Vivir de los derechos de autor: misión imposible

A pesar de los prejuicios que existen, ser escritor en España no es sinónimo de glamour y de una vida regalada: más del 80% de los autores no llegan ni a cobrar mil euros anuales por los derechos de autor que se devengan de sus derechos de autor

Ahora que escribo este artículo, recuerdo un delicioso libro de Daría Galateria, publicado en Impedimenta, con el título de Trabajos forzados, los otros oficios de los escritores, donde hablaba de la hazaña de vivir de lo que escribes.

En el libro podemos ser testigos de los «trabajos alimenticios» que tuvieron que desempeñar grandes escritores para poder seguir escribiendo, hasta que a algunos afortunados les sonrío la fortuna – y los lectores – y pudieron tener unos emolumentos de los que vivir dignamente.

Esa y no otra, es la realidad de la mayor parte de los escritores en España, donde el 80% no logra ingresar ni 1.000 euros mensuales por sus derechos de autor.

Casi una Misión Imposible

El elegir el nombre de una famosa saga cinematográfica con es baladí, ya que aquellos escritores que quieren vivir de escribir lo suelen tener difícil, puede que más que el agente Hunt, protagonizado por Tom Cruise.

De hecho, según la Asociación Colegial de Escritores de España, con sus datos en la mano, evalúa que esa vida de escritor glamouroso, superventas y que aparece habitualmente en los medios, solo se la puede permitir un 0,001% de los que pretenden – pretendemos – vivir de lo que escribimos.

Además, la mayoría de los libros que se publican en España se hacen sin un contrato en el cual queden claramente establecidos la relación que mantiene el escritor con la editorial; además, un 14% de lo publicado se hace de manera ilegal.

El Libro Blanco del Escritor

Se trata de una publicación periódica de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE), que en su edición del 2019 arroja cifras escalofriantes: el 77,2% de los escritores de la asociación reciben menos de 1.000 euros mensuales por sus derechos de autor.

Además, lo habitual en España es que los autores únicamente reciban un magro 10% de la venta de cada libro, un porcentaje que se encuentra a la cola de lo que cobran los escritores de los países europeos de nuestro entorno.

El Libro Blanco del Escritor, además de servir para conocer de primera mano la situación de los escritores en España, también sirve para desmontar tópicos sobre lo que significa ser escritor en España e intentar vivir de ello.

Lo primero que se colige con la lectura de las frías cifras que muestra el volumen es que está alejada de la realidad, siendo muchas veces una pura ilusión la imagen de escritor como alguien que vive, y además bien, de su trabajo y que se pasa el día de congreso en congreso y de plató en plató de televisión.

La realidad, como plasma el sociólogo Ramón J. Soria, encargado de su redacción, es que ser escritor en España, y no tener algún otro trabajo que permita pagar las facturas, e intentar vivir de la literatura es, la mayor parte de las veces, una misión imposible.

Muy pocos pueden

El estudio, plasmado posteriormente en el citado volumen, se ha elaborado con los datos provenientes de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) como del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), y ha contado con la «presencia» de 683 escritores.

De esos algo más de seis centenas, solo el 83,6% de ellos ha reportado que la mayoría de sus ingresos provengan de los derechos de autor de los libros que han publicado, y en el libro encontramos, conforme a sus ingresos, cinco tipologías principales de escritor.

Ni para pipas

Para hacernos una idea del erial de la edición en España, la tipología de escritor que mayores emolumentos recibe de los cinco grupos declara que logra, por sus derechos de autor, más de 10.000 euros al año.

Como vemos, si el grupo más afortunado declara poco más o menos que recibe calderilla por los derechos de autor devengados de lo que publican, la situación de los otros cuatro grupos es absolutamente precaria.

El grupo con menores ingresos, pero que superan a los que ingresan menos de 1.000 euros, ha sido bautizado como «precarios»; en el que se engloban el 6,6% de la muestra del estudio, reciben no más de 2.000 euros anuales devengados de sus derechos de autor.

Los denominados «mileuristas» logran por su trabajo entre 2.000 y 5.000 euros anuales por los derechos de autor de sus libros publicados, y aunque es una cantidad raquítica supone casi el doble del ingreso de los «precarios».

Una élite que no lo es tal

El grupo que la edición de este año del Libro Blanco del Escritor denomina como «estables», el 3,4% de la muestra estadística, declara unos ingresos, por su trabajo de escritor, de entre 5.000 y 10.000 euros anuales.

En el grupo denominado de los «consolidados» nos vamos a encontrar, siendo un 6,3% de los estudiados, con unos ingresos declarados de más de 10.000 euros anuales, y donde el ingreso no está repartido de manera homogénea.

A pesar de la tozuda realidad que muestran los datos, son muchos los que cuando se cita la palabra escritor, lo que se imagina es alguien que además de unos ingresos elevados tiene éxito social y se convierte en un referente social que se pasa el día en diferentes medios opinando sobre lo divino y lo humano.

Y cuando hay contrato, este suele ser ilegal

Como ya se ha indicado, son legión los libros que se publican sin que haya un contrato que determine derechos y obligaciones de escritores y empresa editora, y cuando lo hay el mismo suele ser nulo en derecho.

Los principales «fallos» que podemos encontrar en los contratos que se firman son que no suelen estipular el porcentaje que cobrará el escritor por cada volumen vendido, y muchas veces no se produce la liquidación de los derechos de autor.

Sin agentes literarios

Son pocos los escritores que tienen acceso aun agente literario, un profesional en su campo, que pueda gestionar sus carreras, debido a lo cual el oficio de escritor, al menos en lo que respecta a lidiar con las editoriales, suele ser un «campo minado».

Y ahí es donde entran en acción asociaciones como CEDRO, compuesta de un equipo multidisciplinar que permite a los escritores asociados tener acceso a una serie de servicios, como es el caso de asistencia legal.

Cada año medio centenar de escritores se ponen en contacto con la asociación para iniciar acciones legales contra editoriales por sentirse estafados por algunas empresas editoras, en lo que muchas veces son contratos ilegales.

Fuente – europa press

Imagen – Gobierno de Chile / HD Chanel / CEDRO / Piotr Drabik / Tamorlan / Secretaría de Cultura de Ciudad de México / Susan Ruggles / Jorge

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