Por amor al arte…o casi

escritor ejerciendo su oficio

Escribir, como otras bellas artes, arrastra un buen número de prejuicios, siendo el principal que los escritores deben de «vivir del aire» y deben cobrar poco por su trabajo, ya que tienen bastante con la satisfacción de que les lean

Escribir, sobre todo libros, ni ha sido un negocio para los escritores ni seguramente lo será en un país, como España, en el que los índices de lectura están por los suelos.

Que los escritores tengan que ejercer otros oficios para poder seguir escribiendo, no es óbice para que el negocio editorial este viviendo, después de la crisis, un momento muy dulce.

Todo ello a pesar de que la actividad de quien escribe está rodeada de palabras grandilocuentes, como puedan ser liderazgo, actitud, coaching o emprendimiento.

Un magro beneficio

monedas de euros

Poniéndonos en el mejor de los casos, un escritor solo va a recibir por su trabajo el 10% del precio de venta al público del libro.

Para entendernos, si un libro cuesta 20 euros – es el precio medio que tiene un libro publicado por una editorial «seria» – el autor ingresará dos euros por cada ejemplar que se venda.

Por ello las cifras son escalofriantes, ya que, si escribir nuestro libro nos ha llevado tres horas diarias durante un año, vender 1.000 ejemplares significa que has cobrado, ¡no salgan de su asombro!, un euro por cada hora trabajada.

Buscarse otro trabajo

camioneta de reparto servicio postalç

Debido a esos magros emolumentos, por lo general los escritores o la gente que escribe, procura tener otros trabajos que le permitan comer y pagar facturas.

Y dicho esto es conveniente «romper» una lanza por aquellos que ansían ver sus páginas publicadas, ya que, en la mayoría de las ocasiones, los escritores utilizan su tiempo libre para escribir, lo cual tiene mucho mérito.

Además, ya no es suficiente escribir un libro, ahora es necesario «moverlo» para que la obra literaria no quede en el olvido: presentaciones, coloquios, firma de libros y todos esos saraos que se organizan para intentar que nuestra obra, como se dice ahora, se vuelva «viral».

Productividad

libros clasicos en estanteria

También llamado «el mundo real» por muchos escritores. La actividad literaria, como otras muchas, tampoco ha podido escurrirse entre las garras de la lógica capitalista.

Desde las editoriales, cada una tiene su propia «escudería» de escritores, se fustiga a los mismos con conceptos – marketing, ventas, economía de escala – que muchos de ellos no comprenden y que otros no quieren ni comprender.

Recogemos aquí, para explicar la disociación entre escritores y sistema productivo con la cita del escritor y semiólogo francés Roland Barthes, cuando escribió aquello de que “no hay biografía que de la vida improductiva”.

Sentimiento de culpa

confesionarios

Es algo que el sistema de producción capitalista inocula a los ciudadanos de las, mal llamadas, la calificación es mía, economías sociales de mercado.

El escritor llega un momento en el que se siente azorado por el hecho de desarrollar actividades que son socialmente consideradas como «no productivas», como es el caso de leer y escribir.

A pesar de ello, la mayoría de la gente que escribe – escribimos – tiene – tenemos -, como se suele decir, «más moral que el alcoyano», ya que, si nos leen, bien, y si no mejor.

La de escritor es una vocación que brota de las zonas más recónditas de nuestro ser, por lo que muy pocos escritores «raza» van a dejar de escribir, inclusive, aunque el «mercado» no les reconozca.

Sobre todo, que nos lean

mujer leyendo en el campo

Un piropo, repetido hasta la saciedad por aquellas personas ajenas a los circuitos literarios, cuando algún escritor presenta un nuevo libro suele ser el “que vendas mucho”.

Sin embargo, los que nos pasamos muchas horas juntando una letra con otra, lo que más ansiamos es que nos lean, mucho antes de entrar en consideraciones económicas como los derechos de autor.

Inclusive con los eventos de promoción del libro lo que generalmente pretende un escritor, no así la editorial, que tiene otros intereses, es que su obra llegue al mayor número de gente posible, que reciba buenas críticas y que le sirva de «trampolín» para poder seguir creciendo como escritor.

Casi nunca es «llegar y besar el santo»

conferencia de prensa

El éxito, si es que llega, en el campo de la literatura es algo gradual. Salvo excepciones nadie se «estrena» con ventas millonarias.

Lo más habitual, es que las primeras obras de un autor pasen desapercibidas, y en el caso que tengan «bombo» mediático, no se vendan más allá de unos cuantos ejemplares, no más allá de algunas centenas.

Además, las editoriales, que siempre tienen «los pies en la tierra», también realizan una labor pedagógica con los autores, educándolos en que además de la calidad literaria y tener muchos lectores, también es necesario que el libro se venda.

Un sector editorial que se recupera

charla saviano mario vargas llosa

Y lo hace, paradójicamente, con el libro de papel, después de que los apóstoles de la modernidad auguraran que ese formato estaba definitivamente muerto.

Sí bien, el sector ya daba muestras de la existencia de «brotes verdes» en el 2014, después de una de las crisis más brutales que ha tenido que vivir el sector editorial, se puede decir sin temor a equivocarse que el sector vuelve a estar consolidado.

Los datos son tozudos, e indican que los españoles seguimos prefiriendo el libro en papel, mientras que las ediciones digitales no gozan del favor del gran público, y se configuran como un reducto de, por ejemplo, para grandes lectores que carecen ya de espacio para acumular más libros.

Libros de texto, el talón de Aquiles

folios con subrayadores

Mientras tanto, el sector de los libros de texto sigue «haciendo aguas», en parte debido a que en casi todos los ciclos educativos – primara, secundaria, universidad – lo que priman son los contenidos digitales.

Son muchos los escolares que desarrollan casi la totalidad de su trabajo académico por medio de dispositivos variados, ya sean tabletas, portátiles u ordenadores de sobremesa.

El préstamo de libros, que está ya consolidado en muchas comunidades autónomas, también va en detrimento de las ventas de libros de textos.

En ese sistema, los libros son propiedad del departamento de educación de la comunidad autónoma, y ella lo presta a los alumnos, que se responsabilizan de cuidarlos: no hacer «dibujitos» en los márgenes ni subrayarlos.

Otro factor que afecta negativamente a las editoriales que publican libros de texto, es que los currículos escolares no cambian de año en año, y que puede pasar un lustro hasta que halla un cambio de contenidos.

Como hemos visto en este artículo, resulta paradójico que muchos escritores que publican en editoriales «serias» estén obligados a tener otros trabajos con los cuales pagar las facturas, y que el negocio editorial vuelva a ser boyante.

Fuente – LETRAS LIBRES / Roland Barthes en Wikipedia / LA VANGUARDIA

Imagen – Eelke / Images Money / hobvias sudoneighm / Paul Sableman / Guilhem Vellut / Daniel wehner / Maryland GovPics / Daniele Devoti / Brent Van Der Veken

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