El Premio Nobel de Literatura es el máximo galardón al que puede aspirar cualquier escritor. Por lo general los nominados suelen ser escritores y escritoras con una impresionante producción y con un buen número de lectores. Sin embargo, a escritores que cumplen esos requisitos, el Premio Noble les es esquivo. En cinco artículos os contamos más sobre esos literatos nunca elegidos
Mario Vargas – Llosa, Camilo José Cela, o J. M. Coetzee, por citar solo tres nombres, son tres escritores que han conseguido el máximo galardón en lo que a literatura se refiere: el Premio Nobel de Literatura que todos los años entrega la Academia Sueca.
Tiene calidad, millones leen sus libros y tienen detrás a auténticos gigantes editoriales…, pero para lograr el Premio Nobel de Literatura parece que también se necesitan otros ingredientes, que no se conocen, como la fórmula de la coca – cola.
A escritores que tienen similar calidad, sus lectores se cuentan por legiones y publican en los grandes sellos editoriales el Premio Nobel les es esquivo aunque casi siempre están en las quinielas, año tras año.
Aquí os vamos a referir a quince escritores a los cuales el premio que instituyera Alfred Nobel en año 1900 les ha sido, al menos a hasta ahora, esquivo. Por razones de espacio y teniendo en cuenta que el medio, me refiero a los blogs, no son amigos de las grandes parrafadas, vamos a dividir este artículo en tres partes.
Uno de los escritores a los cuales el Premio Nobel de Literatura les lleva años siendo esquivo es el japonés Haruki Murakami. Nacido en el año 1949, sus críticos le achacan que tiene una fórmula literaria que aplica a todos sus libros.
Sus fieles seguidores, sin embargo, destacan de su literatura la capacidad de hacer una sabia mezcla de los elementos oníricos de la cultura japonesa con la cultura pop occidental. También destaca como traductor, habiendo transcrito a japonés obras de primeros espadas de la literatura occidental como Scott Fitzgerald o Raymond Carver.
Entre las razones que explican que el Nobel el haya sido esquivo se encuentra que ser superventas en una losa muy pesada como para que se le conceda el Nobel de Literatura, aunque todo apunta a que en el 2017 se podría romper la maldición que pesa sobre este escritor nipón.
Otro de los escritores al que el Nobel de Literatura lleva rondando años, sin que se lo hayan concedido es el escritor keniata Ngugi Wa Thiong’o (Limuru, 1938). Son ya seis años los que le lleva rondando el máximo premio de las letras mundiales. Además de escritor ha sido un conocido activista político, lo que le ha valido cárcel, treinta años de exilio y tres intentos de asesinato.
Su tema principal han sido los derechos humanos, que ha tratado tanto en obras de ficción como en ensayos. Fue el primer escritor del África Oriental en publicar un libro en inglés lo que hizo que comenzase a ser conocido en el mercado anglosajón.
En el 2013 su nombre sonó insistentemente como Premio Nobel de Literatura, aunque desgraciadamente fue Alice Munro la que se llevó el gato al agua. Quizás sean El brujo del cuervo o El diablo de la cruz sus libros más personales y que mejor sintetizan lo que es su literatura.
La última escritora que trataremos en esta primera parte es la neoyorkina Joyce Carol Oates, una escritora que no dejó indiferente ni a Truman Capote, que la odiaba, ni a Norman Mailer que admiraba el uso que hacía de la violencia en sus obras literarias.
Lo descarnado de sus obras ha hecho que muchos críticos literarios consideren que su obra es un género en sí mismo. Dotada de una gran vitalidad, con sus 80 años sigue dando clase en la Universidad de Priceton.
Con más de 100 libros a sus espaldas, la crítica siempre ha puesto en tela de juicio su constante uso de la violencia, lo que la escritora considera “insultante, ignorante y sexista”. Quien quiera acercase por primera vez a su producción literaria, encontrará muy significativos Mamá, la hija del sepulturero y Blonde, una biografía de Marilyn Monroe.
Más información – Murakami se confiesa molesto por no haber recibido todavía el Premio Nobel de Literatura
Fuente – El Diario
Imagen – José Sa