El «finis africae» de la Biblioteca Británica ve la luz

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La Biblioteca Británica acaba de digitalizar, y ya están accesibles en internet, 2.500 volúmenes de lo que se podría calificar como «libros prohibidos», que bajo el epígrafe de Private Case, guarda textos sicalípticos de toda laya, incluida la primera novela «porno» que se escribió en las Islas Británicas

Para los que sois muy jóvenes o todavía no habéis disfrutado de la lectura d El nombre de la rosa, de Umberto Eco, informaros que «finis africae» era una estancia secreta de la biblioteca del monasterio donde Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk investigan una serie de sangrientos crímenes.

En dicha estancia, el antiguo abad, Jorge de Burgos, había guardado libros que podían poner en solfa el catolicismo tal como se entendía en esa época medieval. De hecho, todos los crímenes se producen para evitar que «finis africae» sea descubierta.

Ahora, la Biblioteca Británica acaba de revelar su «finis africae» particular, haciendo accesible en internet 2.500 volúmenes, que, durante mucho tiempo, por considerarse demasiado obscenos habían estado ocultos a los lectores.

Refugio ante la censura

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La historia de la literatura está plagada de libros, que por ser considerados como poco recomendables por la moral de la época, han sufrido censura.

De hecho, no hace tanto, uno de los principales recursos contra los libros que no gustaban a los que detentaban el poder, ya fuese político, económico o ambos, era que acabaran quemados en una pira.

De hecho, ahora que se cumplen 80 años del comienzo de la II Guerra Mundial, el régimen nazi, hizo un uso intensivo de la quema de libros que no gustaban a los adláteres de Adolf Hitler.

En el Reino Unido, en vez de quemar los libros que no gustaban, utilizaron el más civilizado recurso de guardarlos «bajo siete llaves» en el Museo Británico, y ahora, la Biblioteca Británica saca a la luz 2.500 títulos que fueron calificados como de «dudosa moral».

Private Case

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Con este nombre, aparentemente tan neutro, es donde se encontraban catalogados los libros sicalípticos alojados en la institución ubicada en Londres, en concreto en Great Rusell Street.

Con los años, todos esos libros prohibidos han sido ordenados y sistematizados por los bibliotecarios de la institución, y los de contenido «picante» fueron reunidos bajo el sello de Private Case.

Casi 3000 «libros prohibidos» digitalizados

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Fue en el año 1973 cuando los libros acogidos en el Museo Británico pasaron al ser competencia de la Biblioteca Británica.

Ahora, esa institución, con más de cuarenta años de historia, es la responsable de la digitalización y difusión en internet de 2.500 libros, que como menos pueden ser calificados como «subidos de tono».

Libros que hacían sonrojar en su época

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Private Case es un marchamo acoge todo tipo de literatura erótica de los últimos cuatro siglos, con «especímenes literarios» especialmente curiosos.

Entre los libros, muchos de ellos salvados de la quema, podemos encontrar ejemplares como Teleny o la inversa de la medalla, una ficción gay, publicada en Londres en 1893, un relato que algunos especialistas han atribuido a Oscar Wilde.

Otro de los volúmenes nos presenta, sistematizadas y ordenadas cronológicamente, las hazañas sexuales de un caballero de la Inglaterra Victoriana, que incluye una buena cantidad de consejos para llegar a la excelencia sexual.

El primer relato «porno» del Reino Unido

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Bajo el título de Fanny Hill: memorias de una cortesana, de John Cleland, publicado en el año 1748 mientras estaba preso, encontramos el primer «porno» literario británico.

Desde aquel año, Fanny… ha sido uno de los libros más perseguidos en la historia de la literatura británica y es calificada como la primera novela de temática adulta que se escribió en aquellas islas.

Como su título anuncia, lo que nos vamos a encontrar en el volumen es un pormenorizado diario de una mujer que ejercía la prostitución.

El diario, como toda novela que se precie, está adoptado a una prosa que se puede calificar como literaria.

Hasta una «página de contactos» del siglo XVIII

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En la Biblioteca Británica, bajo el epígrafe de Private Case, también encontramos una suerte de «páginas de contactos», un anuario donde se recogían los datos, sobre todo de cómo ser localizadas, de las profesionales del sexo de Londres.

Bajo el título de Harris’s Lists of Covent-Garden Ladies, se publicó, con una periodicidad anual, entre los años 1757 y 1795, y en cada página de este peculiar anuario, aparecía, tal como vino al mundo, una meretriz, donde se subrayaba sus principales atributos.

Prohibidos pero atesorados

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Los responsables del Museo Británico y posteriormente de la Biblioteca Británica, aunque conocían el potencial desestabilizador del contenido de esos 2.500 volúmenes, sobre todo en la hipócrita y pudibunda sociedad británica, tuvieron la suficiente «vista» como para atesorar los mismos.

Otro amplio grupo de volúmenes, en épocas en la cual había sido ampliamente superada la «moral victoriana», llegaron a la Biblioteca Británica por la obligación legal de los editores de consignar en la misma un ejemplar de cada libro publicado en el Reino Unido.

Por preservar

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La digitalización de los 2500 volúmenes también tiene un objeto mucho más práctico como es el de la conservación.

Algunos de los libros fueron impresos hace más de doscientos años, por lo que su estado de conservación empieza a preocupar al Museo Británico; digitalizarlos es preservar su contenido para la posteridad.

Con el marchamo de «inmoral» llegaron a formar parte del archivo Private Case hasta 4.000 volúmenes, pero con la evolución de la sociedad británica y su mayor tolerancia, el archivo «adelgazó» hasta los 2.500 libros actuales.

50 sombras de Grey, y su epígono canario

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El fenómeno de 50 sombras de Grey, de la escritora británica E. L. James, se ha convertido en un fenómeno literario y también cinematográfico, después de la película homónima que tanto éxito ha tenido en nuestro país.

Tal ha sido el éxito del libro y la película, que inclusive le están saliendo émulas en nuestro país, la última, rescatada en mal estado después de intentar reproducir un fragmento de la película, en las Islas Canarias.

A un paso de fallecer

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La Policía Nacional, después de que alguien llamase al 112 informado que se podía estar produciendo un secuestro, se personó en la tinerfeña playa de Las Teresitas, donde encontraron con una mujer maniatada al volante de un coche.

La mujer, con las muñecas atadas al volante con bridas de plástico, tenía las manos amoratadas por la acción de las bridas, mientras que su cuello estaba fijado con cinta plástica al reposacabezas, presentado síntomas de asfixia.

Una vez liberada, la mujer relató a los agentes que estaba emulando una de las escenas de la película 50 sombra de Grey, pero que la perfomance se le «había ido de las manos».

Por último y a modo de post data, recomendaros, que, si no habéis leído El nombre de la Rosa, adquiráis el libro y disfrutéis del antecedente más remoto, al menos en literatura, de Sherlock Holmes, en este caso con hábito y cíngulo.

Fuente – LA VANGUARDIA / El Nombre de la Rosa en Wikipedia / Museo Británico en Wikipedia / Biblioteca Británica en Wikipedia / Teleny en Wikipedia / Fanny Hill en Wikipedia / La Voz de Galicia / E. L. James en Wikipedia

Imagen – Paul Hudson / Jorge Láscar / Tenuun Batzorig / Chris Andlori / Heller Allingham / Gohe / Boston Public Library / Brad Holt / Andrew Karigan / Películas en Español / Diario de Madrid

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