El machismo sigue siendo un mal endémico también en la literatura y en la industria editorial. Ahora una campaña iniciada en Twitter por la escritora Joanne Harris con el hastag #ThingsOnlyWomenWritersHear, pretende visibilizar los micromachismos y grandes machismos que todavía perviven en el sector editorial. La campaña ha recibido cientos de aportes y desgraciadamente muestras del machismo más troglodita.
Una reciente campaña en Twitter, bajo el hastag #ThingsOnlyWomenWritersHear pretende visibilizar los micromachimos que las escritoras sufren y no cuentan en las entrevistas.
Han sido miles las escritoras que han participado en la campaña contando sus experiencias con los grandes y pequeños machismos que han sufrido y sufren en su condición de escritoras y mujeres.
El gremio de libro está acostumbrado a dedicar el día del libro, entre otras cosas, a visibilizar la falta de equidad de género que las escritoras, libreras y demás personal del sector. El Día de Libro es el casi el único momento del año en el cual se atiende a voces jóvenes y a géneros menores como puede ser la literatura manifiestamente feminista o la de temática LGTBI.
Sin embargo, algunas profesionales de la industria han decidido crear campañas permanentes para visibilizar la falta de equidad de género que también se vive en la industria editorial y en el mercado literario para lo cual han iniciado campañas que mayor duración temporal, y una de ella es esta se desarrolla en Twitter bajo el hastag #ThingsOnlyWomenWritersHear.
Una de las participantes, y la precursora, de la campaña, es la escritora Joanne Harris, contó la experiencia de lo que supone ser la principal fuente de ingresos de su familia. La autora, cuyo primer éxito fue su obra Chocolat, quiere poner en valor que las mujeres escritoras sacrifican mucho más que los hombres cuando deciden iniciar una carrera literaria.
En el caso concreto de Harris, tuvo que mantener su trabajo a tiempo completo como profesora, embarcarse en el proceso creativo para escribir Chocolat y el buen número de horas que lleva la escritura de un libro, mientras también se encargaba de la crianza de sus cuatro hijos.
Harris también ha querido poner en valor que “las mujeres siempre han sido sometidas a mucha más presión para justificar su deseo por escribir que los hombres”. A pesar que estas opiniones que supusieron una conmoción en Twitter, fueron muchas las profesionales de la industria editorial, desde escritoras, pasando por editoras o traductoras, que compartían su visión.
Una de las principales quejas que afloraron con la campaña fue que, entre otras cosas, la sociedad induce a las escritoras que ante todo pongan por delante el cuidado de su familia y que si el tiempo les da, se dediquen a escribir.
La campaña también puso, en tiempo real como permite Twitter, que muchas respuestas estuvieran impulsadas por el machismo más cavernícola, muchas veces también ágrafo: menosprecios, insultos o muestras del machismo que todavía habita nuestras sociedades.
Freixas considera que el machismo ahora ya no está en las leyes – las mujeres pueden votar, el adulterio femenino ya no se castiga o las mujeres pueden ingresar en casi cualquier profesión – pero el machismo implícito todavía está profundamente incardinado en la sociedad.
Comentarios como el que aportaba a la campaña una periodista, “quizás deberías rebajar tus expectativas e intentar escribir para una revista de mujeres” están todavía al orden del día. Y en el mercado literario ya hay estudios que muestran que los hombre leen menos libros escritos por escritoras, mientras que las mujeres no hacen distingos a la hora de leer independientemente que el autor sea del género femenino o masculino.
En ese aspecto una encuesta llevada a cabo en 2015 por el portal de internet Goodreads demostró que el 80% de los libros escritos por mujeres son leídos también por mujeres que también leyeron el 50% de los libros escritos por hombres.
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Fuente – El Diario
Imagen – Twitter