La literatura española desde los años 70 del pasado siglo hasta nuestros días no se entendería sin la concurrencia de Eduardo Mendoza y Fernando Savater. Mientras que el primero ha cultivado todos los géneros literarios, Mendoza concibió un parteaguas con la publicación, sorteando la censura franquista a duras penas, de “La verdad sobre el Caso Savolta”
Corrían los últimos años del franquismo, cando un joven filósofo donostiarra, ahora filósofo y escritor reputado, llegó a Nueva York y contactó con un veinteañero barcelonés que trabajaba como traductor en la ONU.
Andando por la Manhattan el barcelonés comentó a joven filósofo que estaba escribiendo su primera novela, una thriller policiaco al cual pretendía poner el título de Los soldados de Cataluña, un relato policiaco trufado de mucho humor e ironía cuyas coordenadas estaban ancladas en los primeros años del siglo XX en Barcelona.
Cuando Eduardo Mendoza, ese era el nombre del traductor de las Naciones Unidas, presentó el original a los censores franquistas, estos quisieron ver en el título un velado apoyo al independentismo y no dudaron en calificar el original como “novelón estúpido y confuso, escrito sin pies ni cabeza”.
Decir que la novela finalmente se acabó titulando La verdad del caso Savolta y desde su publicación fue un éxito de público y de crítica, una novela con muchas reediciones a sus espaldas. En el año 1975 ganó el Premio de la Crítica y poco después fallecía el dictador Franco.
Fernando Savater también, con el tiempo, ha logrado llenar los expositores de las librerías de grandes éxitos literarios. Quizás el libro más conocido de Savater fue el que publicó en el año 1991, un tratado filosófico dedicado a su hijo con el título de Ética para Amador.
¡Qué no decir de Eduardo Mendoza! El autor barcelonés formó parte de un movimiento literario que quiso dejar el experimentalismo dominante en los años 70 del pasado siglo y volver al placer de contar por contar. En ese mismo movimiento estuvieron presentes también Juan Marsé o Juan García Hortelano que recuperaron lo que se ha venido en llamar novela tradicional.
Los estudiantes de bachillerato de los años 80 y 90 recordarán que las tres obras que había que leer obligatoriamente en la asignatura de Literatura eran La Colmena de Camilo José Cela, Tiempo de Silencio de Luis Martín Santos y La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza.
En las tres novelas vemos aparecer los albores del realismo social que nació casi al mismo tiempo que La Colmena, tuvo su máximo esplendor con Tiempo de Silencio y se consolidó con La verdad sobre el caso Savolta.
Más información – La fértil literatura de los años 80
Fuente – Diario El País
Imagen – Piotr Drabick