Las claves de la Obra de Mario Vargas – Llosa

casitodaslasletras10032016

A pesar de que en la extensa obra de Mario Vargas – Llosa pululan cientos de personajes distintos muchos de ellos presentan el mismo aspecto: individuos dotados de moralidad que tienen que vivir en medios pervertidos por la inmoralidad, fanáticos que son un peligro para la sociedad en la que viven ya que no dudan en sacrificar a quien haga falta para ver triunfar sus ideas (muchas veces políticas) e individuos que huyen de la realidad y se refugian en el arte

De la obra de Mario Vargas – Llosa se puede extraer las esencias, esos puntos clave que definen la larga obra del escritor peruano. Una de esas claves es la tensión que se establece entre el individuo y la sociedad.

El propio escritor ha definido a los escritores en solo dos tipos: los unos son los que utiliza la novela para la exploración temas e indagar en los mismos y el otro grupo, aquellos en los cuales en todas sus obras acaban saliendo sus mismos temas.

A pesar de que el propio Vargas – Llosa se considera como un escritor que utiliza sus novelas para explorar diferentes temas, de la lectura atenta de sus obras se puede extraer un corpus de sus obsesiones y sus demonios.

Uno de estos temas, que se puede datar entre La ciudad y los perros y Conversación en la Catedral tiene que ver con el dilema moral de quien intenta ser un individuo virtuoso en una sociedad podrida de corrupción que además funciona por principios autoritarios.

Para plasmar esa idea Vargas – Llosa muestra un gran fresco de la vida diaria de los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado dónde esos jóvenes tienen que recurrir a la violencia y a la mentira para sobrevivir en un medio sin ley. A pesar de que los padres de los cadetes creen que se les inculcan altos valores morales, en realidad los alumnos son educados en el machismo, el clasismo y la corrupción.

En dicho medio, como se ve a medida que se lee la novela, el idealismo del teniente Gamboa solo le proporcionan desdichas. Los únicos que sobreviven son aquellos que se adapta desarrollando una hipocresía muy marcada, como es el caso de Alberto Fernández o los que se rigen por primitivos códigos de lealtad y venganza como Jaguar.

Algo parecido pasa con Zavalita de Conversacion en la Catedral. La novela se encuentra ambientada durante la dictadura del General Odría, en los años 50 del pasado siglo; en esa época Zavalita hace todo lo posible por escapar a la podredumbre moral de la burguesía limeña a la que pertenece.

A pesar de que su padre se ha enriquecido gracias a los favores de Odría, la falta de convicciones de Zavalita hace que el único escape moral que le quede sea fracasar en lo que es una sociedad putrefacta.

Sin embargo, en la obras que Vargas – Llosa escribe a partir de los años 80 del pasado siglo se encuentran plagada de personajes que demuestran cómo el actuar a partir de sus ideas fanáticas pueden ser un peligro para la sociedad en la que viven.

Uno de estos personajes, que aparece en su novela La guerra del fin de mundo, es Galileo Gall, el anarquista escocés que intoxicado por sus propias ideas identifica erróneamente lo que es un movimiento milenarista de un grupo de fanáticos religiosos, con un movimiento armado de corte anarquista.

A pesar de que El sueño del Celta es una obra del 2010, en la figura de Roger Casement podemos encontrar como una idea moral pervertida puede producir, como en el caso del personaje que nos ocupa, una defensor de los derechos humanos y al mismo tiempo en un furibundo nacionalista que no duda en inmolar a toda una generación en la búsqueda de un grial lleno de identidades – políticas, culturales y raciales – que solo moran en la mente del nacionalismo irlandés.

Este esquema se reproduce en La fiesta del chivo, en dónde aterrizamos en la dictadura del General Trujillo en República Dominicana, un liberticida visionario que creía que había sido señalado por Dios para redimir al pueblo dominicano, cuando lo único que logró el dictador es enriquecerse mientras reducía al país en un baño de sangre.

Individuos, o individuo en el caso del Paul Gauguin protagonista de El paraíso en la otra esquina, que se ven impelidos por el fanatismo también los hay en varias obras del Nobel peruano, pero de una nueva tipología: si bien rechazan la realidad como alguno de los liberticidas y tiranos que pueblan los libros de Vargas – Llosa, en estos casos esa huida de la realidad lleva a volcarse en arte.

Personajes como el propio Gauguin o los requiebros erotómanos de Don Rigoberto en Elogio de la madrastra y también la Otilita de Las travesuras de la niña mala cuya hartazgo de la realidad le lleva a fantasear con las otras vidas posibles.

Más información – Vargas – Llosa promete nueva novela antes de cumplir 8 años

Fuente – Diario El País

Imagen – Galería del Ministerio de Defensa del Perú

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