Pilar del Río encuentra en manuscrito
Fue Pilar del Río la que el pasado febrero, indagando en los ordenadores que había utilizado su marido, encontró lo que se ha terminado llamado El cuaderno del año del Nobel.
El original se encontraba dentro de una carpeta identificada, precisamente, como «cuadernos», que era como el Nobel había titulado a sus libros de memorias. Dentro de la carpeta se encontraba el archivo cuadernos_6.
Pilar del Rio no tiene pábulo en autocalificarse como «imbécil», por haber tenido la obra literaria delante de sus narices y no haberse dado cuenta.
El no haber concluido el «cuaderno» se entiende debido a que después de haber recibido el Nobel, la correspondencia le llegaba por quintales, y entre escribir sus obras literarias y responder a la correspondencia se le iban los días.
Un «cuaderno» casi una almazuela
Alfaguara ha querido hacer un libro especial con el sexto «cuaderno» de José Saramago, por lo que ha intentado confeccionar un libro en que los hechos biográficos puedan ser entendidos por lectores noveles de la obra del genio portugués.
El volumen comienza con un prólogo de Pilar del Rio, que cuenta el proceso de descubrimiento del original, que va seguido del primer Cuaderno de Lanzarote, para tener, como epílogo, la transcripción de varias conferencias del autor de La segunda vida de san Francisco de Asís.
Además de ser producto de lo más denso de su prosa, donde teoriza sobre personajes literarios como el Quijote, El cuaderno del año del Nobel, presenta una serie de preocupaciones que estos momentos copan el interés europeo.
Temas como el futuro de la socialdemocracia, los derechos de los trabajadores o el eurocentrismo, ya estaban presentes en el Saramago de 1988, y ahora lo está en la agenda europea en un momento en el cual emerge los populismos.
Preocupación por la deriva de la izquierda
Es uno de los temas que vamos a encontrar tratados en El cuaderno del año del Nobel, de un hombre, como era el caso de Saramago, que no tenía empacho en reconocer que era de izquierdas.
En algunas de sus páginas reflexiona sobre una izquierda desnortada después de que el neoliberalismo se haya convertido en la ideología unipolar, que hace que Europa se halle regida por el conservadurismo alemán.
Además, Saramago nunca había tenido ningún problema en reivindicarse como una persona de izquierdas; es más, se llegó a definir como “un comunista que escribe, no alguien que hace comunismo con la escritura”.
Una adenda de lujo
Por decisión editorial del sello Alfaguara, El cuaderno del año del Nobel va acompañada de una adenda de lujo.
De la pluma del periodista Ricardo Viel nos encontramos con Un país levantado en alegría, que recoge los días anteriores y posteriores a la concesión del Premio Nobel de Literatura, un Nobel que no hizo ni variar un ápice a un hombre sencillo y con principios.
Saramago, vetado en su propio país
Fue precisamente el veto el gobierno portugués, que en el año 1992 presidía Aníbal Cavaco Silva, a una de sus obras, El evangelio según Jesucristo, al Premio Europeo Literario lo que hizo que el escritor abandonase el país.
Él y su mujer, Pilar del Río, optaron por fijar su residencia en Lanzarote, tierra que ya no abandonaría hasta su muerte.
Ahora, en un congreso en Coímbra, que ha inaugurado Pilar del Río, se ha teorizado sobre la figura y la obra del Premio Nobel de Literatura.
Para el profesor de la Universidad de Évora, Antonio Sáez Delgado, el fallecido autor luso fue el último de los iberistas, entroncando con la tradición que transitasen escritores tan importantes como Pessoa, Almada Negreiros, Eduardo Lourenço o el mismísimo Valle – Inclán.
Imagen – Pedro Ribeiro Simões / Grey World / Heribert Benchen / Shine Rugs / patrick janicek / Robyn Mack / Estonian Foreign Ministry