
El proceso de descolonización del Sáhara, que Isaías Barreñada aborda en Breve historia del Sáhara Occidental. Resistencia frente a ‘realpolitik’ es un proceso complejo, pero con solución, aunque esta sea difícil. Mientras tanto el plan de autonomía del gobierno marroquí participa en la pugna parlamentaria en la Carrera de San Jerónimo
La memoria colectiva del Sáhara es también española, no en vano fueron miles los españoles que vivieron en esas tierras durante el protectorado.
De hecho, para muchos españoles de la península, hablar del Sáhara era hablar de algo exótico que atraía, tanto que en la serie de sellos sobre trajes regionales que emitió Correos entre los años 1967 y 1972 los más codiciados eran los del norte de África.
Es también durante esos años donde se fragua la resistencia anticolonial del pueblo saharaui y cuando el incipiente Reino de Marruecos comienza a pensar poner sus garras totalitarias – en aquella época España tampoco era una democracia – sobre ese territorio.
De lo literario a lo académico, pasando por lo político

Esos sentimientos ante el territorio norteafricano perdido, que fue la patria emocional de muchos niños que ahora ya son sexagenarios, han perlado las aproximaciones literarias a la extinta provincia de Ifni.
Y desde lo académico, tampoco se ha escrito la obra definitiva sobre el Sáhara, ya que, al menos en España, al problema de la descolonización no se le han dedicado ni demasiados recursos ni demasiada investigación.
En el terreno de la política, no se ha tenido la responsabilidad de lograr un arreglo justo entre marroquíes y saharauis, una irresponsabilidad si tenemos en cuenta que aquellas tierras pertenecieron al imperio colonial español entre los años 1884 a 1975.
Un cúmulo de intereses en un nudo inextricable

Todo ello hace que, inclusive entrado el siglo XXI, se pueda seguir hablando de una descolonización cerrada en falso, y una nueva colonización, esta vez por parte marroquí.
En el Sáhara se mezclan, de una manera enrevesada, intereses de todo tipo: políticos, económicos, geoestratégicos, jurídicos y hasta culturales.
Inclusive en Breve historia del Sáhara Occidental. Resistencia frente a ‘realpolitik’, el ensayista Isaías Barreñada se permite establecer un paralelismo con el conflicto enquistado entre israelíes y palestinos.
El nuevo colonizador del Sáhara Occidental es Marruecos, tal como ha reconocido hasta la Organización de Naciones Unidas, que propone para ese territorio un referéndum de autodeterminación.
Pero ahora, las tornas han cambiado, después del espaldarazo de la administración Trump dio al plan de autonomía que Marruecos ha diseñado para el Sáhara Occidental, un nuevo protectorado de facto.
No reconocer la realidad

Uno de los problemas capitales del conflicto pasa por el hecho de que Marruecos nunca ha reconocido que está ocupando el Sáhara Occidental.
Aceptar la ocupación obligaría a que Marruecos tuviese que cumplir la Convención de Ginebra, algo que no le interesa, ya que tendría que permitir un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental.
Mientras tanto el pueblo saharaui sigue resistiendo y luchando como puede, en algunos momentos con las armas en las manos, otras en el terreno diplomático, e inclusive con campañas de desobediencia civil.
También llegado el momento, la resistencia saharaui ha internacionalizado el conflicto, muchas veces con gran éxito, y viva muestra de ello es el reconocimiento por la ONU de que de facto son un territorio ocupado.
Una puerta abierta a la esperanza
El diagnóstico de Barreñada es que el conflicto del Sáhara Occidental si tiene solución, a pesar de que esa solución sea enormemente compleja, y su desarrollo, en caso de que se pueda, sea cuestión de muchos años.
A pesar de que esa solución no contará con la ayuda del Estado español, habida cuenta de que Pedro Sánchez acaba de dar su pláceme al plan de autonomía del Sáhara Occidental, aunque no es el único país europeo que también lo apoya.
De hecho, varios grupos políticos con representación en la Carrera de San Jerónimo apoyan sin ambages al pueblo saharaui y sus reivindicaciones, caso de ERC, Bildu y BNG.
De hecho, en el reciente Debate sobre el Estado de la Nación han exigido que el gobierno español recule en su decisión de apoyar, aunque sea tácitamente, el plan marroquí sobre el Sáhara.
Actividad parlamentaria

ERC y Bildu han registrado una iniciativa parlamentaria en la cual se subraya la responsabilidad histórica de España con su antiguo protectorado y de la deuda moral de los españoles con el pueblo saharaui.
La propuesta no tiene muchos visos de salir adelante, aunque solo sea por aritmética parlamentaria, ya que ambas formaciones solo suman unos magros 18 diputados.
Otra de las peticiones históricas de la progresía parlamentaria española consiste en lograr que los representantes del Frente Polisario en España vean reconocido su estatus diplomático.
Otro de los hitos a lograr sería que España impulsase en los foros internacionales en los que participa la descolonización efectiva del Sáhara Occidental aplicando el derecho internacional.
Mientras tanto el PP

Como dice el refranero popular que “A rio revuelto, ganancia de pescadores”, el PP también ha querido terciar en la polémica, pero utilizando como catapulta el deterioro en las relaciones diplomáticas y económicas con Argelia.
Cabe recordar que Argelia ha dejado de considerar a España como socio estratégico a raíz del apoyo del gobierno al plan de autonomía del Sáhara pergeñado por la corte alauí.
En el reciente Debate sobre el Estado de la Nación, la portavoz popular, Cuca Gamarra, utilizó como ariete contra el gobierno el deterioro de las relaciones económicas con el país que gobierna Aiman Benabderrahmane.
Es cierto que Argelia es para España, o lo era hasta ahora, el principal suministrador de gas natural, un bien preciado por toda Europa después de que, por la política de sanciones, Rusia haya decidido casi cerrar el grifo de las exportaciones.
Ante esta situación, el gobierno de Pedro Sánchez, ha tenido que optar de activar la opción norteamericana, y en estos momentos, Estados Unidos se ha convertido en el máximo proveedor de GLP que tiene España.
Nuestro país tiene a su favor que tiene la mayor red de regasificadoras que hay en Europa y muchas de ellas están situadas en los principales puertos españoles, por lo que en principio no se esperan restricciones este próximo invierno.
Fuente – EL PAÍS / europa press / AMNISTÍA INTERNACIONAL
Imagen – Flow / Doctor Yuri / Magharebia / Jasmine Halki / Tomukas / Cristian Cifuentes