Y detrás de Chernobly…una Premio Nobel de Literatura

No es muy conocido que detrás del argumento de una de las series de televisión de HBO que más éxito está teniendo, nos referimos a Chernobly, se encuentra, como parte del argumento, el libro Voces desde Chernóbil. Crónica del futuro, de la Premio Nobel de Literatura 2015, la bielorrusa Svetlana Alexiévich

La «cultura de las series de televisión» es omnipresente en la mayoría de las sociedades occidentales, de hecho, algo que lleva mucho tiempo de moda es, habitualmente en fin de semana, de una «sentada» vernos todas las temporadas de nuestras series preferidas.

Uno de los grandes éxitos de este 2019, ha sido la miniserie producida por HBO que bajo el título de Chernobly nos cuenta en cinco capítulos la epopeya que en 1986 tuvo que vivir la URSS cuando explotó un reactor de los cuatro que tenía la central nuclear homónima.

Pero lo que muchos de los seguidores de la miniserie no saben es que, en parte, la producción de SKY tomó como base para construir el guion de un libro de la Premio Nobel de Literatura del año 2015, la bielorrusa Svetlana Alexiévich.

Voces de Chernóbil

El libro que sirve de base para la exitosa serie de HBO no es otro que Voces de Chernóbil. Crónica del futuro, donde la autora de Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la Guerra de Afganistán, intenta desentrañar, contando con los testigos de la tragedia, lo que realmente pasó en el accidente nuclear.

Se trató de una valiente aproximación al accidente nuclear que durante lo que quedaba de era soviética – el Muro de Berlín y el bloque soviético colapsaron tres años después – fue un secreto de estado.

Inclusive ahora, por esos páramos que una vez formaron parte de URSS, no es que la libertad de prensa brille con voz propia.

Conciencia ecológica

Para todos los que vivieron la tragedia, aunque fuese de modo vicario, no en vano la radiación, por llegar, llegó hasta España, el accidente nuclear, Alexiévich tenía entonces 38 años y vivía en la misma república donde se produjo el desastre, sigue siendo parte de su vida.

El accidente nuclear hizo nacer entre muchos ciudadanos de la URSS, muchas veces de modo íntimo dado el control que sobre la población ejercía, entre otros, el KGB, una firme conciencia ecológica.

Aún hoy, la escritora bielorrusa es sumamente crítica con las políticas energéticas que desarrollan la mayoría de los países del mundo, incluido su Bielorrusia natal; denuncia que la humanidad se ha habituado a vivir «de la naturaleza».

Sin reconocimiento por parte de HBO

Una de las cosas que más sorprende a esta profesora, escritora y periodista es que en los títulos de crédito de la serie de Sky producida por HBO, no se mencione, ni por asomo, que la base del guion proviene de su libro.

A pesar de que en el contrato que firmó con los productores de la serie les permitía basarse entre seis y ocho historias que la escritora nacida en Ucrania plasmó en Voces de Chernóbil, es la filosofía que inspiró la obra literaria la que permea los cinco capítulos de que se compone la serie.

Chernobly, una afrenta nacional para Rusia

A pesar de la repercusión que ha tenido la serie de HBO en occidente, en lo que otrora fuese la Unión Soviética, se ha considerado como una afrenta nacional.

Sobre todo, los más furibundos ataques contra el producto televisivo dirigido por el sueco Johan Renck, provienen de los medios de comunicación afines al Kremlin y Rusia Unida, el partido de Vladimír Putin.

Desde Rusia «no dejan títere con cabeza», criticando desde las inexactitudes históricas, una narrativa que no se ajusta a la verdad o pasando por un atrezzo que no hace justicia al equipamiento con el que se hizo frente a la hecatombe nuclear.

De hecho, desde el Kremlin, que vaya usted a saber que tendrá que ver con la producción audiovisual, ya se ha anunciado que en breve se comenzará a filmar una réplica a la miniserie de HBO.

Una serie que, se advierte desde la Plaza Roja, contará «con pelos y señales» lo que realmente sucedió en Chernóbil, desbaratando la intoxicación informativa que para el Kremlin se ha realizado con la serie de Sky producida por HBO.

Y para muestra un botón

La ofensiva mediática de los ofendidos por la serie Chernobly se ha replicado en radio, televisión y prensa escrita, y se ha tratado como si de una afrenta nacional se tratará.

Inclusive, periodistas del Komsomólskaya Pravda, que otrora fuera uno de los órganos de expresión del Partido Comunista de la Unión Soviética, han interpretado que la miniserie de HBO tiene como misión desacreditar a Rosatom.

La Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, conocida por el acrónimo de Rosatom, siempre según el Komsomólskaya Pravda, se convertiría en un «chivo expiatorio» para dañar su reputación frente a competidores occidentales.

Mientras tanto, el canal del ruso de televisión NTV ha anunciado que en breve comenzará la filmación de la versión rusa del accidente nuclear de Chernóbil, cuyos protagonistas serán un espía norteamericano y un agente del KGB que intentará desenmascararlo.

Sin saber a ciencia cierta cual será el argumento, no sería peregrino interpretar que en la serie de televisión el accidente nuclear no sea achacado a la CIA, ante el denuedo de los órganos de seguridad soviéticos por desbaratar el compló.

Casi como si Chernenko siguiera vivo

Una de las cosas que más ha sorprendido a Svetlana Alexiévich es la furibunda reacción de parte de la sociedad rusa ante lo que no deja de ser más que una serie de televisión, en resumidas cuentas un producto de ficción.

Para la autora de El fin del «homo sovieticus» son unas reacciones tan desmedidas del jaez de las que los habitantes de la URSS tenían que soportar durante la Guerra Fría, con artículos de opinión que subrayan el peligro que Estados Unidos tiene para Rusia.

Revisitar la historia soviética

La Premio Nobel considera que es una de las tareas pendientes en Rusia, es arrojar luz suficiente sobre lo que pasó durante los setenta años que existió la Unión Soviética.

Y ello máxime cuando amplias capas de la población, sobre todo los jóvenes, o no tienen conocimiento de lo que fue aquello o tienen una versión excesivamente edulcorada de lo que supuso la URSS para sus casi 300 millones de habitantes.

Con esa intención se acaba de estrenar en Rusia el documental Kolimá, la patria de nuestro temor, en el cual se narra, por parte del realizador Yuri Dud, la ¿vida? de los internos en uno de los campos de concentración soviéticos más demenciales de lo que Aleksandr Solzhenitsyn bautizaría como «Archipiélago Gulag».

A decir de los historiadores, Kólima dejaba a Auschwitz-Birkenau como un balneario donde tomar las aguas termales, y fue donde ciudadanos soviéticos podían ser internados por alguna práctica antirrevolucionaria, futilidades como haber robado una botella de leche o haber contado en público un chiste sobre el Partido Comunista.

Fuente – Babelia en EL PAÍS / Svetlana Alexiévich en Wikipedia / Casa del Libro / Miniserie Chernobly en Wikipedia / Johan Renck en Wikipedia / Rusia Unida en Wikipedia / Rosatom en Wikipedia / EL PAÍS

Imagen – HBO / Casa del Libro / Heidi Schimitt / Jorge Franganillo / President of Russia / RIANbot / WELT

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