
Las bibliotecas tienen dos «enemigos» jurados, como son los hongos y varios tipos de «bichos», como coleópteros y carcoma. Ante una de esas plagas, la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale decidió congelar sus libros a -36 grados centígrados
Desde casi desde que se fabricó el primer libro, una de las obsesiones de bibliotecarios y bibliófilos ha sido su conservación, aunque ahora, con los formatos digitales eso es mucho más fácil.
Durante la mayor parte de la historia el único «soporte» que había para el conocimiento eran los libros impresos, de ahí la obsesión por mantenerlos incólumes el mayor número de años.
Desde papel más recio ha tintas que pueden durar en buena disposición durante décadas, la historia del cuidado de los libros es también una historia de mantener a salvo la sabiduría de la humanidad.
La Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos

Se trata de una de las bibliotecas con las que cuenta la Universidad de Yale, y se erigió en los años sesenta del pasado siglo bajo la dirección de obra de Gordon Bunshaft.
Entre sus características peculiares se encuentra el hecho de que el edificio carece de ventanas y está construido en granito y mármol traslúcido.
Debido a los materiales y la inexistencia de ventanas, el objeto de la construcción fue que solo entrase en el edificio una pequeña cantidad de luz que no hace sino mejorar la conservación de los libros y documentos que alberga la biblioteca.
Plagas bíblicas

Uno de los principales problemas que tienen las bibliotecas para la conservación de libros, máxime cuando son antiguos, es la cantidad de «plagas» que pueden literalmente «comerse» los volúmenes allí almacenados.
Un bibliotecario y el personal dedicado a la restauración de libros, solo con ver el color del «manto» que se le ha puesto al libro con la edad, es capaz de determinar cuál es el tipo de «plaga» que le acecha.
Cuando sobre el libro se extiende una pátina entre amarilla y verdosa nos encontramos ante un hongo cuyo nombre científico es el de Chaetomium, pero si el color es rojo la «plaga» que afecta al libro es el hongo Acrostalgmus cinnabrarinus.
Más; si el libro está plagado de motas negras, es posible que nos esté visitando la Alternarias, pero si las manchas son de color castaño nos encontramos ante una «invasión» de Spicaria elegans.
El tema no es baladí, ya que si una de esas «infecciones» se enseñorea de cualquier biblioteca la misma puede acabar literalmente devorada y sus libros convertidos en polvo.
Los insectos también «ayudan»

Y la única amenaza a la que se pueden ver sometidos los libros, sino que también existen algunos tipos de insectos que tiene, a lo visto, preferencia por la letra escrita y que pueden devorar una biblioteca.
Entre ellos nos encontramos con la carcoma y los escarabajos, ambas especies se encuentran dentro de la «familia» de los xilófagos.
Los peores coleópteros que son especialmente dañinos para una biblioteca son Dermestidae que están «especializados» en pieles y pergaminos; en los albores de la humanidad se utilizaban pieles de diversos animales para escribir sobre ellas.
Otros de los «asesinos» de bibliotecas son Leptismatidae que es la familia a la que pertenece uno de los especímenes más dañinos, como es el denominado «pececillo de plata».
Pero, el verdaderamente dañino es un subgrupo de la carcoma que lleva el nombre de «escarabajo del reloj de la muerte», ya que incluso en estado larvario son devoradores de madera y papel.
Dichos escarabajos, a pesar de ser sumamente dañinos para las bibliotecas, realizan una importante función en la naturaleza, ya que literalmente se «comen» los árboles enfermos o que han sido derribados por causas naturales.
De visita

Fue en el año 1997, cuando una plaga del «escarabajo del reloj de la muerte» se dio un garbeo por la Biblioteca Beinecke y trajo de cabeza a sus bibliotecarios, ya que estuvo a punto de «comerse» una buena parte de los fondos bibliográficos.
Cuando dicho escarabajo llega a su etapa adulta, realiza complejas galerías horadando la madera, debilitando las estructuras y dejando unas «galerías» que pueden ser utilizada por hongos de diversos tipos.
El recurso a utilizar diversos tipos de insecticidas no produjo ningún resultado positivo por lo que los responsables de la biblioteca se pusieron en contacto con diversos entomólogos para hacer frente a la «plaga».
La consulta a varios entomólogos de reconocido prestigio dio como resultado la recomendación de congelar todo el fondo bibliográfico a -36 grados centígrados como una manera de acabar con la plaga.
Tras someter a ese proceso de congelación todo el fondo bibliográfico, en dos años estuvo controlado el problema y los libros no fueron «pasto» de ese tipo de coleópteros.
Desde ese día, y circunscrito a las plagas de «escarabajo del reloj de la muerte», el problema se ha solucionado ya que cada nuevo libro o documento que llega a la Biblioteca Beinecke, es sometido, durante varios días, a un tratamiento de congelación a -36 grados centígrados.
Alimentarse de las colas de encuadernación

Es el alimento fundamental del «pececillo de plata» que tiene como principal alimento los adhesivos con los cuales se encuadernan libros y revistas.
La denominación de «pececillo de plata» proviene del hecho de que tiene forma de gota y es un coleóptero de color plateado.
Tanto en estado de ninfa como ya adulto tiene predilección por almidones y dextrinas que son los componentes fundamentales de las colas que se utilizan como adhesivo en la encuadernación de los libros.
Por lo general, se van comiendo las «capas» de la encuadernación, tal como haría una pulidora, hasta que hacen un agujero.
Una «plaga» sin controlar de Leptimisdae puede acabar con cualquier biblioteca, ya que la supervivencia biológica del «bicho» es de tres meses.
Si sois bibliófilos o tenéis una gran biblioteca, no está demás, de vez en cuando, mirar con detenimiento vuestros libros para ver si están sufriendo alguna plaga de los «bichos» de los que hemos hablado en este artículo.
Fuente – ABC / Coleoptera en Wikipedia
Imagen – soomness / Lauren Manning / Josef Papi / Josef Wells / cgiannoni