Antonio Enrique nos presenta “Boabdil”, una nueva aproximación, desde la novela histórica, a la historia del último sultán de Granada. A pesar de que el personaje histórico ha hecho correr ríos de tinta, la aproximación de Enrique al personajes histórico y a la rendición de la monarquía nazarí es novedosa y proteica
Boabdil el chico ha sido siempre una figura histórica controvertida ya que tuvo el dudoso honor de ser el último gobernante de Granada, último territorio conquistado por las huestes de los Reyes Católicos.
Abû ʿAbd Al·lâh «az-Zughbî» Mohammed ben Abî al-Hasan ʿAlî, su verdadero nombre, ha hecho, y sigue haciendo, que corran ríos de tinta sobre su figura y su biografía. No podemos dejar de recodar El manuscrito carmesí, uno de los libros más importantes de Antonio Gala que con este libro logró el Premio Planeta del año 1990.
Ahora le toca el turno a Antonio Enrique (Granada, 1953) que se encarga ahora de glosar la figura del que cuya madre dijo “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Nos encontramos aquí con una novela histórica en la cual se versan los últimos días del Reino de Granada y las cuitas de su rey.
Antonio Enrique ha demostrado con una larga trayectoria en el oficio de escribir que es impermeable a las modas que pretenden hacer de la literatura un objeto de consumo más y que en el peor de los sentidos implica que los libros deben ser fáciles de leer poniendo la calidad literaria en almoneda para conseguir libros que se vendan con churros.
En Boabdil nos encontramos de pronto con el último rey de Granada exhumando los restos de sus antepasados para trasladarlos y darles sepultura en la ciudad nazarí de Mondujar, evitando de este modo protegerlos del espolio y profanación de las tumbas por parte de la turbamulta que formaban los ejércitos cristianos de Isabel y Fernando.
A medida que se van exhumando los regios restos de sus antepasados, Boabdil va rememorando la historia de su dinastía lo cual implica también recordar la historia de Granada durante dos siglos y medio.
Por el relato pasarán 24 reyes entre los cuales encontraremos monarcas justos y prudentes, reyes insensatos, ascetas y personajes vencidos por la lujuria y por la enfermedad conquistadora.
A la luz de este relato se nos presenta Granada y la dinastía Nazarí como un reino que lucha agónicamente por sobrevivir y enfrentada a un trágico final que ya todos consideran como inevitable.
Llegado un punto del relato, Antonio Enrique, que también cultiva un punto iconoclasta que le hace huir del mainstream de la novela histórica, recurre para vehicular el relato al eunuco Ibrahim Eleazar, un viejo servidor en la corte del rey nazarí y que sirve para dar un punto de objetividad al relato.
Ibrahim nos contará los últimos estertores del reino nazarí, la rendición de Boabdil ante las tropas de los Reyes Católicos, y el ominoso título de Rey de las Alpujarras que los cristianos monarcas otorgarán al que fuera sultán de Granada.
Con esta novela Antonio Enrique también demuestra que cuando se olvida la Historia con mayúsculas, cosa que sucede a los pocos años de producirse el hecho histórico, lo que siempre queda, como un poso en una buena copa de vino, es la leyenda, que se va transmitiendo, mientras muta, a lo largo de los siglos.
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Fuente – Zenda Libros
Imagen – Keith Roper