Juan Gabriel Vásquez acaba de publicar “La forma de las ruinas”, en la cual tomando como base el asesinato en 1948 de Jorge Eliécer Gaitán, el texto se sirve para desplegar un interesante tratado sobre lo que han sido las teorías de la conspiración desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días
Y lo hace en su último libro editado, La forma de las ruinas, una novela de ficción, en la cual toma como tema central el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, sucedido en el año 1948. Aquel era, casi como ahora a no ser que las conversaciones que se están realizando en La Habana lleguen a buen puerto, un tiempo de violencia política entre guerrillas, paramilitares y narcos.
Juan Gabriel Vásquez se convierte nuevamente en el narrador al cual la historia que cuenta le sirve para indagar en el pasado que lleva cubriendo de sangre más de 50 años la tierra colombiana. Esta indagación ya la había realizado en El ruido de las cosas al caer, pero ahora viaja mucho más atrás, hasta el asesinato de Gaitán e inclusive llega hasta el año 1914, al magnicidio del liberal Rafael Uribe.
En el tiempo que media entre los dos asesinatos, el autor colombiano compone un fresco en el cual más que la historia concreta y la indagación en la historia reciente de Colombia, habla de impunidad, una impunidad por la cual miles de asesinatos y desapariciones todavía a día de hoy carecen de culpable.
A pesar de que el libro abre con el magnicidio de Gaitán, pronto el lector es dirigido al crimen en el cual falleció Rafael Uribe. Entre esos dos hechos históricos a Juan Gabriel Vásquez le da tiempo a hacer profundas reflexiones sobre los fantasmas del pasado, la herencia, la culpa, las dudas y los temores de una época de la historia de Colombia.
En el libro es el protagonista, el joven abogado Anzola, el encargado de reconstruir el asesinato de Uribe en el año 1914. La reconstrucción ficticia de lo que pudieron ser las pesquisas para determinar quién o quiénes fueron los asesinos. El libro adquiere tintes de brillantez al escenificar las vibrantes jornadas del juicio.
Juan Gabriel Vásquez destaca también en la construcción psicológica del abogado Anzola en donde retrata este, a veces como un luchador por la justicia y a la verdad, aunque en otros episodios lo muestra como un conspiparanoico que ve tramas negras allí dónde posa la vista.
La forma de las ruinas es también, si se mira desde otro ángulo, en un tratado de cómo han evolucionado las teorías de la conspiración desde comienzos del siglo XX hasta ahora. Acierta el autor a la hora de mostrar las diversas teorías, muchas de ellas razonables y otras que entran directamente en la categoría del delirio.
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Fuente – Diario El País
Imagen – James Emery