Seix Barral presenta “Una librería en Berlín” el relato autobiográfico de una mujer judía que tuvo que huir de la Alemania nazi antes de que se desencadenara el Holocausto. Este texto, hallado en un mercadillo de la ciudad francesa de Niza en 2010, se convierte un relato coral de los judíos que fueron exterminados por la locura nazi
En un mercadillo de la ciudad francesa de Niza apareció en el año 2010 un importante documento histórico que contaba de primera mano lo que fue la persecución nazi en Polonia durante la II Guerra Mundial.
Ahora y bajo el título de Una librería en Berlín, ve la luz traducida al castellano de la mano de la Editorial Seix Barral. Se trata de un relato, autobiográfico, de una judía polaca durante el Holocausto. Ahora la editorial que refundaron Víctor Seix y Carlos Barral la publica en castellano con el prólogo de Patrick Modiano.
Una librería de Berlín llega a los expositores de las librerías españolas después de haber sido un éxito editorial en Francia y se espera que el éxito en el país vecino tenga su réplica en España y posteriormente en los países de habla hispana.
Una librería en Berlín fue el único libro publicado por Françoise Frenkell y fue encontrado en un mercadillo de la ciudad francesa de Niza por el empeño de bibliófilo al cual prendó el volumen por su sobria portada y por su título, “Rien où poser la têtê, que se podría traducir al castellano como “Ningún sitio donde reclinar la cabeza”.
La lectura del relato también nos remite a su autora, una judía polaca que estableció la primera librería francesa de Berlín en el año 1921. Desencadenado el nazismo y sus leyes de persecución de los judíos, Frenkell huye a Paris y de allí a Niza.
La inminencia de una invasión alemana de Francia hace que la autora de Una librería en Berlín cruce la frontera con Suiza, después de dos intentos fallidos. La autora falleció en el año 1975 y casi no existen restos biográficos de su vida.
Tan solo se ha conservado su partida de nacimiento, un documento firmado en la frontera suiza al ingresar al país y un expediente de indemnización por los bienes que el régimen nazi le expolió. A pesar de que se han buscado fotografías de la autora del relato, no se ha encontrado ninguno.
Esos restos biográficos ya citados fueron encontrados en el fondo de un baúl, acompañados por un abrigo de piel de nutria, una gabardina negra, dos vestidos de punto, un paraguas, dos pares de zapatos y dos máquinas de escribir.
En su prólogo de Una librería en Berlín es que desconocemos absolutamente todo de la autora, lo que nos da pie a pensar de que es un relato perteneciente a una enorme masa coral que conforman los seis millones de judíos que perecieron en el Holocausto, comenta en el prólogo el Premio Nobel de Literatura 2014 Patrick Modiano.
La librera berlinesa concluyo Una librería en Berlín en el año 1944 a la orilla del Lago de los Cuatro Cantones, en el centro geográfico de Suiza. Un año después, en 1945, la ya cerrada Editorial Jeheber publicó el relato.
De cualquier modo Una librería en Berlín no es ni mucho menos un relato pormenorizado de las penalidades que tuvieron que soportar los judíos que tuvieron la suerte de poder escapar de Alemania antes de que se desencadenara el Holocausto.
Es más bien, un homenaje “a los hombres de buena voluntad y valentía inagotable que lograron resistir hasta el final”. Es tal el desapego del Holocausto que la autora de origen polaco no cita siquiera a Simon Rachenstein, su marido que pereció en el horror del campo de exterminio de Auschwitz en el año 1942.
Françoise Frenkell se enamoró de la literatura siendo una niña y en el libro recuerda que “podía pasar horas muertas hojeando un libro con imágenes o un gran volumen ilustrado”. Su librería berlinesa, La Maison du Livre, fue lo más parecido un templo de las letras por donde desfilaron escritores tan importantes como André Gide, Apollinaire o Colette.
La librería de Frenkell brilló con luz propia en la francófona Alemania del periodo de entreguerras, y fue ese compromiso de la librera con la cultura francesa y con los valores universalistas lo que hizo que cambiase su nombre de nacimiento, Frymeta, por el de François como un homenaje a Francia, su patria imaginaria.
La publicación ahora de Una librería de Berlín en siete idiomas ha sido un empeño personal de Thomas Simonnet, editor de la Editorial Gallimard y de Fréderic María, consultor de la editorial polaca POL y de la española Acantilado.
El relato está íntegro, tal como lo escribo la escritora perseguida por los nazis, y de hecho Fréderic María ha tenido que negar los derechos de publicación a varias editoriales que querían modificar el texto. Lo único que se ha cambiado son expresiones en desuso, y debido a que con ello el texto sería menos ininteligible.
El consultor de la Editorial Acantilado también ha documentado la existencia y la biografía, hasta dónde se ha podido esto último, de la autora de Una librería en Berlín, así como la autenticidad del texto.
Tal como comparte María, “Frenkel nunca dice explícitamente que es judía, pero se erige en portavoz de ese pueblo que busca la tierra prometida. Los editores que han podido trabajar sobre el texto están convencidos de que la falta de referentes históricos y biográficos sobre la autora israelita no hacen sino intensificar la experiencia de la lectura.
Tal como dice Patrick Modiano en el prólogo, “De ese modo, su libro será siempre para mí la carta de una desconocida, olvidada en la lista de correos desde hace una eternidad y que parece que recibes por error, aunque tal vez eras, en realidad, su destinatario”.
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Fuente – Diario El País
Imagen – Juan Antonio F. Segal