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La columnista de New Yorker y escritora Elif Batuman acaba de lograr el éxito con una novela titulada La Idiota, un texto que tenía olvidado en un cajón desde hace una década, en la cual narra el amor epistolar de una estudiante de filología de Harvard con otro estudiante, Iván, de origen húngaro

Cada día que pasa son más habituales las novelas en las cuales el argumento se desarrolla en el ciberespacio, y ahora surge La idiota, una novela que nos cuentan cómo eran los flirteos cibernéticos cuándo casi el único método de comunicación era el correo electrónico.

Se trata de una novela autobiográfica de la académica y escritora Elif Batuman, que por su temática y contar episodios de la propia vida de la colaborada de New Yorker, lleva camino de poder ser nominada para el Premio Pulitzer.

Una nueva forma de comunicarse

Fue un cambio sorpresivo que se generalizó a partir de los años noventa del pasado siglo. El correo electrónico supuso mandar misivas que eran recibidas en minutos, cuando no en segundos.

A pesar de que se pueda pensar que todo fueron ventajas, no lo fue así, ya que también complicó las relaciones, fundamentalmente porque en pocos minutos se podían contar grandes historias.

Sobre la complicación de las relaciones humanas es de lo que se habla en la historia, que en primera persona nos cuenta una escritora que hasta ahora no tenía más que una novela publicada.

Con el título de Los poseídos. Aventuras con libros de Rusia y las personas que los leen nos cuenta, con una prosa divertida lo que fue su experiencia como estudiante de doctorado.

Un éxito inesperado

Esta hija de padres turcos naturalizados norteamericanos, no esperaba que su libro La idiota pudiese llegar a tener semejante éxito, ya que incluso está nominado para los Premios Pulitzer de este año.

Además, ha logrado colarse en la lista de los libros más vendidos que realiza periódicamente The New York Times, y hasta está previsto que se grabe una película que tomará como argumento el libro de Batuman.

Nada auguraba el éxito que está teniendo el libro, máxime que cuando estamos, no lo podemos negar en una sociedad donde hasta los libros «entran por los ojos» su cubierta, de color rosa cuarzo no auguraba nada bueno.

Una universitaria con tendencias existenciales

La protagonista de La idiota, una universitaria de primer año, que como la autora es hija de padres de origen turco.

Selim, así se llama la protagonista, estudia literatura en Harvard y tiene la intención, al terminar la licenciatura, de dedicarse a la literatura el resto de su vida; quiere ser escritora.

Con unos niveles de intereses mayores que los de una estudiante «tipo» tiene una tendencia muy acusada a tener graves problemas de elegir las asignaturas, tal es su tendencia obsesiva a analizar el lenguaje y descubrir porque se ha escrito cada libro.

Novela de formación

Nos encontramos ante lo que a todas luces es lo que se conoce como una novela de formación, también conocida como Bildungsroman en el original del alemán, ya que a sus cuitas académicas se le suma otras propias del paso de la adolescencia a la edad adulta.

Selín se ve de pronto teniendo que comportarse como una adulta, en una ciudad que no es la suya y carece completamente de cualquier red de apoyo, por lo que no le quedará otra solución que madurar a paso agigantados.

Y también se ve obligada a aprender los «códigos» que rigen las dinámicas en una universidad tan elitista como Harvard, se verá impelida a crear rápidamente lazos afectivos y también a entender que muchas veces la ligazón de las relaciones puede ser la cerveza.

Y llegó el amor

Inopinadamente, sin haberlo previsto, Selim se enamora, algo que no se esperaba ni por asomo, ya que hasta ese momento tampoco había tenido la necesidad de mantener relaciones sexuales.

Estando ella sobre todo preocupada por el lenguaje y por las razones últimas por las que un escritor, o escritora, decide escribir un libro, se apunta a un curso de ruso elemental en el cual conocerá a Iván.

Tienes un email

Iván es un bigardo de dos metros, mayor que ella y de nacionalidad húngara. Poco a poco van trabando una relación y un día ella decide enviarle un correo electrónico.

Como ya hemos indicado La idiota es un libro autobiográfico, ya que el primer contacto que tuvo con un correo electrónico fue cuando llego a Harvard y como material educativo la universidad daba una dirección de correo electrónico a cada alumno.

Fue en sus años de universidad, tenía 23 años, cuando escribió el original, aunque después lo guardó en un cajón y solo lo recuperó diez años después.

Los años nos cambian

Lo primero que le sorprendió cuando recuperó el original, había pasado diez años, es que ella hubiese escrito algo que se pareciese a la ficción.

Para cuando decidió enviar La idiota a varias editoriales, la estudiante de 23 años que fue, se había licenciado en literatura y poseía un doctorado en literatura comparada y formaba parte de la plantilla de la revista New Yorker.

Y en el 2010 publicó el que hasta que La idiota «entró en máquinas» había su único libro, el ya citado Aventuras con libros de Rusia y las personas que los leen que fue publicado en castellano en el año 2011 por «obra y gracia» de la editorial Seix Barral.

Una novela de los amores epistolares actuales

De hecho, a estas alturas de la película, lo que en un principio podía ser considerado por los bienpemsantes como algo propio de personas que no estaban en sus cabales, nos referimos a conocer e incluso mantener una relación con alguien al que hemos conocido en la «red» empieza a estar muy normalizado.

Los canales online, quizás en estos momentos el «rey» en dispositivos móviles sea Tinder, ya, al menos en las sociedades desarrolladas se ha convertido en una manera más de entablar todo tipo de relaciones, desde las de amistas, pasando por las afectivas, y llegando inclusive a las sexuales.

Pero volviendo a La idiota, y a las relaciones afectivas, cuando Selim envía un correo electrónico a Iván, en la red de la Universidad de Harvard – recordemos que Facebook nació allí – además de ver si le contesta también puede ver si Iván está conectado.

La falta de presencia, conectado nos referimos, de quien ya se ha convertido para Selim en algo más que un amigo, provoca emociones encontradas en la futura filóloga.

Desde sentimientos de abandono hasta celos cuando cree que el joven húngaro se ha desconectado porque tiene una cita con alguna chica.

Confesiones desde la penumbra

El correo electrónico ha permitido, lo cual hace dos décadas era una novedad, el tener una herramienta poderosísima de expresión – los que escribimos sabemos que sobre una resma se puede desde compartir los sentimientos hasta idear nuevos planetas y sus habitantes – que al mismo tiempo permite el anonimato.

El estar al otro lado de una pantalla, además de anonimato, también permite parapetarse en una trinchera en la cual tu identidad está a salvo de miradas curiosas.

De hecho, cuando Selim le cuenta a un terapeuta la relación que mantiene, casi exclusivamente a base de correos electrónicos, con Iván, el psicólogo le indica que todo lo que le está contando le recuerda a Unabomber.

En fin, no se puede poner puertas al campo, y ante la evolución tecnológica nuevas maneras de relación son posibles, y más a partir de la revolución tecnológica que va a suponer el 5G, con todo conectado con todo.

Fuente – el diario / Elif Batuman en Wikipedia / Novela de Aprendizaje en Wikipedia

Imagen – Harvard Law Record / darkday / elif batuman website / Boston Public Library / Les Roches Global Hospitality Education / Iselin / Foreign and Commonwealth Office / Radiofabrik – Community Media Association Salzburg / Ithmus / mcfarlandmo

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