Shodō con chullo

ejercicios caligrafia japones

Ahora que se celebran 120 años de la primera emigración japonesa a Perú, una importante generación de escritores Nikkei llevan escribiendo más de tres lustros, con letras de oro, en la literatura de este país andino

Una nueva generación de escritores peruanos, todos ellos de ascendencia japonesa, se está haciendo un hueco en las «letras» de ese país andino.

Cuando se cumplen 120 años de la masiva emigración japonesa a Perú, la literatura peruana hecha por descendientes de lo que fuera el Imperio del Sol Naciente, ha permeado la creación literaria de los últimos quince años.

El principal aporte ha sido el mostrar al mundo la peculiar manera de ser de los descendientes orientales en la sociedad del país donde gobernase Pedro Toledo, que han configurado además lo que ya se considera como la literatura Nikkei en el Perú.

José Watanabe, el precursor

jose watanabe

Probablemente haya sido el precursor de una generación de autores literarios con orígenes en el Japón, y ya en el año 1970, hace la friolera de 49 años, recibió el premio Poeta Joven del Perú.

Por derecho propio, Watanabe se ha convertido en un autor de culto dentro de las «letras» peruanas contemporáneas, y el pasado mes de julio, su obra y su figura han sido objeto de mesas redondas y simposios en la biblioteca de la Asociación Peruano Japonesa.

Una de sus obras más famosas es el poemario La piedra alada con el cual Watanabe excedió las fronteras peruanas y se convirtió en un autor muy valorado dentro de la literatura que se hace en español.

Volverse más peruano viajando a Japón

parque en tokyo

Es el paradójico caso del narrador Augusto Higa, cuya obra más famosa Japón no da dos oportunidades habla de choque cultural de aquellos Nikkei que volvieron al archipiélago para trabajar en sus grandes empresas.

Lo que cuenta Higa, el descubrir lo peruano que era cuando tuvo que volver a los que muchos descendientes de japonés consideran la «madre patria», ha sido el proceso que han vivido muchas personas que volvieron para trabajar en el Japón.

Para mucho dekasegi – así llaman en Japón a los retornados – el coche cultural fue brutal: como muchos latinoamericanos carecen de la obsesión enfermiza por el trabajo de los japoneses y nos son capaces de comer en 10 minutos como hacen los japoneses – la experiencia de trabajar en ese país asiático fue traumática.

Augusto Higa ha reflexionado sobre esa realidad y sobre el choque cultura en otras de sus obras como Okinawa existe y Gaijin, donde toca uno de los temas, la no permanencia, que es nodular a lo largo de toda su obra.

Una realidad conflictiva

japoneses internados en campos

Aunque ahora es «políticamente correcto» tener las dos identidades, la Nikkei y la peruana, sin que ambas entren en colisión, esto no siempre ha sido así, tal como muestran en su obra autores como Carlos Yushimito o la poetisa Doris Moromisato.

En sus libros vamos a encontrar el dolor de los japoneses que llegaron como inmigrantes a un país extraño con unas coordenadas culturales e idiosincrasia a la que tardaron en adaptarse.

Los tiempos más duros que tuvieron que vivir los Nikkei en Perú fue durante la II Guerra Mundial, en la cual el gobierno peruano, para congraciarse con los Estados Unidos de América, inició la «caza» al japonés.

En esa etapa los Nikkei más acaudalados fueron despojados de sus bienes y encerrados en campos de internamiento, cuando no fueron extraditados al país que preside Donald Trump para ser canjeados por militares norteamericanos prisioneros en Japón.

Ese calvario ha quedado como parte del acervo japonés en Perú, y ha sido tratado por todos los autores de origen japonés, desde los contemporáneos a la II Guerra Mundial hasta las nuevas generaciones, caso de Yushimito, nieto de los que sufrieron la represión en sus carnes.

Impronta japonesa que permea el relato

arte de la caligrafia japonesa

De cualquier manera, hijos o nietos de japoneses emigrados, lo cierto es que la cultura japonesa permea, de una manera u otra, el devenir literario de estos escritores Nikkei, aunque de diferente manera.

Mientras que, en la literatura de Watanabe, Higa y Moromisato, hijos de emigrados japoneses la cultura japonesa está mucho más presente, en autores como Carlos Yushimito y Fernando Iwasaki, tercera generación Nikkei, las referencias culturales son más occidentales.

Relato de la inmigración

doris momorisato

Este pasado mes de julio, la poetisa Doris Moromisato ha publicado Crónicas de mujeres Nikkei, donde después de un exhaustivo trabajo de investigación, narra la vida de las mujeres que tuvieron que abandonar su Okinawa natal para forjarse un futuro en el «nuevo mundo».

Por si esa gesta de llegar al Perú con «una mano delante y otra detrás» no fuera suficiente, Moromisato introduce la variable de la inmigración desde la perspectiva de género, de género femenino.

Iwasaki y el «nuevo cosmopolitismo»

fernando iwasaki

Es uno de los principales valores, a decir de muchos críticos, de la producción literaria de Fernando Iwasaki.

El escritor e historiador ha logrado mantener un diálogo cultural entre la idiosincrasia nipona, peruana y española, lo que le ha llevado al enriquecimiento de las «letras» peruanas.

Iwasaki ha desarrollado el concepto de «multiterritorialidad», esto es, entender Perú como una suma de identidades, sin que ninguna de ellas excluya a las demás.

Sobre ese concepto, Iwasaki aplica una rigurosa técnica literaria sobre la que siempre sobrevuela una fina ironía y humor a raudales.

Celebración de los 120 años de la emigración japonesa

amistad peru japon

Este 2019 se cumplen 120 años del éxodo que tuvieron que realizar muchos japoneses a diversos países de Latinoamérica, entre ellos Perú.

Dentro de las celebraciones ha tenido especial transcendencia la visita de la princesa Masako, sobrina del actual emperador Naruhito, que se ha reunido, en un acto multitudinario y en Lima, con miembros de otras comunidades de la sociedad peruana.

El primer contingente humano procedente del Japón, fue un grupo de 790 hombres contratados para la realización de actividades agrícolas que arribaron en el año 1899 en un barco bautizado como Sakura Maru.

En estos momentos, la comunidad peruano – japonesa llega a los 100.000 integrantes y se encuentran insertos en todos los sectores económicos y sociales.

Un solo pueblo

fiesta inti raimi

Las celebraciones también han dado también para constatar que la comunidad Nikkei está plenamente integrada en la sociedad peruana, sin que eso sea óbice para que mantenga su propia idiosincrasia.

Del mismo modo, la princesa Masako también ha querido poner en valor las aportaciones de todo tipo que la comunidad Nikkei lleva realizando durante más de cien años al engrandecimiento del Perú.

El crisol de la sociedad peruana, con gentes venidas de allá y de acullá, no hace sino enriquecer culturalmente a un país que hasta hace pocos lustros vivía embebido en sí mismo.

Fuente – EL PAÍS / Chullo en Wikipedia / Agencia EFE

Imagen – David Pursehouse / Descubre a los Nikkei / Daniel Galleguillos / Bammesk / Andrea Lazilli / Ad crumenam / Ministerio de Relaciones Exteriores / Thomas Hammer

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