Con los corsarios del Golfo de Sarawak

La editorial Cátedra presenta una reedición de El Corsario Negro, al que se añade un sesudo ensayo sobre Emilio Salgari y su obra, escrito por el académico José Abad, donde descifra para los lectores la poliédrica personalidad del autor italiano que tanto ha hecho disfrutar con sus novelas

La Editorial Cátedra recupera El Corsario Negro, una de las obras más celebradas de Emilio Salgari, en conmemoración del célebre autor italiano.

En el mismo volumen se presenta un estudio retrospectivo de la obra del autor, de entre otros, 20.000 leguas de viaje submarino.

Un autor que no envejece

Emilio Salgari, o mejor dicho sus obras, son de esos raros autores en los que el tiempo parece no pasar, y sus obras siguen haciendo, generación a generación, las delicias de los lectores más jóvenes.

Bien es cierto que esa situación la comparte con otros autores con obras inmortales: Jack London de La llamada de la naturaleza, el Jules Verne de Veinte mil leguas de viaje submarino o el H. G. Wells de La máquina del tiempo.

Además, la más interesante de ese fenómeno tiene que ver con el hecho de que las novelas de Emilio Salgari han hecho las delicias de importantes escritores, que luego han elaborado sus textos a partir de los aprendizajes que lograron con esas lecturas.

Desde Umberto Eco a Juan Marsé son legión los escritores, y escritoras, que han tomado como modelo obras como 20.000 leguas de viaje submarino o con Los piratas de Malasia, por citar solo dos de las obras del veronés.

La novela y algo más

Además de poder disfrutar de El Corsario Negro, en la reedición de Cátedra también vamos a poder leer un ensayo del académico José Abad, sobre el universo de las obras de Emilio Salgari.

Lo primero que sorprende es un hecho poco conocido: Emilio Salgari invento casi toda su biografía, atribuyéndose haber visitado centenares de países por su profesión de marino.

De hecho, retó a duelo a un periodista que había puesto en duda que hubiese sido capitán de barco, lo cual no dejaba de ser otra falsedad.

La realidad es que fue un jornalero de la escritura que tenía que «producir» ingentes cantidades de texto para poder sobrevivir, y así se explica su fecunda obra.

De hecho, y para poder vender más obras, escribió muchas de ellas con pseudónimo para poder saltarse a la torera cláusulas de exclusividad, convirtiéndose prácticamente en una marca comercial.

Debido a la popularidad de sus obras, no es de extrañar que apareciesen muchos libros firmados por él que no eran sino textos apócrifos, aunque rentaron buenos dividendos a sus autores.

La carrera literaria, y también a vital, de Emilio Salgari concluyó a los 48 años, ya que no pudiendo costear los cuidados de una esposa que sufría de enfermedad mental, decidió suicidarse.

Un sainete como argumento

En El Corsario Negro nos encontramos de bruces con Emilio de Roccanera, un corsario permanentemente enlutado cuya máxima es lavar en honor de su familia.

Una novela en la cual Roccanera quiere vengarse de un hombre holandés, que, gracias a la traición a su familia, logra convertirse en un importante cargo al servicio de la Corona española.

El Corsario Negro es un carrusel constante que no deja espacio para el aburrimiento, y que, a lo largo de sus páginas nos vamos a poder encontrar con persecuciones por mar y por tierra y también batallas en el mar y cercos de ciudades en tierra.

Además, el periplo de Roccanera nos llevará a lugares tan distantes como Haití y su celebérrima isla Tortuga y también hasta la venezolana Maracaibo, y a unos territorios repletos de piratas y de corsarios.

A pesar de que hasta cierto punto Salgari dulcifica la figura de los piratas y de los corsarios, en ciertas páginas no deja de demostrar, con todo su realismo, la violenta vida que vivían aquellos que gozaban de patente de corso.

En busca de la libertad

Es la libertad lo que realmente busca Emilio Salgari con sus obras, y esa búsqueda la pone en manos de los corsarios y los piratas que pueblan El Corsario Negro.

A diferencia de otros autores no hace una interpretación geoestratégica de los piratas y los corsarios, algo que, si hacen algunos de escritores anglosajones coetáneos del autor, de entre otras, La montaña de luz.

Para esos autores, principalmente británicos, los corsarios y los piratas serían luchadores por la libertad, que intentan luchar contra el imperialismo español, sin olvidar que Reino Unido también tuvo su imperio.

Piratas en Somalia

Pero para hablar de piratería y de corsarios no tenemos que volver al siglo XIX y «bucear» entre las páginas de las novelas de Emilio Salgari.

Todavía hoy, en determinadas zonas del globo, como es el caso del Somalia, todavía es posible encontrar piratas, aunque su actividad no está permeada con el romanticismo que Salgari estableció para sus corsarios.

En el caso de las costas somalíes, los piratas intentan secuestrar embarcaciones, aunque la presencia militar, entre ella fragatas españolas, lo está impidiendo.

Sin embargo, los barcos de las armadas de la coalición no creen equivocarse cuando piensan que en el momento en que los barcos de guerra dejen la zona, la piratería volverá.

Por el momento, los barcos piratas descansan en tierra y los piratas se dedican a lucrativos negocios en tierra, como son el tráfico de drogas y el tráfico de armas.

La Operación Atalanta, una coalición de naciones que han enviado a barcos de guerra a esa zona para dar seguridad a la marina mercante, cesará en diciembre del 2022, y todos piensan en que se prorrogue.

Ante la presión ante las costas somalíes, está comenzando a reproducirse la piratería en el golfo de Guinea, donde los piratas tienen especial predilección por los barcos pesqueros, que luego pueden utilizar como barcos nodrizas para sus ataques.

Muchas veces la represión de la piratería en esa zona deviene en imposible ya que las autoridades suelen estar compinchados con los piratas que asolan aquellas costas.

Fuente – el diario / La Voz de Galicia

Imagen – Attic / Kate Hasskel / Michal Paluchowski / Snake Eyes / Clare Wilkinson / Defence Images

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