Auschwitz en libros

Mañana se celebra el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, y en la tétrica onomástica, se publican un buen número de libros y también se pueden ver un buen número de documentales sobre la atroz instalación en la cual fueron asesinadas 100.000 personas

Mañana, día 28 de enero del 2018, se van a cumplir el 75 aniversario de la liberación del que ha quedado en el imaginario colectivo como el campo de exterminio nazi por excelencia, y nos referimos a Auschwitz.

La efeméride, triste efeméride, también está consiguiendo que se vuelva a visitar, por parte de escritores y cineastas, de lo que fue el Holocausto, que en hebreo se denomina Shoah, que se puede traducir al castellano como catástrofe.

Una industria del exterminio

A pesar de que en el imaginario colectivo reside que Auschwitz fue un solo campo de concentración, la realidad es que fue un complejo de campos que sumaban casi 50 instalaciones para el exterminio masivo.

Además de judíos, en esos campos de internamiento se internaron también otro tipo de prisioneros, opositores políticos alemanes, gitanos, prisioneros de guerra y también un número importante de prisioneros polacos.

Quizás el referente más «chusco» de Auschwitz I, el único campo de concentración que queda en pie, y que era donde estaba la administración del resto de campos satélite, es que, a su entrada, y en hierro forjado se podía, y todavía se puede, leer Arbeit macht frei, esto es «el trabajo libera».

Historia que se convierte en dramas personales

Más allá de las frías estadísticas, detrás del millón trescientos mil judíos que tuvieron que soportar cautiverio en Auschwitz, de los cuales fueron exterminados 100.000, hay enormes dramas y traumas personales.

Ese es el caso del compositor alemán Wolf Biermann, cuyo padre fue exterminado en el campo de concentración que fuese «gobernado» por Obersturmbannführer SS Rudolf Höss, y al cual todavía, a los 83 años, le quedan secuelas de haber perdido a su padre en las cámaras de gas.

Pasados más de 80 años de una de las páginas más negras de la historia europea, Biermann confiesa que él lleva más de ocho décadas en Auschwitz a pesar de que físicamente nunca ha estado allí.

El trauma infantil es haber sido separado de su padre, Dagobert Biermann, que fue recluido en Auschwitz, después de que tomase parte en un sabotaje en el astillero Blohm & Voss en Hamburgo.

Dagobert pasó ocho años prisionero en diversas prisiones y campos de concentración nazis, falleciendo finalmente en Auschwitz.

Un hijo también disidente

La carrera musical de Wolf Biermann se inició en recién iniciada la década de los años 60 del pasado siglo, cuando publicó sus primeras canciones y poemas en lo que por aquellos años era la República Democrática Alemana.

Las críticas frontales que hacía contra el régimen comunista que presidía Walter Ulbricht hicieron que, después de una gira de conciertos por diversos países europeos en el año 1976, se le negase la entrada a su país de origen.

Rápidamente el caso saltó a las cabeceras de los principales medios de comunicación de la República Federal Alemana e inclusive a la prensa internacional, con lo cual Wolf Biermann se convirtió en un reconocido disidente.

Amnesia colectiva

A pesar de los alemanes, sobre todo los que han nacido en la extinta República Federal Alemana, tienen un vivo sentimiento de que nunca se debe de repetir el nazismo, entre los jóvenes, sobre todo aquellos que nacieron después de la caída del Muro de Berlín, el recuerdo casi se ha perdido.

Un reciente estudio realizado por la Fundación Körber, menos de la mitad de los escolares alemanes, entre los 14 y los 19 años, saben lo que fue Auschwitz, y además en los más jóvenes se está extendiendo una banalización de lo que fue el Holocausto.

Así lo refiere el director del Memorial del campo de concentración de Bergen que tiene que ver como en las visitas escolares, sobre todo de alumnos de secundaria, banaliza, e inclusive se toman a chacota la industria del exterminio de los campos de concentración.

Falta un compromiso claro

Michael Wolffsohn es un historiador alemán, de origen judío, que ha dedicado una buena parte de su carrera a investigar el Holocausto judío que perpetró la Alemania nazi, con libros como Juden und Christen o Deutschjüdische Glückskinder. Eine Weltgeschichte meiner Familie.

Wolffsohn critica al Estado alemán, que, desde hace demasiados años, no hace sino una representación de opereta de lo que significa el recuerdo de los más de seis millones de judíos exterminados por los secuaces de Adolf Hitler.

La última polémica la ha tenido con las declaraciones del presidente Alemán, Frank-Walter Steinmeier, en su visita al Memorial del Holocausto en Israel, en donde ha vuelto a utilizar fórmulas ya viejas para condolerse con el genocidio judío.

Esa amnesia colectiva que parece haber permeado a la sociedad alemana, la achaca Wolffsohn a los cambios demográficos, que hacen que actualmente en Alemania el 25% de sus habitantes tiene antecedentes migratorios.

Además, la inmigración musulmana, sobre todo de turcos, ha hecho que el discurso sobre las tropelías nazis, que estaba bien asentado entre la ciudadanía de origen alemán, ya no cale tanto cuando no nada.

Libros y documentales a raudales

Como ya hemos indicado, el tétrico aniversario que se celebra mañana, 75 años de la toma, por tropas soviéticas de Auschwitz, coincide con la edición y la publicación de un buen número de libros y estreno de películas y documentales.

Quizás el que más crudamente ha representado lo que fue Auschwitz haya sido el director de cine británico Mark Hayhurst, que muestra, a partir de datos históricos y de testimonios de prisioneros que lograron escapar, el funcionamiento real del campo de concentración.

La pregunta, que no resuelve al «cinta», es si los aliados, tal como le exigieron algunas asociaciones judías, deberían de haber bombardeado el campo de concentración, aunque eso hubiera supuesto la muerte de muchos de los internos.

Si se hubiera destruido el campo de concentración al principio de la guerra, la Alemania nazi habría sido privada de una de las principales «máquinas» de exterminio del régimen criminal que encabezaron, entre otros, Joseph Goebbels.

Relatos en primera persona

De entre los muchos libros que se publican ahora, o inclusive se reimprimen, tienen especial importancia aquellos escritos por internos de Auschwitz, bien porque lograron sobrevivir hasta que las tropas soviéticas liberan el campo, o bien porque lograron fugarse.

De ese tipo de libros podemos recomendar dos, aunque ambos están escritos en alemán y son Ich blieb in Auschwitz de Eddy de Wind y Rückker nach Birkenau de Ginette Kolinka, que muestran las diferentes formas de sobrevivir al trauma.

Eddy de Wind logro superar el internamiento esperando cada nuevo día la liberación del campo de concentración, que llegó el 27 de enero de 1945, cuando las tropas soviéticas «toman» la instalación abandonada por las SS.

Por el contrario, Ginette Kolinka, logró establecer una barrera mental entre lo que tenía que vivir y su propia persona, de manera que su psique no pereció a un campo de concentración que además de matar físicamente, también lo hacía psicológicamente.

Fuente – ABC /Auschwitz en Wikipedia

Imagen – Antonio Giardiello / NH53 / Alina Gnerre / stephanr66 / Wikipedia

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