Kafka inédito

estatua franz kafka praga

Tras un proceso judicial que ha durado doce años los archivos de Max Brod y Franz Kafka ya son propiedad del Estado de Israel, que ha entrado en posesión de los dos archivos, que en estos momentos protagonizan una exposición en la Biblioteca Nacional de Israel

Aunque parezca que, porque a medida que se iban publicando los libros de Franz Kafka (Praga, 3 de julio de 1883 – Kerling 3 de junio de 1924) la crítica y el público comprendía que era un escritor universal, la intención de Kafka fue que sus originales nunca viesen la luz.

De hecho, dejó consignado a su albacea testamentario y amigo, Max Brod, que destruyese sus escritos, aunque afortunadamente para muchos lectores, entre los que me incluyo, el escritor y periodista checoslovaco no le hizo caso.

Ahora, después de algo más de una década en los tribunales, el archivo de Franz Kafka y de Max Brod, unificados, se exhiben en la Biblioteca Nacional de Israel.

Un éxito inmediato

sala lectura biblioteca nacional de israel

Los organizadores de esta exposición conjunta del «fondo de archivo» de Kafka y Brod, se han quedado estupefactos del éxito que está teniendo la muestra.

En la sala reservada para la exposición se pueden ver un buen número de manuscritos y muchos de ellos es la primera vez que se exhiben.

La exposición incluye inclusive misivas que Franz Kafka escribió a su padre pero que nunca llegó a enviar, así como otro variado tipo de documentos.

Franz Kafka era muy aficionado a los diarios de viajes, de los cuales se puede ver una buena muestra en la Biblioteca Nacional de Israel, y también de una de las aficiones menos conocidas del genio praguense, como era la pintura y el dibujo.

Todo lo expuesto en la colección estaba, hace menos de dos semanas, celosamente guardado en la caja fuerte de una entidad financiera suiza.

Un periplo digno de Rocambole

barracon campo de concentracion

Reunir los documentos, bocetos, apuntes, cartas y demás objetos no ha sido fácil, ya que el periplo judicial de los archivos de Kafka y Brod han pasado por un «viacrucis» judicial que ha durado doce años.

Tras el fallecimiento del doctor en Derecho en 1924, Max Brod se convierte en el legatario del archivo de Kafka, y le hizo un favor a la historia de la literatura universal al no seguir las indicaciones – destruir todo lo escrito – de Franz Kafka.

Max Brod, debido al apogeo del nazismo y que la ocupación de Europa tenía como «daño colateral» el plan para el exterminio del pueblo judío, decide poner «tierra de por medio» y emigra, con su archivo y el de su amigo, a lo que todavía era el protectorado británico de Palestina.

La decisión de destruir su obra literaria se entiende porque Kafka nunca consideró que esta fuera transcendente para la literatura austrohúngara, y mucho menos para la literatura universal.

La decisión de Brod de no destruir la obra literaria de Kafka, la explicó porque realmente su amigo si quería que su obra le sobreviviera, ya que si no la hubiese destruido él mismo.

Un «nudo gordiano» judicial

tribunal supremo de israel

El litigio que ha tenido aparejado el legado de Kafka se explica porque, aunque él creía que sí, el que desarrollo una interesante carrera como dramaturgo en Israel, no fue el único receptor de los documentos de Kafka.

Esther Hoffe, la secretaria de Max Brod, también recibió mandato de Brod de destruir toda la documentación sobre Kafka que obrase en su poder, aunque, al igual que su jefe, no acató la orden.

Una vez fallecido Brod, su secretaria entró en posesión de los archivos de Kafka y de su amigo Max Brod, y una vez que falleció, dejó de herederas a sus dos hijas, Ruth y Hava.

Aquí es donde comenzó el periplo judicial que ha tenido el archivo en un «limbo judicial» que ha durado doce años.

Mientras la Biblioteca Nacional de Israel pretendía hacer efectivo el compromiso que explicitó Brod de que los archivos pasasen a posesión de esa institución, las hijas de Esther Hoffe presentaban el testamento donde aparecían como herederas.

En el impasse las dos herederas lograron vender el manuscrito original de El proceso por dos millones de dólares a un coleccionista privado.

Resolución judicial favorable al Estado de Israel

sinagoga de praga

Hubo que esperar al 2016 para el Tribunal Supremo de Israel dictaminase que el archivo de Brod y de Kafka debiera pasar a ser propiedad de la Biblioteca Nacional de Israel.

Acatando la decisión del alto tribunal, el banco suizo en cuya cámara acorazada «residía» el archivo, puso a disposición de las autoridades israelíes el legado de Brod y Kafka.

El legado completo de Kafka no estaba al completo en el banco de Zúrich, sino que se encontraba desperdigado en cuatro localizaciones, pero afortunadamente el conjunto estaba localizado por las autoridades israelíes.

Además de en banco suizo, el archivo estaba desperdigado entre la residencia de Esther Hoffe en Tel Aviv, en dos bancos de la capital israelí y también en poder de la policía alemana, que investigaba en robo en casa de la secretaria de Max Brod.

Los enviados de la Biblioteca Nacional de Israel que viajaron a Alemania, para hacerse cargo de los documentos recuperados por la policía alemana, se encontraron con miles de documentos, como una postal que Kafka dirigió a Max Brod en 1910.

Kafka escribe en yiddish

libro en yiddish

Se trata de algo desconocido en la biografía de Franz Kafka, pero que se infiere en unas sesenta carpetas de las recuperadas por la policía alemana.

El aprendizaje lo llevó a cabo en los últimos siete años de su vida, con una joven profesora que procedía de Jerusalén con la cual, según los documentos, progresó mucho en el idioma del pueblo judío.

Aunque, de su biografía se desprendía que había recibido clases para aprender yiddish, lo que revela lo encontrado en las carpetas es que también era capaz de escribir pequeños textos en idioma hebreo.

Max Brod, su muleta

bastones para andar

Brod, además de un amigo, fue un auténtico asidero para la timidez congénita de Franz Kafka, y fue uno de los que le animó, casi como pócima terapéutica comenzase a escribir para poder hacer frente a sus «demonios».

Brod llegaba donde no llegaba el empleado de la empresa alemana Arbeiter-Unfall-Versicherungs-Anstalt für Königsreich Böhmen: mientras que Kafka era una persona profundamente introvertida y tímida, Brod derrochaba bonhomía, don de gentes y extroversión.

Afortunadamente Franz Kafka, fallecido de tuberculosis en el año 1924, el mismo año que se publica Mein Kampf, no tuvo que vivir las sevicias a las que sometió el régimen nazi a los judíos europeos, y que culminó con el genocidio de seis millones de personas.

Fuente – EL MUNDO / Franz Kafka en Wikipedia / Max Brod en Wikipedia

Imagen – Arnaud D. / Ylevi / Almog / Filippo Diotalevi / moshebar / Needpix

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