
El profesor de filología inglesa de la Universidad de Cambridge Edward Wilson-Lee nos muestra en Memorial de los libros naufragados las vicisitudes de la fabulosa biblioteca, con más de 15.000 ejemplares, de Hernando Colón, uno de los hijos del descubridor de lo que se llamaron las Indias Occidentales
Además de para conquistar las Américas, lo que en un primer momento creyó erróneamente que era el subcontinente indio, a Cristóbal Colón también le dio para tener unos dos hijos, Hernando y Diego Colón.
Cada uno de ellos fue hijo de las dos mujeres con las cuales convivió, y mientras Diego siguió los pasos de su padre, ocupando importantes puestos en la administración del reino, todos ellos en América, los derroteros de la vida de Hernando fueron otros.
Ahora el profesor de literatura inglesa de la Universidad de Cambridge, Edward Wilson-Lee, realiza una semblanza de Hernando Colón, en donde subraya su amor a los libros, lo que le llevó a atesorar hasta 15.000 volúmenes.
Hay que tener en cuenta que la labor de bibliófilo de Hernando Colón, se realiza en pleno siglo XVI, donde los libros eran un artículo de absoluto lujo que solo estaba al alcance de las clases más privilegiadas de la sociedad.
Además de ser un reputado cosmógrafo, que aportó ideas novedosas a los problemas que tenía la cartografía en pleno renacimiento, también fue un reputado bibliófilo que atesoró miles de volúmenes en un intento de reunir toda la cultura universal.
Biógrafo de su padre, entre otras cosas

Entre los ciclópeos trabajos que asumió el hijo de Beatriz Henríquez de Arana se encuentra una biografía de su padre, que llevó el título de Historia del almirante don Cristóbal Colón, en donde deja memoria de la ambición sin límite que embargaba a su progenitor.
Hijo ilegítimo de la relación extramatrimonial que mantuvo el Almirante de la Mar Oceana con la cordobesa Beatriz Enríquez de Arana, el romance entre ellos se produjo cuando Colón ya había enviudado de su esposa legítima.
A pesar de ser un bastardo, el padre de Hernando quiso que recibiese el mismo trato que su hermano Diego, por lo que llegó a ser paje real y viajó a lo que entonces de conocía como las Indas para ocuparse de los negocios de su progenitor.
Memorial de los libros naufragados

Es el título que el erudito británico y profesor universitario Edward Wilson-Lee ha titulado, en su traducción al castellano publicado por Ariel, un volumen de casi 500 páginas, donde el profesor de Cambridge desgrana la pasión bibliófila de Hernando.
Además de atesorar más de 15.000 volúmenes y poseer una de las principales bibliotecas privada de toda Europa, algunos le consideran como un Google renacentista, ya que su objetivo era sistematizar todo el saber conocido en la época.
Su manera de estructurar la información de su inmensa biblioteca lo hizo único en España y en Europa, y buena parte de la organización de la información en su fondo bibliográfico provino de intuiciones geniales que posteriormente fueron aplicadas en otras grandes bibliotecas.
Un mausoleo para los libros

Hernando Colón no paró en barras ni en medios para dotar a su colosal biblioteca de todo el boato que se pudo permitir: de hecho, llegó a erigir un edificio para albergarla.
El edificio, del que se finalizó la construcción hacia 1530, se encontraba en las proximidades de la que se denominaba la Puerta de Goles, la que hoy se conoce como la Puerta Real de la localidad hispalense.
Si su padre quiso descubrir todo el mundo conocido, y en ello empeño varios viajes de descubrimiento, la vocación universal de su hijo Hernando fue reunir toda la información escrita que había en el orbe conocido.
Obsesión por la letra impresa

Las aficiones de Hernando no fueron nunca tan mundanas como las de su hermano, pero además de los libros fue un fanático de la zoología, y en la propia Sevilla construyó el jardín botánico más grande de toda Europa.
En esa floresta se podía encontrar un buen número de especies que llegaban directamente de las Indias y muchas de las cuales se pudieron adaptar al clima de la parte más sur de España.
Pero su principal pasión por la letra escrita, tanto impresa como autografiada, no se extendía solo a los libros, sino que en la biblioteca se podían encontrar todo tipo de documentos, desde folletos a baladas impresas.
Además, Hernando Colón contaba con una de las mayores colecciones de estampas que existían en aquella época, tanto en España como en los países europeos circundantes.
Por lo demás, cada uno de los libros estaba concienzudamente registrado con datos de interés tan al detalle como a qué hora adquirió el libro, además de quién se lo vendió, por cuánto y otros datos nimios.
Un método de almacenaje novedoso

Será otra de las aportaciones de Hernando Colón a los usos y maneras de manejo de grandes bibliotecas, y no es otro que apilar los libros en baldas de manera que se vea el lomo de cada libro.
Como vemos, el hijo de Cristóbal Colón inauguró una novedosa manera de guardar los libros que pervive todavía en nuestras bibliotecas, y que permite ver el lomo de la encuadernación donde se encuentra, normalmente, el título y el autor de la obra.
Si bien en la biblioteca de la Puerta de Goles los libros se encontraban apilados en cajas, estas, diseñadas por el propio Hernando y sus colaboradores, serían el precedente más remoto de las estanterías donde hoy en día colocamos los libros.
Aunque para nosotros ver una estantería es normal, en aquella época los coetáneos de Colón hijo que visitaban el edificio que albergaba la biblioteca se quedaban maravillados del «invento».
El legado de Hernando Colón

Hernando Colón, a su muerte, no lego sus bienes a sus allegados, como es habitual, sino que todo su patrimonio lo legó para sufragar el mantenimiento de su biblioteca, con la pretensión de que se mantuviese íntegra al paso de los años.
A pesar de que desde el siglo XV la biblioteca ha sufrido todo tipo de vaivenes, en los primeros años si se logró que el inmenso fondo editorial se mantuviese indiviso y en el edificio del convento de Santa Paula.
Sin embargo, cuando su sobrino Luis heredó la biblioteca, el barco comenzó a hacer aguas, de manera que los libros comenzaron a desperdigarse, en parte debido a que su sobrino no le tenía especial aprecio a la letra impresa.
Luis estaba más ocupado en cosas más mundanas, como las aventuras galantes; tanta era su afición a los lances amorosos que llegó a ser acusado de bigamia
En la picota del Santo Oficio

Producto de las guerras de religión que se produjeron en Europa, y especialmente a partir de la Reforma de Lutero, muchos de los libros empiezan a ser sospechosos para la Inquisición.
Entre 15.000 volúmenes se podía encontrar muchos ejemplares en diferentes lenguas, como es el caso del hebreo y el árabe, por lo que durante los siguientes siglos la biblioteca fue expurgada varias veces.
A pesar de ello, y se puede considerar como una hazaña, la bautizada como Biblioteca Colombina cuenta en estos momentos con 4.000 ejemplares, que ahora se encuentra alojados en un ala de la Catedral Colombina.
De esto, y mucho más, habla de libro editado por Ariel, en el que Edward Wilson-Lee hace también un recorrido por lo que supuso en España el Renacimiento y la Reforma y todos los descubrimientos que llevaron aparejados.
Fuente – EL PAÍS / Diego Colón en Wikipedia / Hernando Colón en Wikipedia / Beatriz Enríquez de Arana en Wikipedia / Puerta Real de Sevilla en Wikipedia / PlanetadeLibros
Imagen – sam romilly / Kevin Hutchinson / Charles Hackley / John Mason / liz west / guldfisken / Ji Filipo C / Francisco de Goya y Lucientes