En el subsuelo y más allá

Cuatro libros, de reciente publicación, nos hacen retornar, desde la ficción literaria algunos hasta la divulgación científica, al subsuelo, donde se esconden desde tesoros fabulosos, a muchos de los remedios para la crisis ambiental que vivimos, pasando por situaciones de auténtica miseria y explotación en minas de estaño y plata en Bolivia

Muchos recordamos, por haberlo leído en la niñez, Viaje al centro de la tierra, uno de los libros que más éxito cosechó de Julio Verne, en donde el profesor de mineralogía Lidenbrock, en compañía de su sobrino Axel y un guía inician un periplo hacia el centro de la tierra, en la ilusoria hipótesis de que la tierra era hueca.

En cierta manera, muchas veces lo ha sido así, utilizar el subsuelo para ambientar una novela no deja de ser una perfecta metáfora, de lo oculto, lo que tenemos bajo la piel y que muchas veces no se ve.

Al mismo tiempo es en el subsuelo donde podemos encontrar también fabulosos tesoros, muchas veces ocultos tras capas de sedimentos, un lugar donde también es posible crear escenarios para las más insospechadas historias.

Literatura desde las catacumbas

El presente artículo viene a cuento porque se acaban de publicar, dirigidos al público que lee en español, cuatro libros que tienen como escenario el subsuelo.

Estos libros son: Bajo tierra de Robert Macfarlane, publicado por Random House, El subsuelo de David W. Wolfe en Seix Barral, mientras que Will Hunt publica Subterráneo (Crítica) y el periodista Ander Izaguirre edita en Libros del K.O., su nuevo libro que lleva por título Potosí.

Un investigador de lo oculto

Robert Macfarlane, además de ser poeta es naturalista, y ha consagrado su vida a explorar, viajando por medio mundo, todo aquello que se encuentra debajo de la tierra, con una aproximación al subsuelo que es tanto física como filosófica.

Además de una investigación puramente geológica, también intenta dotar de significado a todo aquello que puede encontrar en el subsuelo, investigando con el lenguaje, los mitos y las metáforas del arte.

Macfarlane ha vivido la paradoja de ver como sesudos científicos e investigadores albergaban laboratorios en las entrañas de la tierra para la investigación del espacio exterior, y en concreto en investigaciones que tenían como objeto desentrañar qué es aquello de la materia oscura.

Una materia oscura, que recordemos, está íntimamente relacionada con el surgimiento del universo y del planeta en el que habitamos.

Como impenitente investigador del subsuelo, Macfarlane también ha visitado en Finlandia un cementerio de residuos nucleares, habiéndose desplazado también a Groenlandia siendo testigo de los efectos devastadores del cambio climático.

Pero en Bajo tierra también vamos a ser testigos de su pasar por lugares más «civilizados», pero también alojados bajo tierra, como las catacumbas de París o las ciudades invisibles que se pueden encontrar en Turquía.

Pero sí de algo le ha convencido su estudio de las profundidades de la Tierra y del estudio del medio natural es que la cooperación es esencial para la pervivencia de cada ser vivo, pero también de los nichos ecológicos y sociedades y que nadie es capaz de funcionar sin los demás.

Una aproximación científica

Es la que nos da David W. Wolfe en El subsuelo, y este libro de divulgación científica lo escribe desde la auctoritas que le da se profesor de Ecología de las Plantas en la Universidad de Cornell.

El periplo que nos propone el libro comienza en origen de la tierra y se aproxima desde allí hasta nuestros días, en lo que no deja de ser un canto a la biodiversidad, sobre todo porque resalta el hecho de que en un puñado de tierra se puede encontrar hasta mil millones de organismos vivos.

En el volumen también realiza una aproximación a lo que son los seres vivos más grandes que se pueden encontrar en el subsuelo, que no son otros que los hongos y sus redes de filamentos, que pueden extenderse en radios de kilómetros.

Hace pocos años encontraron en un bosque de la localidad norteamericana de Michigan hongos de la especie armilla bulbosa que extendían sus filamentos a una distancia de kilómetros, con una longevidad datada en 1.500 años y que pesaba más de 100.000 kilos.

Inclusive, abunda Wolfe en su libro, en el subsuelo podríamos encontrar la solución al cambio climático, ya que se podrían crear, con la materia que allí existe, una suerte de «ingeniería natural» para la absorción del dióxido de carbono.

«Picar» en Bolivia

El libro que ahora presenta Ander Izaguirre, Potosí, nos narra sus varios viajes a la zona minera boliviana del mismo nombre, donde se da la espeluznante situación de los niños mineros, que son explotados vilmente y carecen de derechos, siendo el principal derecho vulnerado el no tener derecho a disfrutar de su infancia.

Las minas del cerro de Potosí, donde fundamentalmente se extrae plata, ya estaban en explotación durante le virreinato español, donde además de producir plata, en la actualidad, también se explota el estaño.

Izaguirre también incide en la vida de los mineros, víctimas explotadas, que muchas veces dentro de sus hogares se convierten en verdugos machistas y maltratadores con sus esposas e hijos.

La afición de Izaguirre con el subsuelo se confirma con un libro que publicará en breves fechas, bajo el título de Los sótanos del mundo, en donde rememora los viajes que ha realizado a lo ancho y largo del mundo visitando simas y lugares profundos, pero no lugares bajo tierra, sino personas que se encuentran en situaciones de vida muy penosas.

Por sus páginas van a pasar un elenco humano compuesto por pastores vascos en California, maestros que imparten clase por radio a niños nómadas, militares rusos corruptos que «manejan» la pesca ilegal del esturión, o contrabandistas jordanos de electrodomésticos.

Subterráneo de Will Hunt

Viajero impenitente, este profesor de la Universidad de Columbia y de la de Nueva York, en Subterráneo lo que busca es desentrañar el origen de la vida buscando esta en simas y cuevas profundas.

Para ello inicia un periplo, que narra en el libro, le llevará desde las catacumbas de París, dos kilómetros por debajo de Colinas Negras, internándome en una mina australiana en compañía de una familia aborigen o «degustando» arte paleolítico en cuevas en los Pirineos.

También abunda en la idea de que la vida en las cuevas o como se puede sobrevivir en ellas nos puede enseñar mucho de como poder sobrellevar el confinamiento al que nos estamos viendo obligados producto de la crisis sanitaria del covid-19.

Fuente – LA VANGUARDIA / Viaje al centro de la tierra en Wikipedia

Imagen – el toro / Rogerio Camboim / Rick González / Kevin Gill / Jenny Mealing / Kristine Riskaer

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