
Ben Macintrye nos presenta en Agente Sonya (Crítica) la vida, obra y milagros de Úrsula Kuczynski, una de las más destacadas espías, durante la Guerra Fría, de la RDA, que logró entre otros méritos, hacerse con una enorme documentación del Proyecto Manhattan
También conocida como Agente Sonya, fue una suerte de Mata Hari que espiaba para el Bloque del Este
Entre sus «gracias» se encontraban la de ser una experta operadora de radio, experta en todo tipo de sabotajes y hasta escritora de éxito, lo cual no fue óbice para que también fuera una solícita madre.
El historiador Ben Macintyre nos acerca la biografía de quién también fuera conocida como Ruth Werner en Agente Sonya, una traducción al castellano por mor de la editorial Crítica.
Conciliar

Quizás el mayor éxito de Kuczynski fuese, a decir del autor de libro, la capacidad que tuvo de conciliar su vida profesional con la familiar, dotando a su familia de una «espada de Damocles» particular.
La realidad de la vida profesional de Úrsula Kuczynski y las peculiaridades de su «trabajo» hacían que cada una de sus misiones pudiese ser letal, por lo que ponía en un brete tanto su vida como la de su familia.
Del mismo modo, de la lectura del texto de Macintyre se puede colegir que tenía una gran capacidad – algo que es privativo de los grandes espías – de compartimentar cada de las facetas de su vida.
También queda meridianamente claro después de haber leído Agente Sonya, que si en algún momento hubiese tenido que elegir entre el «paraíso» soviético y su familia, sin dudarlo hubiese elegido lo primero.
En la Europa de los fascismos

Kuczynski fue la segunda de seis hermanos de una familia judía acomodada berlinesa, y en su juventud vivió la lucha que, en toda Europa, se estaba librando entre la extrema derecha y la extrema izquierda.
Con tan solo 19 años se afilió al Partido Comunista Alemán, y se «partió la cara» en cientos de algaradas callejeras contra las milicias nazis, de manera que para 1930 decidió «poner tierra de por medio».
Con su marido, el arquitecto Rudi Hamburguer se instaló en Shanghái, conociendo, y teniendo un romance, con el que fuera uno de los ases del espionaje soviético, Richard Sorge, que fue quien le inició en los secretos del espionaje.
A las capacidades innatas que tenía para el trabajo de espía, Kuczynski unía el hecho de que el espionaje es una «droga» muy adictiva, ya que guardar secretos hace que los que los guardan y conocen sientan como la adrenalina corre por sus venas.
A eso unía que era una persona muy ambiciosa, que buscaba llegar a lo máximo en su profesión, y no vano fue una de las espías de Alemania Oriental más destacadas de todos los tiempos.
Una espía vocacional

Es lo que se desprende de la lectura de Agente Sonya, y el autor de libro confiesa que nunca ha encontrado un caso donde la labor de espía fuese tan vocacional, siendo la verdadera protagonista de su propia carrera.
Hasta ese momento, por lo menos en el espionaje que se realizaba desde el bloque soviético, las mujeres que se dedicaban al espionaje realizaban meras funciones subsidiarias y como se dice en empresa, el «proyecto» no era suyo.
De hecho, al final de su carrera, llego a ostentar el rango de coronel del HVA, el servicio de inteligencia exterior de la ya extinta República Democrática Alemana y en su extensa e intensa carrera tuvo mil y una peripecias.
Úrsula escapó «por lo pelos» de redadas de la Gestapo, la policía nacionalista china, el Kempeitai japonés y hasta la contrainteligencia soviética a pesar de que en aquella época las mujeres eran sistemáticamente menospreciadas.
Su «papel» de madre ejemplar intachable que cuidaba de su prole, cocinaba y hacía espectaculares pasteles hizo que los servicios de inteligencia no se planteasen siquiera que debajo de ese angelical aspecto se encontraba una agente de inteligencia.
Solo un agente de la contrainteligencia británica, Milicent Bagot, insistió hasta la saciedad, sin ningún éxito, que detrás de esa cara angelical, ella y su familia eran todos agentes comunistas al servicio de Moscú.
Cuerpo a tierra que vienen los nuestros

Pero, aunque Sonya se participó en misiones muy arriesgadas en las cuales su vida estuvo en peligro, lo verdaderamente espantoso era hacer frente a lo que le podía pasar en retaguardia.
En el tiempo que Úrsula Kuczynski estuvo en activo, era Stalin quien gobernaba, omnímodamente, además, la Unión Soviética, y por ende sus «estados satélites» donde las purgas estaban al orden del día.
En solo dos años, los órganos represivos soviéticos comandados por Lavrenti Beria, detuvieron a millón y medio de personas y ejecutaron a 680.000. Afortunadamente, Kuczynski no estaba entre ellos.
Seguramente lo que le salvó de acabar con un tiro en la nuca en el sótano de la Lubianka era la capacidad que siempre tuvo de generar lealtades, y también la suerte, ya que se libró donde otros perecieron.
Proyecto Manhattan

Fue la operación de espionaje de su vida, ya que logró que el físico Klaus Fusch traicionase a los Reino Unido y filtrase documentación sobre el proyecto de construcción de la primera bomba atómica.
Kuczynski fue, lo que en jerga del espionaje se llama el «controlador» de Fusch, y bajo la apariencia de una típica ama de casa de la campiña inglesa, filtro abundante documentación sobre el programa nuclear aliado.
Esa fuga de información logró que el programa nuclear soviético alcanzase en poco tiempo unas cotas por lo menos tan avanzadas como lo que existía en occidente con lo que la URSS y el Bloque del Este pudo encarar en condiciones la Guerra Fría.
Escritora de éxito

De vuelta a la República Democrática Alemana siguió trabajando para el HVA pero ya sobre todo en labores burocráticas, y a partir de 1956 se dedicó a escribir, logrando un importante éxito literario bajo el pseudónimo de Ruth Werner.
Sus hijos, llegó a tener tres, nunca supieron a lo que se dedicaba su madre hasta que esta fue muy mayor y ellos adultos, aunque siempre tuvieron a Úrsula como una madre solícita que siempre se preocupó por ellos.
Un nuevo libro de uno de los escritores que mejor ha sabido reflejar lo que fue el espionaje en la Guerra Fría que enfrentó al Bloque Soviético con Occidente.
Fuente – EL PAÍS / Lavrenti Beria en Wikipedia
Imagen – Tim Reckmann / J. P. P. Bolger / Recuerdos de Pandora / Mateo Parrilla / Jeff Keyzer / John Crowley / Ángel Arcones