
Los libreros españoles, reunidos en sanedrín, han decidido, a pesar de que el gobierno lo permitiese, no abrir sus negocios hasta que existan protocolos sanitarios que se puedan aplicar a las librerías, poniendo por delante del negocio la salud de sus empleados y clientes
Mayoritariamente los libreros españoles quieren seguir preocupándose por la salud de sus clientes por lo que prefieren seguir manteniendo sus librerías cerradas para evitar que sus negocios se conviertan en vector de contagio.
Como una medida de responsabilidad social, los libreros esperarán a ver que dicta el gobierno sobre las librerías en las medidas de desconfinamiento por si es necesario limitar el aforo en esos templos del saber.
Lo que si parece es que, por el momento, la mayoría de los locales permanecerán cerrados inclusive si se arbitra una medida como la italiana que en determinadas regiones de país permite la reapertura de librerías.
Siguiendo la estela italiana

Cuando se hizo pública la noticia de que las autoridades italianas de algunas regiones de aquel país permitían la apertura de librerías por considerar al libro un producto de primera necesidad cultura, el sector se preguntó si en España se produciría algo similar.
De cualquier modo, en las reuniones que se ha producido en las organizaciones del sector, los libreros han optado por un rotundo no, a pesar de que durante el desconfinamiento las librerías serán de los primeros equipamientos culturales que reabrirán sus puertas.
Inclusive en el caso de las librerías se prevé que se tengan que realizar cambios en los locales, sobre todo medidas que tengan que ver con limitar el aforo, para el necesario mantenimiento de la distancia social.
No se dan las condiciones sanitarias

Desde el gremio de libreros se niega que, en estos momentos, aunque lo permitiese el gobierno, se vaya a dar una apertura, debido a que en estos momentos no se dan unas condiciones sanitarias mínimas como para que las librerías no se conviertan en vector de contagio.
Otro debate es, además, si muchas de esas librerías, no referimos a las independientes, no las grandes cadenas, van a tener el suficiente «músculo» financiero como para poder remontar el socavón económico que lleva produciendo la crisis sanitaria del covid-19.
La reapertura de la mayoría de las librerías también va a provocar problemas de tipo jurídico que los libreros tendrán que ir resolviendo a medida que se vaya produciendo el desconfinamiento progresivo.
La Comunidad de Madrid se adelanta

Ha sido de las primeras que ha contactado con el gremio de libreros para sondearles con la posibilidad de abrir las librerías madrileñas antes de que concluya el estado de alarma.
El gremio lleva ya tiempo con intensos debates para dilucidar si se debe abrir ya o no; las asambleas que se han organizado a nivel autonómico y nacional han respondido con un taxativo no.
Por ello los libreros anteponen la salud de sus empleados y clientes a volver a «hacer caja» lo antes posible, dado que muchos de ellos, sobre todo de librerías independientes, tienen una relación con los clientes muy cercana.
Además, los libreros, antes de abrir, esperan que desde sanidad se les imparta un protocolo para poder abrir con seguridad para ellos y para sus empleados y clientes.
Por otro lado, los libreros se preguntan para qué tener abiertas las librerías cuando la mayor parte de la población sigue confinada y no puede acudir a sus locales.
De hecho, la situación es tan precaria que muchas librerías, pequeñas y no tan pequeñas, han tenido que recurrir a los expedientes de regulación de empleo temporales.
Lo más seguro que para mayo

Son las fechas que contempla el gremio de libreros como el tiempo en que «abierta la mano» del desconfinamiento, las librerías podrán volver a abrir.
Ya en estos momentos, el gremio de libreros ha planteado al Ministerio de Cultura cuáles son las necesidades que tiene el sector, y muchas de ellas son de tipo económico.
Hasta la pandemia, el sector había facturado 224 millones de euros, pero hay que tener en cuenta que, para el sector de libro, la mayor parte de la facturación se produce en la segunda mitad del año.
De hecho, el «pistoletazo de salida» suele ser el Día del Libro, que recordemos que se celebra el 23 de abril, aunque este año no tiene visos de que se pueda llegar a celebrar, debido a que todavía estaremos ese día en estado de alarma.
Primavera y verano también son fechas muy propicias para el sector ya que a lo largo de toda la geografía española se desarrolla innumerables ferias de libro, siendo la más importante la de Madrid, que se desarrolla en el Parque del Retiro.
Reivindicación librera

Son varias las medias que ha puesto encima de la mesa el gremio de los libreros para mejorar su situación: aumento de la compra de libros para bibliotecas, desgravaciones fiscales en la compra de libros.
También están sobre la mesa la posibilidad la creación de un bono cultural para menores de 25 años, exenciones de impuestos e incluso bajar el IVA de los libros al 0%.
De hecho, tal como se refiere desde la Dirección General del Libro se tiene una buena interlocución con el sector, y consideran correcto que los libreros hayan primado la salud de empleados y clientes al negocio.
En estos momentos existen 3.500 librerías en todo el estado, que dan trabajo aproximadamente a 6.500 personas y generan un negocio de cientos de millones de euros de facturación.
Un eslabón imprescindible

Amén de que las grandes cadenas de librerías pueden tener otros canales alternativos, como pueda ser la venta online, el nódulo el sector sigue siendo la librería, sobre todo en el caso de los libreros independientes.
Y eso máxime cuando el actual negocio de las librerías para por lo que se denomina 360 grados, esto es, la librería se convierte en un polo de actividad cultural, que desborda con mucho los libros.
Las librerías procuran dinamizar culturalmente las zonas y las ciudades donde se ubican: presentaciones de libros, lecturas de autores, firma de libros, artes escénicas, recitales de música, ya todo cabe en una librería.
Fuente – EL PAÍS
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