La historiadora de la Universidad de Buffalo, Despina Stratigakos, nos cuenta en su libro “Hitler at Home” como fue el proceso por el cual, y gracias a la propaganda en la cual también participaron medios de comunicación occidentales, se convirtió a un hombre bajito, con poco carisma y dificultades para comunicarse, en un estadista que rigió más de 10 años los designios de Alemania y que cometió tropelías como el genocidio judío y la II Guerra Mundial
Todo lo cuenta una historiadora de la Universidad de Buffalo (Nueva York, Estados Unidos de América) en un libro titulado Hitler at home. Despina Stratigakos, así se llama la historiadora, nos cuenta página a página como un hombre feo, rencoroso, psicópata y bajito, nos referimos a Hitler, pudo convertirse en un encantador de serpientes y seducir a más de 65 millones de alemanes.
Realmente y tal como se describe en Hitler at home, el encumbrar a un personaje poco agraciado a la máxima magistratura alemana y a un caudillo que llevó a Alemania a la II Guerra Mundial, fue un proceso de construcción del personaje, al que no fueron ajenos incluso muchos medios norteamericanos, y entre ellos The New York Times.
La ascensión al poder de Hitler y su NSDAP se produce en un contexto mundial, años 30 del pasado siglo, en el cual tuvo su máxima expresión el fenómeno de las celebrities. Fueron el departamento de propaganda nazi el que convirtió a Hitler, de un hombre anodino, en un personaje interesante, culto y refinado.
Para lograrlo los propagandistas del régimen nazi pusieron el foco sobre la vida privada de Hitler: su gusto por los perros y por los niños, mostrándolo en escenas hogareñas en entornos creados artificialmente para dar una sensación de calidez que no tenía.
Gracias a esa propaganda, la población alemana y la europea creyeron ver que tras la hierática apariencia del Führer se encontraba un hombre hogareño y sensible. En extender esa idea colaboró inclusive la presa extranjera, con The New York Times a la cabeza.
El 20 de agosto de 1939, el citado rotativo neoyorkino publicaba un reportaje en el cual el centro era el fotogénico Adolf Hitler. Las fotografías, realizadas en los Alpes Bávaros, en la casa de campo de Berchtesgaden en el cual Hitler descansaba en vacaciones, muestran al futuro genocida en la intimidad del hogar.
En esas fotografías se puede ver a Hitler leyendo el periódico sobre una mesa adornada con flores y rodeado de un mobiliario alemán que acentuaba la sensación de calidez del hogar. Hay que hacer mención que el reportaje se publicó 12 días antes de que Alemania invadiera Polonia y con ello se iniciara la conflagración más brutal de la que ha sido testigo la humanidad: la II Guerra Mundial.
Otro de los rotativos que ayudó a extender la idea que el canciller alemán era un dechado de virtudes humanísticas fue el Times británico, al que el medio de comunicación conservador comenzó a sacar en sus páginas a partir del 1930.
En sus páginas se pudo ver desde una entrevista con el peluquero personal del Führer hasta artículos hagiográficos en los cuales se comparaba a Hitler con Jesucristo, pasando por la presencia de Hitler en el sepelio de la hermana del filósofo alemán Friedrich Nietzsche.
De hecho en las páginas de Times se llegaron a publicar declaraciones del futuro Führer alemán en el cual negaba que él o su partido tuviese cualquier tipo de componente antisemita en su ideología política.
Inclusive se llegó a la demencial situación que, mientras que la revista británica Casa & Jardin alababa y hacia un completo reportaje fotográfico sobre la propiedad inmobiliaria en la que Hitler se solazaba en sus vacaciones, en Alemania se desarrollaba la Noche de los Cristales Rotos.
En esa aciaga noche más de siete mil negocios propiedad de judíos y mil sinagogas eran destruidos y quemados por las SA, las tropas de asalto del Partido Nazi. Ese mismo día también se detuvo a más de 30.000 judíos alemanes que serían exterminados en los campos de concentración de Buchenwald, Dachau y Sachsenhausen.
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Fuente – El Diario
Imagen – IMS Digital Collections