En el oficio de librero aún quedan muchas cosas por inventar. En esta ocasión nos vamos a territorio austral, concretamente a Montevideo dónde en el 2003 Alejandro Lagazeta abrió La Lupa, un librería que también es editorial, y que apuesta por el libro de calidad alejándose de la visión miope y mercantilista por la que apuestan las grandes superficies
Ser librero hoy en día no es una profesión fácil aunque como demuestra Alejandro Lagazeta solo hay que tener el suficiente empuje y dotar a la aventura de ciertas dosis de romanticismo, y por qué no, de locura, aunque esta última sea benigna. Lagazeta es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y como el mismo dice, “una vez que uno entra en el mundo del libro ya no puede salir”.
Lagazeta comenzó trabajando como librero de lance vendiendo libro usados en la feria de Tristán Narvaja de la capital uruguaya. A medida que avanzaba en la profesión comenzó a comprar libros recién editados para incorporarlos al puesto y venderlos, llegando a contratar a cuatro personas en el puesto que todavía tiene en la calle Paysandú.
Un buen día Lagazeta decidió que quería abrir una librería y además tenía en mente un concepto muy peculiar de librería, fuera de los cánones tradicionales. Con el dinero que tenía ahorrado, en el año 2009 se hizo con el traspaso de la librería La Lupa.
Dos años después ve la luz Criatura Editora, una nueva y fresca propuesta editorial montevideana que publica seis textos por semestre. La última aventura del librero Lagazeta ha sido aliarse con Eterna Cadencia – librería y editorial argentinas – para crear una distribuidora que dé servicio a ambos países.
Uno de sus primeros proyectos en común es lograr gran circulación de un tipo de literatura que no es habitual para el lector adulto y al mismo tiempo especializarse en la literatura infantil y juvenil. Accesoriamente están preparando un portal en internet que sería al mismo tiempo librería online y campus virtual de formación.
La Lupa se ha configurado como un coqueto, pequeño y acogedor local en la cual se pueden encontrar títulos de gran calidad huyendo en la medida de lo posible de los best seller. Además las políticas de devolución de ejemplares a las editoriales no sigue la política de las grandes superficies; un libro puede estar meses sin venderse sin que sea removido de los expositores.
Más información – Día del Libro 2014, momento de hacer balance
Fuente – El Observador
Imagen – M. C. Bob Leonard