Flor de un día

No es raro el caso de escritoras y escritores que publican un libro, un libro que tiene un éxito inusitado, y no se vuelve a saber nada de los mismos. Ese fenómeno, lo cuenta en Horas cruentas (Libros del K.O.) el periodista norteamericano Casey Cep en la figura de Harper Lee, la autora de Matar a un ruiseñor

Tener un éxito literario no significa necesariamente que posteriormente tengas una carrera como escritor reconocido.

Es más, muchas veces un gran éxito de ventas puede ser el camino director para tener muchos problemas para seguir publicando, y eso por diversas razones.

Quizás dos de los escritores paradigmáticos de ese «problema» puedan ser Harper Lee y J.D. Salinger, que escribieron dos de los éxitos literarios más rotundos de la literatura norteamericana del siglo XX.

Nos referimos respectivamente, a Matar a un ruiseñor y El guardián entre el centeno, dos de los éxitos más rotundos, primero en Estados Unidos, y con posterioridad traducidos a más de 30 idiomas.

Sobreponerse al éxito

Fue la historia de Harper Lee, que con To Kill a Mockingbird logró en 1960 ganar el Premio Pulitzer y ver como su libro servía de guion para la película posterior que fue protagonizada, entre otros, por el oscarizado Gregory Peck, ganando 3 Óscar.

El haber vendido más de 2 millones del libro no fue un incentivo para ella, sino que la sumió en un silencio completo que la llevó a no volver a publicar, por lo menos en vida, ningún otro libro.

Tuvimos que esperar al 2015 para ver publicado Ven y pon un centinela, un original que Harper Lee entregó a su agente literario en 1957 y que la escritora sureña no quería ver publicado.

Un escritor que se quedó oculto entre el centeno

Algo parecido le sucedió a J.D. Salinger, que después del gran éxito de El guardián entre el centeno no volvió a publicar nada hasta su fallecimiento en el 2010.

El protagonista de la novela es Holden Caufield, un adolescente de «buena familia» que tiene una adolescencia especialmente alocada; el gran éxito de libro, a decir de la crítica especializada, es haber captado perfectamente lo que es la adolescencia.

A partir de ese momento, se recluyó en un pueblo de New Hampshire llamado Cornish donde siguió escribiendo, aunque ninguna de esas obras literarias ha visto la luz hasta ahora.

También en España

La «desaparición» de escritoras y escritores después de haber logrado un gran éxito no es solo privativo de los escritores anglosajones, y en España también tenemos unos cuantos casos.

Una de estas escritoras en Luisa Forrelad, que después de ser una de las ganadoras más jóvenes del Premio Nadal, no volvió a publicar nada, se dice incluso que no volvió a escribir absolutamente nada.

También José Avello solo publicó dos obras en toda su vida y además separadas por décadas, siendo una de ellas, que llevó el título de Jugadores de billar, muy celebrada por la crítica y el público.

Javier Fernández de Castro, un escritor de «raza» que después de décadas sin presentar ningún original, publicará en el 2021, en el sello Alfaguara, una extraordinaria novela que lleva por título Una casa en el desierto.

Horas cruentas

Es como en el 2010 el sello editorial Libros del K.O. tituló el libro de Casey Cep, un periodista de la revista New Yorker.

En el libro se narra la historia de Harper Lee con El reverendo, un libro que la escritora no llegó a ver publicado, pero en el cual estuvo trabajando décadas, y también se dan claves de la publicación de Matar a un ruiseñor.

En el libro de Cep se puede ver la crucial labor de la editora de Lee, Tay Hoffof y de su agente literario, Maurice Crain, que finalmente vencieron todas las resistencias que impedían que se publicase To Kill a Mockingbird.

El principal problema de Harper Lee es que era muy buena escribiendo relato corto, pero cuando se internaba en una narración más larga tendía a perderse, y ahí es donde entraban en juego Hoffof y Craine.

Fue la desaparición de su editora y su agente literario lo que impidieron que Lee pudiese «armar» una narración que culminase El reverendo, con toda la documentación que había reunido durante años.

En el caso de Harper Lee, su pronto eclipse también tuvo que ver con que era una persona sumamente introvertida y a la que no le gustaba nada estar permanentemente en boca de todos y siendo objeto del escrutinio de los medios de comunicación.

Inclusive, aunque se mudó de su Alabama Natal a Nueva York eran pocos los vecinos de su edificio de apartamentos que sabían que era la autora de Matar a un ruiseñor.

Motivos para la parálisis

Entre los motivos que llevan a un escritor a «rozar el cielo» con su primer libro publicado y a hundirse nuevamente en el anonimato se encuentra el trabajo.

El primer libro suele ser producto de muchos años de trabajo, una documentación extensa y muchos borradores desechados.

Una vez hecho eso, y siguiendo la estela del éxito del primer libro, el siguiente – o los siguientes – pretenden muchas veces «vivir de rentas» y lograr que trabajos muchas veces mediocres tengan éxito.

Pero también hay otra razón: hasta la publicación del primer libro, la mayoría de los escritores escriben para ellos mismos o para su círculo más estrecho.

Una vez que se tiene algo publicado, saber que «hay alguien al otro lado» hace que en los casos más extremos el escritor y la escritora pueden entrar en pánico, paralizando su oficio de escritor.

Una vez que escritor y lector se han conocido, que el autor siga gozando del favor de sus lectores, suele ser complicado, y muchas veces tiene más que ver con la «química» que con la calidad de sus textos.

Las principales crisis de los escritores suelen producirse con el segundo libro, cuando muchas veces tiene que sopesar seguir siendo ellos mismos o convertirse muchas veces en una caricatura de si mismos, unos guiñoles manejados por los hilos de la mercadotecnia.

Fuente – el diario / J. D. Salinger en Wikipedia

Imagen – Luz Adriana Villa / Jose Sa / Arturo Espinosa / Kelly Writers House / M. P. Clemens / José & Roxanne /

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